Mentiras verdaderas: supuestas operetas y certezas irrefutables en el difícil mundo de Boca
Se viven tiempos complicados en el Xeneize, con un equipo que no tiene funcionamiento, un DT cada vez con menos autoridad dentro del plantel y una dirigencia donde abundan las decisiones equivocadas.
Anoche ante Godoy Cruz, La Bombonera asistió a una nueva prueba de aptitud de Sebastián Battaglia, un examen ya casi familiar al que es sometido el entrenador desde que asumió en Boca allá por agosto del año pasado.
El Xeneize es un caso de diván que desorienta sobre las responsabilidades de su presente, amplificado claro por la grandeza de su historia y la obligación permanente en ser protagonista.
Boca estuvo a nada de perder con el Tomba, en un partido donde ya el empate 1-1 era una catástrofe por cómo jugó el equipo: sin ideas, apagado e improvisando situaciones, en posición de ataque y mucho peor cuando defendió, donde Javier García fue el solitario salvador de un equipo que por momentos pareció a la deriva.
¿Quién o quiénes son los responsables de este momento delicado de Boca? ¿Los malos planteos y la elección de jugadores por parte de Battaglia? ¿Los propios futbolistas? ¿Juan Román Riquelme y su inefable Consejo de Fútbol? ¿La supuesta mano negra orquestada por la oposición y su prensa afín porque el objetivo no es desgastar al técnico sino a Riquelme?
Dentro del oficialismo, algunos sostienen que ya lo hicieron con Miguel Ángel Russo y ahora le apuntan a Battaglia, y también lo harán con el próximo, porque Román es la presa y no el técnico de turno.
Quizás haya varias verdades, algunas irrefutables, para empezar a comprender quién es el responsable de este momento en Boca, pero la primera certeza es que este equipo de Battaglia tiene serios problemas de funcionamiento.
La gente hará lo imposible por respetar al jugador más exitoso en la historia de Boca, pero lo evidente ya no puede disimularse bajo el aliento innegociable del hincha, que ya se manifiesta preocupado pero por ahora intenta no salpicar al ídolo.
Boca no consigue hacerse de una identidad de juego, improvisa, sufre por los cinco zagueros lesionados. Pero hay algo más tóxico que se siente cada vez más partido a partido: el fuego interno entre el DT y algunos de sus jugadores.
La última chispa la encendieron Agustín Almendra y Alan Varela con frases tales como “vos no sos el técnico, a vos te manejan”… Este tipo de actitudes limaron la autoridad del entrenador ante el resto y a partir de ahí, cualquiera, a la vista de todos, se atreve a demostrar su descontento al salir por un cambio, por ejemplo.
Ya lo hicieron Cristian Pavón (de titular a borrado), el peruano Zambrano, y el domingo pasado el Pipa Benedetto, a las patadas contra cualquier objeto que encontró a su paso cuando se fue reemplazado contra Lanús.
Incluso anoche Frank Fabra se trenzó en una discusión en pleno partido con Battaglia, luego de que le hiciera un llamado de atención de orden táctico. La autoridad del técnico está desvalorizada y de ahí es muy difícil volver.
La otra pata de esta estructura es el Consejo de Fútbol, que borra con el codo lo puede llegar a escribir Battaglia y hasta lo que dictan ellos mismos. La indisciplina de Sebastián Villa, Edwin Cardona en su momento, Zambrano, el caso Almendra, la extraña partida y el regreso de Pol Fernández, el adiós a Wanchope… Demasiados casos con idas y vueltas como para salir indemne del barro.
Y lo más importante: lo que se ve en la cancha. Boca no ha encontrado un patrón de juego definitivo, o mejor dicho no ha podido mantenerlo cuando pareció que sí, después de ganarle sucesivamente a Estudiantes y a River. Llegaron las lesiones, las suspensiones de algunos jugadores para la Libertadores, y otra vez las dudas y los cuestionamientos.
Los problemas abundan en Boca, pero lo preocupante es no saber dónde está el principal. Battaglia podrá ser el fusible pero nadie será capaz de asegurar que en la hipotética salida del entrenador, esté la ansiada solución.
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