Franco Colapinto y su ascenso a la Fórmula 1 contado por quién mejor lo conoce: su padre Aníbal
Recién llegado de Europa y luego de compartir el debut de su hijo en la Fórmula 1, Aníbal Colapinto describió cómo fue largo y difícil trayecto de Franco hasta llegar a la máxima categoría. El padre de la criatura habló de todo y también dejó entrever la buena relación del joven piloto con José Manuel Urcera. "Un amigo Manu, lo quiere muchísimo a Franco".
Jueves por la mañana en Ezeiza. En el aeropuerto hay guardia periodística porque está llegando Ángel Di María para su homenaje con la Selección Argentina. Pero la espera se quiebra y la atención cambia momentáneamente de foco. “Uno me reconoció y vinieron todos a entrevistarme…”, describe Aníbal Colapinto, el papá de Franco, el piloto argentino que acaba de ingresar al gran circo de la Fórmula 1 y es furor en la máxima categoría.
Franco Colapinto ha sido el deportista argentino más nombrado en los últimos 10 días y su relativo anonimato por fuera del mundo de los fierros se esfumó para siempre. También lo ha sido para su entorno. Aníbal, padre, compañero y principal sostén de la carrera deportiva de Franco, se está acostumbrando de a poco a esta nueva realidad.
Recién llegado de Europa después de compartir el bautismo de Franco en el mítico circuito de Monza, Aníbal, un apasionado de los autos y ex corredor de speedway, está inmerso “en una locura, pero una locura hermosa”, le cuenta a Río Negro. Su orgullo de padre excede los límites de su cuerpo y el sentimiento de satisfacción le brota en cada palabra.
Cuando nos presentamos y revelamos nuestro orígen, Aníbal deja un saludo para José Manuel Urcera, hijo pródigo del automovilismo regional y campeón del Turismo Carretera en el 2022. «Un amigo Manu, lo quiere muchísimo a Franco».
“Llegar a correr en Europa, permanecer ahí siendo tan chico… Muy pocas personas saben los huevos que tuvo que poner Franco para llegar hasta este lugar, que fue el sueño de él desde chiquito. Se hizo realidad por todo el trabajo que hubo detrás y también por el sufrimiento en los malos momentos, que después se transformaron en buenos”.
Ir detrás de los sueños implica tomar decisiones donde muchas veces sobran las dudas y escasean las certezas. Franco se fue a Europa junto a su padre cuando apenas tenía 14 años, con el bolso lleno de interrogantes.
“Fue difícil. Para mucha gente fue una locura y las cosas no estaban a nuestro favor. Hasta yo mismo me llegué a cuestionar si lo que estaba haciendo era lo correcto. El día que me despedí, porque yo me tenía que volver a la Argentina, le pregunté si se quería venir conmigo, que quizás era muy chico, que si quería regresábamos cuando tuviera 16 años, que yo lo volvía a traer… Me acuerdo que nos abrazamos, lloramos y me dijo: ‘No papá, yo sé que la voy a pasar mal al principio pero esto es lo que quiero. Si vos me bancás, yo me quedo’. Cómo no lo voy a bancar, si lo amo con la vida. Así como comenzó la odisea”.
Italia fue el primer destino de Franco lejos de casa, pero su carrera empezó a cambiar poco después. Se fue a España a correr la Fórmula 4 en un equipo donde uno de los dueños era nada menos que Fernando Alonso. Colapinto ya daba muestras de su talento: sale campeón de la categoría y su carrera comienza a emerger, aunque como ocurre siempre, el tema del financiamiento amenazaba con interrumpir el envión que le daban los resultados.
“Él sale campeón, pero para seguir teníamos que conseguir apoyo. Si no se daba, nos teníamos que volver. Fue allí que aparecieron algunas empresas que nos permitieron continuar con esto”. A partir de ahí, para Aníbal el quiebre en la carrera de Franco se da al mes de la consagración en la Fórmula 4, donde obtuvo 11 victorias sobre 21 competencias. Lo invitan a correr en Nueva Zelanda para la Copa Toyota Racing Series, que dura todo un mes. Fue en enero del 2020.
“La mayoría de los equipos que corren en F1 mandan a sus pilotos de escuela que están en la Fórmula 2 y 3 a participar de ese campeonato para que sigan entrenando”. Aquí fue clave el trabajo de su mánager María Catarineu, junto a su socio y pareja Jamie Campbell, consiguieron los fondos necesarios para que Franco tomara parte de la prueba.
