Selección: la ruta a Qatar liberada y el puente hacia una marca que fue imbatible por casi 30 años

En la última fecha de las Eliminatorias, Argentina igualó 1-1 ante Ecuador en Guayaquil y alcanzó el hito histórica de 31 partidos sin caídas que ostentaba el seleccionado de Basile desde 1993.

Mil días para enamorarse, a pesar de que en la última cita le robaron la sonrisa.
La última caída de la Selección Argentina había sido el 2 de julio de 2019 contra Brasil en la Copa América. El calendario deshojó cuatro cifras y desde aquella derrota que de alguna manera refundó la estirpe Albiceleste, pasaron cosas que ayudaron a forjar una alianza plena y fortificada entre cuerpo técnico, jugadores y el pueblo futbolero. Quizás como nunca en la antesala de una Copa del Mundo.

Esa noche en el Mineirao, Lionel Messi, el capitán, ya sin el apoyo de su escudero Javier Mascherano, por primera vez y en modo maradoniano alzó la voz contra el poder sudamericano encarnado en el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, denunciando la parcialidad arbitral en favor de los brasileños.

Expulsado ante Chile sin merecerlo, en el partido por el tercer puesto, el crack, en un inédito acto de rebeldía, no subió al podio a recibir la medalla de bronce.
Nadie imaginaría que ese día se sentarían las bases de un equipo que ya ha hecho historia. Ese sería el primer eslabón de una cadena que ya luce 31 nudos y que está más fuerte que nunca.

Guayaquil fue el epicentro del récord de imbatibilidad de este seleccionado igualando a aquel del Coco Basile. El Ecuador de Gustavo Alfaro, que también estará en Qatar, salvó la derrota con un invento del VAR y del árbitro brasileño Ralph Claus y el partido finalizó 1-1.

Hubo bronca cuando se bajó el telón en el Monumental de Pichincha por el penal mal cobrado, pero para este equipo el récord ya era una realidad, aunque sólo como una consecuencia lógica de un proceso y no una causa. Y así debe ser.
De todas maneras, el largo invicto fue el mejor corolario para este equipo de Scaloni que tendió un puente hacía una marca histórica próxima a cumplir tres décadas y que parecía inalcanzable.

Anoche no fue el partido más lucido de Argentina en esta despedida de la Eliminatoria. El planteo ecuatoriano al comienzo, sumada la alta temperatura, fue una problema para la Selección que de todas maneras desactivó la explosividad del local con su primera jugada colectiva seria en la etapa.

Entre Messi, De Paul y Mac Allister abrieron la defensa visitante, Nico Tagliafico envió el centro que Julián Álvarez conectó para silenciar el colmado estadio, en su primer gol con la Albiceleste.

Scaloni usó el partido de banco de pruebas para Qatar y en eso se justificaron los ingresos de Rulli en el arco, Montiel y Martinez Quarta en la defensa; y de Mac Allister en el mediocampo. También en el complemento para ver otra vez en acción a Juan Foyth como lateral derecho y a Lucas Ocampos arriba.
A diferencia de otros encuentros, los cambios no le dieron muchas soluciones al DT, que en esta Eliminatoria supo darle al equipo un estilo más allá de los nombres.

A pesar de la baja productividad, parecía que nada modificaría la victoria parcial de Argentina. Hasta que, a tres minutos para el final, el VAR llamó a árbitro por una supuesta mano de Tagliafico en el área, el brasileño fue hasta el monitor y cobró la pena máxima.
Rulli le adivinó la intención a Enner Valencia, pero el rebote no lo favoreció y el histórico jugador ecuatoriano le dio la igualdad agónica a su selección.


Pero el libro ya estaba escrito. El ciclo de Scaloni se fue gestado a prueba y error (aquella Copa América 2019 así lo fue) donde la tolerancia, el trabajo y el compromiso fueron virtudes insustituibles que sirvieron para regar el camino que terminó con la sequía en la noche dulce del Maracaná.
La Selección se consagró campeón de América en este proceso y enterró para siempre 28 años de lágrimas y frustraciones.

El destino cedió en su antojo, hizo una reparación histórica y le rindió pleitesía a un grupo de jugadores que parecían signados a los finales de cabezas gachas. Messi jamás estuvo en discusión, salvo algún desvariado por el exitismo, pero Ángel Di María, Nico Otamendi y hasta el Kun Agüero tuvieron el merecido manto popular que los ascendió al altar de la idolatría albiceleste.

Falta Qatar. Resta el baño de gloria eterna para que la culminación de la obra construida por este plantel que terminó con el embrujo, sea tan dorado como la Copa de Mundo.


Los 31 encuentros sin perder de la Selección se dividen en 20 partidos ganados y 11 igualados. Su última caída: ante Brasil en las semis de la Copa América 2019.



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