Descentralizar, un paso adelante

Por Alicia Drachemberg (*)

a persistencia de la crisis social en nuestro país, y su carácter tal vez estructural, colocan al Estado -en sus diferentes niveles- ante la necesidad de dar respuestas concretas a situaciones derivadas de la pobreza y el desamparo de amplios sectores de nuestra sociedad.

En los últimos días se ha hecho pública una polémica vinculada con el denominado “clientelismo político”, entendiéndose por tal las maniobras tendientes a generar un aprovechamiento electoral de la asistencia que brinda el Estado.

El cuestionamiento a este tipo de prácticas, que es saludable, no debe impedir sin embargo visualizar la necesidad de una política social muy concreta y dinámica que pueda dar respuestas directas a diferentes situaciones y realidades humanas.

Me he desempeñado durante ocho años al frente del área social de un municipio pequeño (Cervantes). A lo largo de este tiem-po he visto pasar, desde un nivel operativo concreto, diferentes gestiones de gobierno nacional y provincial, con sus respectivos planes y estrategias.

Esta experiencia me permite afirmar que existen y siempre han existido suficientes recursos para contener socialmente a los sectores que son expulsados temporaria o permanentemente de la vida laboral activa.

Los cambios de nombres o de metodologías de los programas no han sido significativos para el mayor o menor éxito de la política social.

Sí considero determinantes, en cambio, la existencia de un criterio que apunte a la descentralización de la gestión social de los recursos, el respeto de los niveles políticos por el desempeño de los técnicos sociales y la adopción de un criterio específico que permita dar respuestas a las necesidades elementales, pero construyendo al mismo tiempo desde esa asistencia un puente de comunicación y entendimiento de las personas, para trabajar sobre su autoestima y posibilidades de superación.

La demanda de asistencia

La demanda de alimentos y otro tipo de ayuda por parte de la gente es a veces fomentada por prácticas políticas clientelistas, lo que produce acostumbramiento y aceptación de la marginalidad.

Pero mayoritariamente surge por la situación de carencia de recursos que padece gran parte de la población, por la falta de trabajo.

Desde hace un año a esta parte algunos programas sociales se han descentralizado en Río Negro y los municipios deben realizar compras de productos y rendirlas oportunamente a la provincia.

Esta metodología se aplica en programas tales como el Pronur y Comedores Escolares. La descentralización favorece el “compre local” y crea posibilidades laborales a los desocupados (a través de los programas de empleo).

Evaluación

Para el éxito local de estos programas es importante que los centros de distribución cumplan en tiempo y forma con las remesas de fondos para poder constituir padrones únicos de beneficiarios y planificar las entregas.

Con respecto a los programas nutricionales, resulta fundamental que se conciban como asistencias temporarias, para que los beneficiarios al momento de incorporarse lo asuman como una situación excepcional, que abandonarán en la medida en que obtengan otras posibilidades de subsistencia.

También es fundamental estar atentos a las propias estrategias de supervivencia que desarrolla la gente (cría de animales, huertas, etc.), para apoyar y promover estas iniciativas.

El caso de los comedores comunitarios es un recurso extremo, pero dentro de las estrategias para enfrentar la problemática social es uno de los más negativos porque producen pasividad y resignación ante la realidad. La población pierde las más elementales responsabilidades hacia los suyos, como la elaboración diaria del alimento y la atención de los niños. Lo que se gana en términos de asistencia alimentaria, se pierde por desintegración familiar y desvalorización personal.

En síntesis, los fondos disponibles actualmente para los programas nutricionales son importantes y suficientes. Por eso es fundamental que prevalezca un criterio técnico y no político partidario a la hora de la distribución y que los mismos, una vez obtenidos, no sean afectados a otras áreas.

(*) Asistente Social

Municipalidad de Cervantes.


a persistencia de la crisis social en nuestro país, y su carácter tal vez estructural, colocan al Estado -en sus diferentes niveles- ante la necesidad de dar respuestas concretas a situaciones derivadas de la pobreza y el desamparo de amplios sectores de nuestra sociedad.

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