Desafían la crisis e invierten en Bariloche en plena pandemia
Cuatro emprendedores se animaron a abrir sus propios comercios a pesar del contexto del coronavirus. El rubro de alimentos y gastronomía es donde más se apuesta, pero resurge también una mirada hacia el público local.
Micaela, Brenda, Riky, Leonardo y Fernando no se conocen entre sí, pero tienen un eje en común: la pandemia los hizo pensar qué hacer y decidieron emprender sus propios negocios a pesar del contexto de crisis y todos destacan un saldo positivo en su desafío.
El cierre abrupto de la economía en marzo del año pasado, con el inicio de la cuarentena por la pandemia del coronavirus, dejó a miles de personas en problemas. Hubo unos 400 comercios que cerraron, según estima la cámara que los nuclea, pero al mismo tiempo surgieron nuevos emprendimientos, la mayoría vinculados al rubro alimenticio y gastronómico.
En los primeros meses de la pandemia fue un boom el resurgir de las verdulerías, con decenas de nuevos locales que buscaban sumarse a la oferta de productos esenciales, esos que la gente no relegaba de su lista de compras. Pero con el pasar del tiempo se evidenciaron otras alternativas de negocios en la ciudad, muchas de ellas llamativas, como la marisquería y gintonería que montó a pulmón Micaela Del Mastro en una zona comercial pero orientada a los residentes, lejos de los circuitos del turismo.
La Tazca, como llamó a su restaurante por un sobrenombre familiar de niña, abrió en septiembre del año pasado en Frey 468. “Cuando comencé con la idea eran muchos los comentarios negativos que recibía, pero para mí fue positivo, la cuarentena me hizo pensar y pensé qué hacer. Busqué alternativas en gastronomía porque soy de familia gastronómica y dije: marisquería y gintonería, es una buena combinación y no hay”, contó Micaela desde el prolijo local ambientado con una decoración marina.
Por entonces Micaela estaba sin trabajar, en marzo cuando todo cerró también lo hizo el parador de Bahía López en el que asistía a su padre, y al decidirse con su propio restaurante se puso manos a la obra con todo. “Apunté desde el comienzo al público local porque somos muchos en Bariloche y tenemos que tomar conciencia de que hay que ofrecer un servicio para los locales, que el turismo sea un extra”, destacó Micaela, que cada semana busca mariscos y pescados para sus platos, que llegan a Bariloche desde la costa atlántica o el Pacífico chileno.
Desde la apertura, La Tazca se fue afianzando y el “boca en boca” es su mejor estrategia. “Todos los que vinieron una vez, volvieron” destacó Micaela que en su carta tiene como destacado crepes de frutos de mar.
Al herrero Fernando Rey le ocurrió algo similar. En familia pensaron cómo expandir la comercialización de los productos artesanales con hierro que hace Fernando desde hace más de 30 años, que forman parte de otros comercios de decoración de Bariloche. “No tenía esa llegada directa con el turista y pensamos la opción de tener un local céntrico, con precios competitivos porque somos fabricantes”, destacó este emprendedor que montó en la calle Quaglia su comercio, mientras que a diario trabaja con sus hijos Santiago y Bautista en el taller ubicado en la calle Brown.
“Emprender parece difícil, pero se dieron las condiciones por casualidad y causalidad”, indicó Fernando que un mes atrás abrió el local de Hierros Patagónicos, que hoy atienden su pareja María Eugenia y su hija Itatí, con la expectativa de que habrá una temporada de invierno buena a pesar de las restricciones.
El primer mes de funcionamiento del comercio “sobrevivió”, dio lo justo para cubrir los costos, pero Fernando tiene optimismo: “Hay que seguir con lo que sabemos hacer”.
Leonardo Otheguy también quiso apostar a lo que sabe hacer. Es ingeniero en Alimentos y junto a Belén, una experimentada cocinera, decidió montar su propio negocio de comidas listas para servir, envasadas al vacío, con alta calidad y sabores intactos.
