Declara el detenido por el robo «hormiga» al batallón en Neuquén
Inicialmente trascendió el faltante de 25.000 municiones de FAL, luego la cifra fue relativizada. No es arsenal vinculado al accionar delictivo.
El amplio predio que tiene el Batallón de Ingenieros de Montaña 6 del Ejército Argentino, a la vera de la Ruta 22 en Neuquén capital, lucía ayer a la mañana como si fuese un día normal. Los entrenamientos matutinos de los soldados marcaban el ritmo de la actividad militar. Río Negro realizó una recorrida pero el escenario no tenía nada que ver con los momentos de tensión vividos horas atrás por una investigación interna que terminó con el reconocimiento del faltante de municiones de FAL (Fusil Automático Ligero).
La Fiscalía Federal 1, subrogada por la doctora Mariana Querejeta, confirmó la detención de un hombre cuyo domicilio también fue allanado. En las primeras horas de hoy se espera que sea indagado.
Extraoficialmente se supo que se trata de un suboficial, con cargo de sargento ayudante, quien tenía a su cargo el inventario del arsenal del Batallón con asiento en Neuquén. Fue identificado con las iniciales A.Q. y, de acuerdo a la información relevada, en su domicilio también se habría secuestrado algún tipo de armamento pero en pocas unidades.
Inicialmente trascendió que la cantidad faltante era entre 25 mil y 30 mil municiones de 7.62 mm, pero con el correr de las horas fuentes del Ejército Argentino minimizaron el número y lo adjudicaron a un robo de tipo “hormiga” que se fue detectado el viernes pasado cuando un grupo de entrenamiento solicitó balas para realizar una práctica.
Los hechos fueron confirmados por la Secretaría General del Ejército, a través de un comunicado, donde informa que “el día 23 de octubre en las instalaciones del Batallón de Ingenieros de Montaña 6, ubicado en la ciudad de Neuquén, se inició una actuación de justicia militar con motivo de registrarse un presunto faltante de munición”. Además agrega que “por tal motivo se da intervención al Juez Federal a fin de iniciar el proceso de esclarecimiento del hecho, haciéndose presentes en la unidad junto con el Comandante de la Brigada de Montaña VI y la fiscal de turno”.
La causa quedó en manos del juez Federal de Neuquén Guillermo Villanueva y la fiscal subrogante Querejeta.
Lo que se sabe del robo
Aparentemente la maniobra que se investiga es el desvío de municiones desde hace un tiempo prolongado que, hasta ayer, no fue precisado. El sospechado tenía a su cargo el inventario del arsenal del batallón. Los depósitos centrales se encuentran en el destacamento de Convunco, en cercanías de Zapala, y desde allí se hacen los traslados.
Según pudo reconstruir este medio, se trata de municiones que no tienen vínculo con el mundo delictivo ya que no se han secuestrado un gran número de armas automáticas en el país. Los cartuchos 7.62 pueden ser utilizados para la práctica de caza y su valor en las aremerías habilitadas parte desde los 400 pesos para las cajas de 20 unidades.
La revisión de inventarios suele ser muy estricta en las Fuerzas Armadas y se realizan con frecuencia. Por ejemplo, para las prácticas de tiro se ordena devolver los casquillos disparados. Sin embargo, la constatación de los contenidos de las cajas, que suelen tener 1.000 disparos, se realizan al azar y es para verificar que se encuentren completas.
El caso que se investiga quedó al descubierto cuando al realizar un pedido, para el que debería haber disponibilidad, no se habría podido satisfacer. A partir de allí se realizaron las actuaciones internas y se dio aviso a la justicia Federal.
Advertencia y explosivo
Sobre el hecho trascendió una segunda situación que llamó la atención de los investigadores. El sospechoso fue convocado por sus superiores a presentarse en el predio de la calle Lastra al 2600, en la capital neuquina, para que explique lo sucedido.
