La historia de Mauro Iglesias, el skater argentino que clasificó a los Juegos Olímpicos de París

El surgido en Lanús será junto a Matías Dell Olio, uno de los representantes nacionales en la capital francesa.

Era junio de 2015 cuando Mauro Iglesias fue a mirar un torneo en Eh?Park, una conocida pista cerrada que hay en Bernal. No pensaba competir, estaba lleno de profesionales y él, con 14 años, todavía no se animaba a las competencias así… “Pero justo faltó un competidor, uno de los chicos me preguntó si quería sumarme y terminé ganando el evento”, recuerda nueve años después, ahora siendo parte de la historia grande que lo tiene como uno de los dos primeros skaters argentinos en lograr un boleto olímpico.

“Fue todo una locura porque al mes, recuerdo, me vino a buscar DC Shoes, la empresa que siempre había soñado, para contratarme y yo sentí un click en mi confianza y forma de patinar”, rememora sobre aquel explosivo comienzo.

Un sueño que comenzó casi sin querer en 2010, patinando en su barrio. “A mí siempre me había llamado la atención la patineta, pero nunca había tenido una ni sabía cómo hacer un truco. Pero una vez vi a mi primo patinar fuera de mi casa y les pedí a mis padres un skate para mi cumpleaños. Me lo regalaron, me puse a patinar y no paré nunca más. Hasta hoy”, cuenta repasando su historia.

Una pasión que lo llevará a París, en un mes. De Monte Chingolo a la capital francesa, nada menos, luego de clasificarse en la modalidad Street en el torneo clasificatorio que se realizó en Budapest, Hungría. Todo pese a perderse parte del año pasado por una lesión en la rodilla. Pero el pibe de Lanús lo hizo y será uno de los 22 que disputarán la segunda cita olímpica para el skate.

“Creo que todavía no caigo, lo que logré y dónde voy a estar. Es todo muy reciente. De a poco, imagino, me voy a ir dando cuenta lo especial que es esto, representar al país en semejante evento”, cuenta desde Praga, República Checa, donde viajó desde Hungría para seguir compitiendo.

“Me explota el teléfono. Recibí mensajes de todo tipo, felicitaciones, para entrevistas, un poco de todo. Hasta el Chelo Weigandt, ex jugador de Boca, me felicitó. Todo me pone muy orgulloso”, cuenta.

El skate viene explotando como deporte urbano en el país, que se está forjando como una cuna de talentos, tanto como en otros deportes. La clasificación de dos argentinos a París -el otro es Matías Dell Olio– es el nuevo hito para un deporte que ha visto cómo se han construido más de 120 skateparks en los últimos tiempos, justamente los lugares necesarios para que brote el semillero nacional.

“Eso es clave. Yo comencé a patinar en Monte Chingolo, primero fuera de mi casa, con una rampa y un cajoncito de piso que me había hecho mi papá, y al año se construyó un muy buen skatepark a diez cuadras de mi casa que me ayudó mucho en mis progresos”, rescata quien tuvo su explosión internacional en 2022, cuando hizo un gran gira que incluyó primeros puestos puesto en República Checa, Portugal y España, además de estar en semifinales en otros tres torneos.

En 2023 tuvo dos hitos: primero realizó un salto impactante -front side flip- en las escaleras de la facultad de Ingeniería que ni los profesionales top internacionales que vinieron al país pudieron completar. Un NBD (Never Been Done), como dicen en un idioma, que generó un fotón que se viralizó en el ambiente.

Luego terminó grabando un video, junto a un amigo (el filmer Tomás Scicchitano) y la marca que lo patrocina desde los 15 años, que terminó siendo pedido -y publicado- por la Revista Thrasher, la más importante del mundo.

Para París, Mauro tiene su sueño. En realidad, su objetivo, aclara. “Sin dudas ganar una medalla olímpica”, admite mientras acepta que recién ahora el skate está viendo con mejores ojos la competencia y especialmente este ingreso olímpico desde Tokio.

“Nuestro deporte siempre fue un deporte callejero y nadie te decía qué hacer, cómo entrenar o ser profesional. Hoy es distinto, creció un montón y cambió la visión de muchos al pasar a ser olímpico. Igual, al que no le gustan las Olimpiadas o la competencia puede seguir patinando libremente, algo que yo sigo haciendo. El patinar en la calle y grabar videos es la verdadera esencia del skate”, compara.

Hoy, claro, Mauro llegó a otro nivel, a un lugar impensado. De Monte Chingolo a París. “Qué loco, ¿no? ¿Quién lo hubiera imaginado? Ni yo, pero está claro que, con esfuerzo y sacrificio, todo se puede. Como digo siempre, el que abandona no tiene premio”.


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