Tienda de Alimentos es una idea que lleva mucho tiempo y unos meses antes de la pandemia Leonardo había decidido avanzar un poco más y dejar atrás la etapa de “prueba piloto”. Con la cuarentena en curso, en 2020, se demoraron los planes, pero finalmente pudo montar la cocina en un espacio de la calle Rivadavia 105 y hoy ofrece variados platos por e-commerce y redes sociales.
“Pensamos un producto que sea para comer todos los días, no tan gourmet, y a su vez que sea especial en la cocción, hay platos que llevan 20 horas de cocción y con el envasado al vacío no se pierden los sabores”, relató Leonardo que tiene entre sus menúes goulash, guiso con hongos, falafel, cortes de cerdo, woks, entre otras delicias que están listas solo con ponerlas unos minutos al fuego.
El 10 de marzo, Tienda de Alimentos se lanzó al público con envíos a domicilio o retiro en el local. Ahora, Leonardo obtuvo la habilitación del registro libre de gluten: “Eso será una puerta para vender en restaurantes y hoteles”, se entusiasma este emprendedor que considera que el proyecto le permite “desarrollar, combinar la ingeniería con la comida, divertirme y además tiene potencial”.
Para Brenda Messner y Riky Duarte, la búsqueda de un emprendimiento novedoso, de calidad y para un público amplio en busca de comodidad y buen servicio, se logró cuando decidieron abrir Pipa, un bar de tapas y tragos que desde comienzos de febrero funciona en el kilómetro 5,800 de la avenida Exequiel Bustillo.
La cuarentena sorprendió a Riky sin trabajo y con “ganas de emprender”. Junto a su pareja Brenda, que es maestra jardinera, pensaron varias alternativas y aunque en un comienzo querían “esquivar la gastronomía”, donde Riky tiene amplia experiencia, finalmente se decidieron por apostar a un lugar de tapas, típico de España o de algunas zonas de Brasil, al que le dieron una mayor impronta del país vecino y con el nombre de la playa a donde pensaban viajar y tenían ganas de irse a vivir.
“Fusionamos la experiencia, pensamos en un lugar para el residente y armamos un espacio a donde nosotros iríamos, con buena coctelería y gastronomía”, contaron los emprendedores desde el salón pintado de azul donde hay capacidad para 25 cubiertos, que se duplica en verano con las mesas afuera, en el frente y en una zona boscosa que recrearon atrás.
Para comenzar con la idea, Brenda y Riky recibieron la ayuda de muchos amigos y conocidos, incluso un bar vecino, El Paraje, les prestó mesas y otros elementos que necesitaban para arrancar. Fue algo colectivo y hoy lo atiende un grupo de amigos, con Facundo Rois y Daiana Lugo en la cocina, y Cristian Nowoosad en el salón junto a los impulsores de Pipa.
Cierre de comercios, la otra realidad
El drama de la economía local durante la pandemia fue reflejado cada mes por la Cámara de Comercio de Bariloche que con sus encuestas habituales concluyó que siete de cada diez locales facturaban un 50% por debajo de los registros de 2019 y se estimó el cierre de entre 11 y 14 por ciento de los 3.000 negocios habilitados.
Con esas cifras, la entidad que nuclea a los comerciantes se lamenta no solo el cierre de emprendimientos, muchos de años de trayectoria, sino también la pérdida de empleos que se generó. Según estiman, la apertura de nuevos emprendimientos no genera un impacto económico porque se trata de negocios chicos, familiares, atendidos por sus dueños.
“La recuperación siempre está ligada a la recuperación del destino turístico, a pesar de que tenemos el objetivo de salir del monocultivo del turismo y variar la matriz productiva con el desarrollo del Pitba (parque productivo y tecnológico de Bariloche)”, señaló Leonardo Marcasciano, presidente de la Cámara de Comercio local.
El empresario señaló que el sector tuvo un fuerte impacto con la pandemia porque los ATP se suspendieron en octubre y los créditos blandos y ayudas del Gobierno no se hicieron extensivas al comercio. “Hay un alto nivel de endeudamiento y facturación exigua de los comerciantes locales”, apuntó Marcasciano que espera que se mantenga la apertura de la actividad económica ante la segunda ola de coronavirus porque a su entender no está en los comercios, que tiene protocolos, el foco de contagios.
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