Generar condiciones de tratos respetuosos y aceptar las diferencias

La lucha contra el bullying empieza desde el conocimiento. No se trata de una problemática nueva sino de algo que siempre ha existido, pero que con el tiempo ha ganado visibilidad.  Hasta hace unos años la burla, el chiste, la cargada, el ignorar al otro era percibido como algo natural que ocurría en los establecimientos educativos.

Hoy ya existe una conciencia social de que la violencia no está permitida; de que los cuerpos, las características, las condiciones de las personas no pueden jamás ser objeto de burla o discriminación.

Inés Maldonado forma parte del equipo de Contenidos Transversales de Convivencias Escolares, una iniciativa que pertenece a la Coordinación de Educación Social y Cultural del Ministerio de Gobierno y Educación de Neuquén. Según explicó la experta, el equipo ofrece asesoramiento y formación docente para combatir el bullying en las escuelas de la provincia, ya sea ayudando a revisar normas preventivas o a través de prácticas y acciones adaptadas a las características de cada caso. 

“Empezamos hace unos cuatro años con charlas a estudiantes secundarios y de primaria. Y desde el año pasado realizamos jornadas de capacitación docente sobre el bullying. También organizamos talleres para el estudiantado, adaptados a su edad”, destacó.

Estas iniciativas están basadas en la Ley 26892, más conocida como la ley antibullying, que promueve la convivencia y el abordaje de la conflictividad social en las instituciones educativas.  “Nuestro enfoque es relacional. Esto implica que son roles situados, intercambiables y que las personas no son violentas por naturaleza. Quien hace bullying hoy puede sufrir bullying mañana, en otro contexto. Por eso el enfoque no puede ser patologizante o criminalizante. Se necesitan medidas pedagógicas”, explicó Maldonado.

De acuerdo con Julio Krieger, referente técnico de un equipo interdisciplinario que depende del Consejo Provincial de Educación de Neuquén, las demandas siempre son contextualizadas. “Cuando hablamos de bullying no se pueden aplicar protocolos. Hay que ver el escenario, el contexto, quiénes son los protagonistas y las características del grupo”.

Desde esta perspectiva es importante construir acuerdos escolares de convivencia, que son propuestas de ejercicios de valor, a contraposición de los viejos reglamentos. “Antes era muy común que en las escuelas se bajara una especie de instructivo que cumplías o incumplías. Nuestro objetivo es promover a través de normas y acciones un espacio de respeto y responsabilidad”, declaró Krieger.

Las familias también juegan un papel fundamental en las convivencias escolares. Contagiar o compartir con ellas estos temas es imprescindible para poder generar condiciones de tratos respetuosos y la aceptación de las diferencias.

El bullying se caracteriza por el hostigamiento entre pares de manera sistemática. Dos bandas o dos grupos que se contraponen o una discusión que termina en golpes son casos de violencia escolar, pero no es bullying.

Según Maldonado, “el bullying se da de manera sostenida en el tiempo, en una relación asimétrica de desigualdad, no de poder”.

El combate al bullying pasa desde las propuestas educativas que necesitan ser revisitadas para estimular ambientes colaborativos y la cultura del trabajo en equipo. Cambiar la mirada de las propuestas didácticas es una de las maneras de promover relaciones escolares inclusivas y colaborativas. “Las evaluaciones individuales o cuando hay propuestas didácticas donde un grupo tiene que competir con el otro promueven directamente modos individualistas de funcionamiento o competitivos. Y en el mundo no trabajamos de manera individual. Trabajamos con el otro”, preponderó Krieger.

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Bullying: preocupa la violencia en las escuelas en Río Negro

Una de las preguntas más recurrentes de los padres y madres es cómo percibir si sus hijos están siendo atravesados de alguna manera por el bullying.

Sobre este tema Maldonado resaltó que lo principal es dejarle claro a los niños y adolescentes que en el caso de que la estén pasando mal en la escuela o que sean testigos de alguien que está sufriendo bullying pueden buscar a un adulto de referencia para conversar. “Lo fundamental es que sepan que no se les va a juzgar y que no se les va a echar la culpa”, resaltó.

La exposición y el etiquetamiento son prácticas que están socialmente valoradas y que contribuyen para la discriminación y señalamiento de las diferencias. La escuela, la familia, los psicopedagogos, los profesores, los estudiantes y la sociedad como un todo deben trabajar en conjunto para reaprender a relacionarnos de una manera democrática y respetuosa. “El aprendizaje no debe ser a través de la violencia o castigos ejemplares. La mirada tiene que ser pedagógica y reparadora. Entender que a convivir se aprende y que las maneras de relacionarse pueden modificarse”, afirmó Krieger.

Con la obligatoriedad de la educación secundaria hay muchos grupos sociales que históricamente se quedaban fuera de la escuela por diferentes cuestiones y que ahora conviven con otros grupos. Las normas de convivencias escolares enfocadas en los valores sirven para que los establecimientos educativos sean espacios para cualquier estudiante, independientemente de sus características. No importa de donde vengan, cuánto tarden en aprender, sus orígenes, capacidades diferentes o color de piel”, enfatizó Maldonado.

La prevención y la promoción de vínculos saludables también son políticas de Estado del gobierno de la provincia de Río Negro, que desde una modalidad transversal trabaja desde hace años tanto en escuelas como en organismos e instituciones.