“Desde que tengo uso de razón él abusó de mí”
El padrastro de Agustina irá a juicio el próximo 30, acusado por abuso sexual. La denuncia la radicó su madre.
NEUQUÉN
La historia de Agustina Pampinella es tan impactante que pareciera no caber en sus 18 años. En esa vida que está comenzando, pero a la que tantas veces quiso ponerle fin, y en la que la anorexia la acecha en el ocaso de cada día.
“El origen de mi enfermedad es que fui abusada por quien consideraba mi figura paterna”, cuenta y agrega: “No voy a callarme: no es que tengo más coraje que otros, es que no quiero que siga pasando”.
Como tantas de esas 600 víctimas que denuncian cada año que padecieron un abuso sexual en la zona de Neuquén, Agustina fue abusada por su padrastro desde los dos a los siete años.
“Desde que tengo uso de la razón él abusó de mí y para mí era normal eso”, recordó la joven que explicó que “fue en la escuela que un día nos dieron una charla sobre el tema y ahí me di cuenta que no era normal, que estaba mal”.
victoria terzaghi
victoriat@rionegro.com.ar
Las marcas que afloran
Pero desde ese día pasaron años hasta que Agustina pudo confesarle a su madre lo que le había pasado. Y en esos años la anorexia que sigue enfrentando se desarrolló y la dejó al borde de la muerte con menos de 37 kilos a los 14 años.
“La anorexia es una forma de escape, pero por algo llegás a ahí, es una forma de manifestar lo que te pasa”, dice consciente de que deberá luchar contra ese fantasma el resto de su vida.
Entre las 25 internaciones que tuvo, hubo un psiquiatra con el que finalmente Agustina habló y abrió lo que fue una verdadera caja de Pandora. Lejos de liberarla, enfrentó su peor crisis con apenas 14 años: estuvo internada incluso en Buenos Aires, llegó a tomar hasta ocho pastillas de calmantes por día y a querer suicidarse varias veces.
Al final logró recuperar peso y fundamentalmente fuerzas para que su madre haga la denuncia por abuso sexual, por la cual su padrastro será llevado a juicio a partir del próximo lunes 30.
“Recuerdo la primera vez que abusó de mí. Fue cuando vivíamos en México y yo tenía dos años”, cuenta Agustina, y explica: “Me acuerdo porque tengo una imagen exacta de una frazada de Pocahontas que tenía”.
Los abusos continuaron hasta que su madre se separó de su padrastro. Para entonces, ya tenía siete años y además de los abusos había sido golpeada innumerables veces.
“Me pegaba cada vez que gritaba. Una vez creí que me iba a matar porque le mordí el pene y se enojó tanto que me metió la cabeza en el inodoro como hacía siempre, pero estaba vez tiraba una y otra vez la cadena”, contó Agustina y recordó que “ahí tenía entre cinco y seis años”.
Del dolor a la lucha
Para Agustina contar lo que le pasó es una necesidad porque como ella misma dice “en este momento un chico está siendo abusado y no importa de que clase social sea”.
Es por esto que con sus 18 años ya decidió formar una asociación para chicos abusados sexualmente: “Quiero ayudar a las personas que están pasando por esto porque es muy difícil entender lo que se siente”.
Y agregó que “necesitamos que la sociedad nos apoye en nuestro reclamo, que no es más que las leyes se cumplan y los jueces apliquen las penas que corresponden porque los abusos siguen pasando en todos lados”.
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