Denuncian que un empleado de la fiscalía filtró datos de la causa Otoño

El querellante aseguró que un funcionario se comunicó con la familia de la joven para incluir a una abogada al proceso Agregó que no es la primera vez que sucede.

El femicidio de Otoño Uriarte continúa impune. Foto Archivo.

El femicidio impune de la joven Otoño Uriarte sumó otro capítulo polémico. Hoy, el querellante denunció que el empleado judicial Luis Guerra llamó al padre de la joven y lo influyó sobre la necesidad de incorporar a una abogada para que la causa avanzara. 

Guerra, a cargo de la Oficina de Apoyo, Logística y Litigación del Ministerio Público, quedó envuelto en una denuncia hoy en una audiencia que se hizo ante la jueza Laura González Vitale. El empleado judicial, que no es abogado, depende del fiscal jefe Santiago Márquez Gauna.

Puntualmente el querellante Marcelo Hertzriken Velasco denunció que Luis Guerra se comunicó con Roberto Uriarte y le habló sobre la necesidad de incorporar a la investigación a una asociación civil que se llama Madres que rompen el silencio. Le advirtió en esa charla que “había necesidad de que se active la causa”. 


«(Guerra) llamó a Silvia Uriarte y a Roberto Uriarte manifestando que era necesario ingresar a una persona que era abogada para que la causa se reactivara, dijo también que tenía datos sobre testigos», dijo el abogado en la audiencia que se desarrolló hoy.

Velasco agregó que no tiene inconveniente en que la asociación se sume a la querella, pero puntualizó que el origen fue a través de la fiscalía de Cipolletti. «No es una buena política. Si esto realmente suma y entiendo que ese es el propósito es bienvenido», dijo el abogado. 


La causa, desde fines del año pasado, está en manos de la fiscal de Roca Teresa Guifrida.
En octubre del año pasado, el fiscal general, Fabricio Brogna, firmó una resolución para sacar la causa de Cipolletti y llevar a la Segunda Circunscripción que tiene base en Roca.  

Sin embargo, la fiscalía de Cipolletti continúa generando polémicas en la investigación. La investigación por la desaparición de Otoño Uriarte, de 16 años, se inició en 2006. 


La representante de la asociación, Gabriela Procopiew, se incorporó a la audiencia. No quedó claro si la mujer es abogada. Pero cuando se presentó habló de la necesidad de asistir a las víctimas y de informarles con lenguaje sencillo. 

Los jueces y las juezas ya tienen la obligación de cumplir con esa función y además la fiscalía tiene una oficina específica de atención a la víctima con varios profesionales.

Hertzriken Velasco cargó las tintas contra Guerra y dijo que no era la primera vez que le sucede algo similar con la fiscalía de Cipolletti. Aseguró que no conoce personalmente a Guerra y que el nombre surgió de la conversación con familiares de Otoño. La denuncia fue de gravedad ya que involucra posibles delitos como trafico de influencias o violación de secretos.

Desde el Ministerio Público indicaron que no se inició ninguna investigación al empleado Luis Guerra. Indicaron que tal como mencionó la fiscal jefe en la audiencia, la primera intervención de la asociación fue en la fiscalía solicitando datos generales para realizar una presentación. «Solo se le facilitó esa información y no se le dio acceso al legajo porque no eran partes».

Finalmente, la jueza resolvió que la asociación podrá participar, pero solo para acompañar a las víctimas y no como querellante. La organización había pedido copia de todo el expediente y de las escuchas telefónicas que hay en la investigación.


Otra Polémica


La causa Otoño Uriarte ha transitado otros capítulos polémicos. En un juicio laboral se supo en mayo que el fiscal Márquez Gauna, que fue secretario de la primera jueza de la causa (luego destituida), tenía conocimiento de que existía una investigación paralela comandada por el entonces jefe de la policía Víctor Cufré. 

El presidente del Superior Tribunal de Justicia Víctor Sodero Nievas también hablaba directamente con el padre de la jovencita por fuera de la jueza María del Carmen García, se reveló en ese expediente.

La joven vivía en Fernández Oro, iba al colegio secundario y jugaba al vóley. La policía, por esos meses, siempre la buscó con vida y nunca barajó la posibilidad de encontrarla en el escenario que se les apareció en abril de 2007. Su cuerpo fue hallado atrapado entre las esclusas del canal principal de riego en la zona de El Treinta.


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