Dermatitis por lamido: causas y consecuencias

Se trata de una patología propia de la especie canina que está asociada a determinados trastornos de conductas del animal derivados del aburrimiento o la ansiedad por separación.

La dermatitis por lamido, propia en perros, se caracteriza justamente por el lamido constante y excesivo de sus extremidades produciendo una lesión pequeña que -con la insistencia y el continuo lamido – termina afectando el área ocasionando pérdida del pelo en la zona afectada, úlceras e inflamación, por lo que debe ser tratada.

“Los perros en jaulas o atados por mucho tiempo liberan sus frustraciones lamiéndose la pata y desarrollan este tipo de patología”.

María Sabrina García (MP 550), médica veterinaria de Roca.


La médica veterinaria María Sabrina García (MP 550) explica que la dermatitis acral por lamido, también conocida como granuloma acral por lamido resulta de una necesidad que tiene el animal, de lamer y aunque no es común, a menudo es frustrante y puede volverse una patología crónica o recurrente. “Puede tener un origen orgánico o psicogénico”, afirmó y además “en la mayoría de los casos presentan infecciones bacterianas secundarias”.

La Dermatitis acral por lamido constante afecta a cualquier edad del animal y uno de los motivos es el estrés


Las causas de esta patología – aclara García – se ha asociado con una variedad de trastornos conductuales y muy probable que represente un T.O.C. (Trastorno Obsesivo Compulsivo), en los perros. La obsesión puede generar la lesión y desarrollar la conducta de comenzar a lamerse una pata, explicó la profesional a Río Negro. Los motivos por que un perro puede empezar a lamerse son varios, desde una pequeña herida, un área focalizada de infección, neoplasias o el sitio de un catéter – especificó la veterinaria – y donde una enfermedad alérgica concurrente también puede presentar y predisponer a una infección localizada.


“El lamido constante produce un área erosionada en la piel que pica de un modo placentero”, dice y agrega que “se establece un ciclo picazón y lamido, formando lesiones firmes y ulceradas. Lamerse la herida lleva a la ulceración y exposición de capas cutáneas más profundas. El lamido predispone que la lesión se infecte y no cicatrice”.
Según la profesional estas lesiones engrosadas suelen contener folículos pilosos hiperqueratósicos y elongados, foliculitis, forunculosis y glándulas sudoríparas. El lamido excesivo puede causar la producción y liberación de endorfinas, que hace que el animal se sienta mejor y al mismo tiempo produzca un efecto analgésico que disminuye la percepción del dolor del animal, generando una adicción del perro al lamido compulsivo.

Comienza con una simple herida y se desarrolla severamente


“El aburrimiento o la ansiedad por separación puede ser que un perro desarrolle el hábito de lamerse la pata”, indicó.
Si bien hay razas más propensas como Labrador, Dóberman Pincher, Pastor Alemán, Gran Danés y Boxer, también otras de perros más pequeños pueden generar esta patología a cualquier edad.


“El diagnóstico, después de descartar otras enfermedades como neoplasia, granuloma en puntos de presión, calcinosis, forunculosis bacterianas, demodicosis, dermatofitosis y determinar si la enfermedad es orgánica, primaria o secundaria. Las infecciones secundarias requieren tratamiento a largo plazo (meses) para resolver por completo. Una vez que se determina o incluso se sospecha un componente psicogénico se comenzará un tratamiento acorde para ello”, concluyó la profesional.

El lamido constante hasta lograr lastimarse, un trastorno a tener en cuenta


Para tener en cuenta:

-Siempre descartar enfermedades dermatológicas anteriores al desarrollo de la lesión acral por lamido; y siempre debe excluirse las posibles causas orgánicas.
-Descartar enfermedad fúngica, bacteriana, trauma previo, alergias (a inhalantes, alimentos, pulgas) y problemas subyacentes de articulaciones, antes de diagnosticar un caso como puramente psicogénico en su origen.
La enfermedad neurológica también puede provocar prurito o masticación de las extremidades (por ejemplo, moquillo nervioso)
Las lesiones cambian con la cronicidad y las tempranas pueden tener pelo, escamas, costras o placas.
Las lesiones crónicas pueden estar hiperpigmentadas.
Las lesiones en las articulaciones pueden estar asociadas con artritis o anquilosis de la articulación subyacente.


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