“Agarramos la última butaca que quedaba y Franco anduvo bárbaro. Hasta nos llamó Helmut Marko (principal asesor de la escudería Red Bull), que no podía creer que le había ganado a sus pilotos”. En ese campeonato, el actual piloto de Williams se quedó con el título entre los pilotos debutantes y finalizó tercero entre todos los participantes.
Después llegaría la pandemia y la incertidumbre parecía apoderase de la carrera de Franco. “Estábamos en Inglaterra sin saber qué hacer, hasta que a medidos de año María (Catarineu) me pide que lo mande a Holanda donde estaba el equipo y de ahí se van a Monza para tomar parte Eurocopa de la Fórmula Renault”. Para el 2022 Colapinto se subió a un Formula 3 como parte del equipo Van Amersfoort Racing, para pasar el año siguiente a la Fórmula 2 junto a la escudería MP Motorsport y también a formar parte de la Academia Williams.
El 28 de noviembre del año pasado: “El día que nunca olvidaré”. Eso fue lo que posteó Aníbal en sus redes sociales junto a una imagen de Franco subido a un Williams en una prueba libre disputada en Abu Dhabi, en lo que fue el primer contacto del joven piloto de Pilar con un Fórmula 1.
Qué hubiera escrito Aníbal el día del estreno de Franco en Monza el pasado 1° de septiembre, la nueva fecha indeleble en la vida de la familia Colapinto.
“Tendría que publicar: ‘el día que casi me agarra un infarto’. Y que por las dudas haya un desfibrilador cerca. Fui increíble verlo correr ahí. Antes de chico lo acompañaba siempre, ahora un poco más salteado. Estuve en Monza claro y espero estar la próxima semana”. Esto será para el GP de Azerbaijan, a correrse el domingo 15 de septiembre en el circuito callejero de Bakú.
“Cuando era chiquito hacia falta, ahora ya no. Está muy bien acompañado por María y Jamie, Franco los quiere mucho”, cuenta Aníbal y comparte un pedido muy particular de la pareja que lleva adelante la carrera del joven piloto argentino. “Después de Monza, Franco se fue a Inglaterra a entrenar y yo me fui con ellos a España. Pero creo que sólo me llevan a Mallorca para que les haga el asado…”, bromea Aníbal, que promete además que si termina bien la temporada, los espera una gran celebración en Pilar, con una gran parrillada incluida.
Franco fue contrado por Williams para correr lo que resta de la temporada, pero para el 2025 las butacas del equipo ya están reservadas para Carlos Saiz (deja Ferrari) y Alex Albon. ¿Qué pasará con Colapinto para el año que viene? ¿Tiene chances de seguir en la máxima categoría?
Esta semana James Vowles, el jefe de equipo de Williams, dijo que todo depende de Franco para continuar en la F1. “Para el 2025 la mayoría de los equipos tienen las butacas ocupadas, aunque siempre puede haber cambios de último momento. De todas maneras hay que ser conscientes de que antes de que suceda esta locura, Franco iba a terminar el campeonato de Fórmula 2 y le aseguraban desde la Academia Williams que iba a hacer entre 6.000 y 10.000 kilómetros de pruebas privadas en un auto de Fórmula 1, que es lo que hace la mayoría”.
“Para nosotros eso ya era buenísimo, porque es lo que hicieron buena parte de los jovenes pilotos que están corriendo hoy como Lando Norris, Oscar Piastri, Oliver Bergman, o Liam Lawson”, agrega Aníbal sobre este último piloto neozelandés, reserva de la escudería Red Bull, con quien Franco pulseó para llegar a esta posibilidad.
Tener otra vez a un piloto nacional en la Fórmula 1 develó la pasión de los argentinos por la categoría, a pesar de largo tiempo en no tener un representante en la máxima. “Fue una locura más, en Monza nadie entendía nada. Imaginate lo que va a ser Brasil…”, aventura Aníbal sobre la carrera a disputarse el 3 de noviembre en San Pablo, donde se espera una invasión de aficionados para ver en acción a Colapinto.
“Está demostrado que el argentino es fierrero a morir. El primer deporte para nosotros es el fútbol, después sin dudas es el automovilismo…”.
Aníbal deja a modo de reflexión, una certeza: la llegada de Franco a Williams no ha hecho más que reafirmar que en la tierra de Fangio, Froilán González y Reutemann, la pasión por la Fórmula 1 no se ha extinguido y que gracias a Colapinto se ha despertado de una larga siesta de más de dos décadas.
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