Al llegar estacionó su vehículo frente a la oficina de jefatura del batallón. Tras unos minutos en el lugar, el uniformado se descompasó y debió ser trasladado para que reciba asistencia médica. Una vez que volvió al predio militar intentó dejar el lugar en su vehículo, pero le fue impedido ante el inicio de la investigación en curso.
En ese momento advirtió a quienes lo entrevistaba que su vehículo tenía explosivos conectados a la batería y que podrían accionarse. Las versiones no fueron concluyente sobre la intensión del involucrado con ese accionar: investigan si intentaba quitarse la vida o provocar daños.
Esto también fue informado a la fiscalía y se dio intervención a expertos de la Policía Federal. Trascendió que se trataba de Trotyl (Trinitrotolueno), pero no se pudo precisar su volumen y poder de daño. El rodado también quedó secuestrado y se le realizaron pericias.
Repercusiones políticas
El hecho tomó trascendencia nacional y la exministra de Seguridad de Nación, Patricia Bullrich, se hizo eco del faltante en Neuquén y lo comparó con los ocurrido en 2015 donde desapareció un arsenal del Ejército. “El faltante termina en manos de criminales generando más violencia e inseguridad. Es indispensable un sistema de trazabilidad de municiones”, escribió en Twitter.
Antecedentes de robos de arsenal a las Fuerzas Armadas
Uno de los antecedentes más recientes sobre hechos similares, faltantes de armamento en las Fuerzas Armadas, fue el denunciado en febrero de 2015. Fue en el Batallón de Arsenales 603 San Lorenzo, ubicado a pocos kilómetros de Rosario, Santa Fe, donde se constató un faltante de 26.000 balas de calibre 9 milímetros.
En la misma provincia se informó en agosto pasado una fuerte irregularidad entre la cantidad de balas supuestamente compradas en 2018 para la policía provincial y los proyectiles que fueron contabilizados en una inspección. Según publicaron medios nacionales se relevaron 102.118 municiones, cuando oficialmente se había informado la adquisición de un millón de balas.
Más atrás en el tiempo se recuerda el resonado caso de la desaparición de un misil TOW 2 del Escuadrón de Caballería Blindado 1 de La Plata, en enero de 2015. Por entonces también el ministro de Defensa era el kirchnerista Agustín Rossi. Según se informó en aquella oportunidad el armamento no estaba operativo pero de todos modos tenía la capacidad para provocar daños, por ejemplo, a vehículos blindados.
Sin vínculos con el delito
Las municiones que el Ejército Argentino denunció como faltante de los polvorines de Neuquén podrían tener como destino las prácticas de caza en animales de gran de porte. Según especialistas en la temática el uso de armas automáticas no es frecuente en el mundo del delito en el país. En muy pocos allanamientos se pudieron encontrar armas de este estilo, algo que se pensaba que podrían tener las bandas dedicadas al narcotráfico.
En el caso de las municiones faltantes en Neuquén, sobre las que por ahora no hay precisiones en la cantidad total, se indicó que suelen utilizarse en los coto de caza para especies como jabalíes y ciervos. Hasta ayer no había trascendido si la investigación judicial tenía previsto avanzar en nuevas diligencias para tratar de dar con los cartuchos que podrían haber sido vendidos en un mercado negro.
Cajas de 1.000 municiones
Según fuentes con conocimiento en el armamento bajo investigación de faltante, se trata de las balas que utilizan la fuerza: Fusil Automático Ligero (FAL). Se almacenan en cajas de a 1.000 unidades y cada cargar del arma tiene unos 10 disparos.
Los inventarios suelen ser exhaustivos ya que en las prácticas se exige la devolución de los casquillos de las municiones utilizadas. Los cartuchos calibre 6.72 milímetros también son utilizados para la práctica de caza habilitada. En las armerías tienen un costo inicial de 400 pesos por cada caja de 20 unidades.
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