Derechos, discursos y responsabilidades
Soledad A. Pérez*
Ante las recientes declaraciones de la Secretaria de Políticas Públicas de Salud de Río Negro, doctora Iberó, y del intendente de San Carlos de Bariloche, ingeniero Gennuso, resulta necesario y urgente reflexionar acerca del proceso de construcción del fenómeno de “crecimiento de los casos” de covid-19 positivos en Bariloche, de las responsabilidades y de la atribución de responsabilidades implicada en dicho proceso.
Al hablar del proceso de construcción del fenómeno del crecimiento de casos, estoy aludiendo, por una parte, a un fenómeno que se podría considerar “objetivo” (el número de casos) y, por otra, a los modos en que dicho proceso es construido discursivamente o relatado, aunque ambas dimensiones están indisolublemente ligadas.
Estas formas de comunicar no sólo no resguardan la confidencialidad de las personas afectadas, si no que se transforman en discursos discriminatorios y persecutorios de ciertos sectores sociales
Resulta sumamente preocupante el modo de construir el relato del crecimiento de casos y la atribución a decisiones individuales realizadas desde la cartera sanitaria provincial y desde la intendencia. Las formas de comunicar no son inocentes para quienes enuncian estos discursos, ni indiferentes para quienes los reciben, comparten, ni replican.
El discurso de quien fue erigida en responsable de la comunicación del Ministerio de Salud de la provincia y del intendente, respecto de las razones del “rebrote” y la atribución a familias puntuales o a prácticas de un determinado barrio asociado a un sector ecónomico social, son maniobras discursivas que intentan delegar responsabilidades inalienables de quienes ejercen la función pública.
Paradójicamente, estas formas de comunicar no sólo no resguardan la confidencialidad de las personas afectadas, si no que se transforman en discursos discriminatorios y persecutorios de ciertos sectores sociales que viven cotidianamente con múltiples derechos vulnerados. Estos discursos son dichos por quienes tienen la responsabilidad de garantizar sus derechos.
De hecho, los mismos no sólo resultan en sí estigmatizantes, sino que a su vez configuran un horizonte en el cual muchas personas, tomadas por la angustia, reproducen las voces de quienes con gestiones ineficientes de la salud de la población sólo logran gerenciar los miedos.
Las autoridades provinciales y el intendente deberían tener presente que el derecho a la salud no sólo abarca la atención de salud oportuna y apropiada, sino también los principales factores determinantes de la salud, tales como el acceso al agua limpia potable y a condiciones sanitarias adecuadas, el suministro adecuado de alimentos sanos, una nutrición adecuada, una vivienda adecuada, condiciones sanas en el trabajo y el medio ambiente, y acceso a la educación e información sobre cuestiones relacionadas con la salud. El derecho a la salud contempla la participación de la población en todo el proceso de adopción de decisiones sobre las cuestiones relacionadas con la salud en los planos comunitario, nacional e internacional. (Observación N°14, Comité de derechos económicos, sociales y culturales, relativa al derecho a la Salud).
Los diagnósticos, tanto en medicina como en política pública, prescriben modos de acción posibles. En la medida en que los diagnósticos sean limitados, unidimensionales e involucren menos voces y miradas, los cursos de acción posibles serán también limitados.
* Doctora en Ciencias Sociales. Investigadora del Conicet/Docente Universidad Nacional de Río Negro.
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