La Regata hace su llamado anual y vuelve a convocar a los hijos del río

El reencuentro tan esperado, los saludos, los abrazos, los apretones de mano y la satisfacción por la promesa cumplida hace un año: volverse a ver las caras en un río que une, que convoca y que da refugio a una de las pruebas más emblemáticas del país y el mundo.

La Regata Internacional del Río Negro emerge una vez más, como lo hace casi todos los veranos desde hace 60 años. Este sábado desde las 14:30 en el Balneario Municipal de Plottier, la tradicional travesía seguirá alimentando su propia historia con el comienzo de su 49° edición. Será la primera de la siete etapas que tendrá esta Regata 2025, con 113 embarcaciones en la línea de partida.

Luego de cinco años de ausencia, la competencia regresa a tierras neuquinas para el punto de partida tradicional. El lugar elegido para el lanzamiento de esta primera etapa fue Plottier, donde este viernes se realizó el habitual control de embarcaciones previa al comienzo de la prueba, que para este primer parcial tendrá como punto culminante la Isla Jordán de Cipolletti. La distancia será de 28 kilómetros y las primeras embarcaciones tardarán aproximadamente una hora para llegar a destino.

En el balneario neuquino se realizó el control de todas las embarcaciones, fiscalizado como es habitual por los jueces de la Federación Argentina de Canoas (FAC) que llegaron especialmente a la región para la prueba. Por la balanza y la cinta métrica pasaron la totalidad de los botes que hoy estarán en la largada.

“Los botes olímpicos deben pesar como mínimo 8 kilos los K1 y 12 los K2. En cuanto a las medidas, 6,50 metros en K2 olímpico y 5,20 el K1. Los travesía doble deben medir 6, 60 metros y 25 kilos el peso mínimo; el ‘5,20’ o travesía simple debe medir 5,20 metros pero, a diferencia de los olímpicos, con un peso de 12 kilos el mínimo. Si al momento del pesaje, un bote no llega a los kilos requeridos se lo lastra con discos de pesas, que tienen que estar fijos a la embarcación”, explica Hugo Cabrera, uno de los jueces de la FAC.

“Si un bote es más corto de lo reglamentario, no pasa nada. Si es más largo, no se le permite competir. Con el peso es al revés: si es más pesado y sobrepasa los límites impuestos a cada embarcación, tampoco pasa nada. El tema es que si hay mucho sobrepeso, es perjudicial para el palista. Deberá arrastrar un bote más pesado”, amplía el juez de la Federación.

La categoría elite, los K2 olímpicos, tendrá seis binomios donde se destaca la dupla compuesta por los maragatos Damián Pinta y Miguel Abraham Saavedra, segundos el año pasado detrás de los franceses Jeremy Candy y Quentin Urban, quienes no participarán de esta edición. También habrá que estar atentos a lo que entreguen el choelense Julián Salinas, ganador el año pasado en K1 senior, y el bonaerense Juan Ignacio Cáceres; al igual que los hermanos entrerrianos Mauricio y Rodrigo Caffa, habituales animadores de la Regata.

También promete lucha la siempre competitiva categoría K1 senior, que es la más convocante entre los olímpicos: 13 embarcaciones son las que estarán en línea de partida. Dentro de los botes tipo travesía, la categoría más numerosa serán los Doble Caballeros C, con 14 botes. Entre las damas, habrá dos botes en el K1: en uno de ellos estará la roquense Cecilia Collueque, tricampeona mundial master y ausente en esta prueba desde hace dos ediciones. La otra embarcación será tripulada por Sonia Beatríz Rodríguez, de Necochea.

La organización de la Regata, siempre a cargo del Club Náutico La Ribera, anunció que por primera vez en la historia habrá una transmisión de streaming que acompañará toda la competencia. Además, volverá a estar en juego la Copa Challenger, destinada al club que representen los palistas ganadores de la prueba.

Los botes ya están en la orilla, a la espera del llamado anual de todos los veranos. La Regata vuelve a convocar a los hijos del río, que por una semana estarán bajo el hechizo y el encantamiento de la travesía más larga del mundo.