(Russian Defense Ministry Press Service via AP, File)
Opinión Debates

Ucrania: consecuencias de dos años de guerra y algunas lecciones para Argentina

La invasión rusa, hace dos años, se empantanó  en una desgastante guerra de posiciones, con avances mínimos y a un alto costo, que sufre más Ucrania. Hubo profundos efectos geopolíticos y económicos que el experto argentino Paulo Botta explica para Debates.

Ucrania cumple hoy dos años en guerra, provocada por la invasión de tropas rusas, en un conflicto que ha derivado en una desgastante lucha de posiciones y donde la línea de frente ha mostrado escasas variaciones en los últimos 9 meses, más allá de victorias parciales de Moscú en las últimas semanas.

Pocos días antes del aniversario, el presidente ruso desplegó una intensa actividad: visitó tropas, mostró nuevo armamento y piloteó un nuevo caza supersónico, intentando aprovechar la reconquista de la ciudad clave de Adviika, a un alto costo humano, y donde sus tropas presionan a las fuerzas ucranianas en todo el noreste. A tres semanas de las elecciones presidenciales, donde es favorito, Putin aborda el segundo aniversario del inicio de la ofensiva desde una posición favorable, tras un 2022 marcado por el fracaso del asedio a Kiev y varias retiradas humillantes.

Mientras tanto, en Ucrania las imágenes de mujeres aprendiendo a disparar armas y de cadetes probándose máscaras antigás muestran sus dificultades. El ejército ucraniano, debilitado por los retrasos de la ayuda europea y estadounidense, el fracaso de su contraofensiva en el verano boreal y una escasez de municiones cada vez más acentuada, enfrenta una situación “extremadamente difícil”, según el presidente, Volodimir Zelenski. Entre el cansancio por la guerra y las tensiones físicas y emocionales que superan las familias, una movilización más amplia para expulsar a las fuerzas de Moscú es casi una utopía.

Según fuentes estadounidenses, Rusia habría registrado hasta 120.000 bajas en Ucrania, pero reclutó cerca de medio millón de efectivos en 2023 y unos 53.000 en enero, según cifras oficiales. En dos años, el ejército ucraniano también sufrió pérdidas, que se elevarían a unos 70.000 muertos y 120.000 heridos. Se calcula que otros 10.000 civiles murieron y varios millones fueron desplazados de sus hogares.

EE. UU. anunció el viernes más sanciones contra Rusia y la Unión Europea dijo que “está más unida que nunca” en su apoyo a Ucrania. Pero son cada vez más las voces que comienzan a pensar en una salida política a un conflicto que ha tenido profundos efectos en el mapa geopolítico y económico mundial.

Al respecto, Debates consultó a Paulo Botta, doctor en estudios internacionales avanzados por la Universidad Complutense de Madrid, profesor y director del programa ejecutivo en Medio Oriente Contemporáneo de la Universidad Católica Argentina.

Paulo Botta, analista internacional.

Pregunta: ¿Cuál es su balance de estos dos años de conflicto, que parece haberse estancado?

Respuesta: La invasión tuvo consecuencias en varios sentidos. En primer lugar, para los países europeos, o para ser más precisos la OTAN (países europeos y EE. UU.) ha significado una revitalización del “peligro ruso”. Después del fin de la Guerra Fría, en los años 90 y la respuesta al gran problema de seguridad del terrorismo internacional después del 11 de septiembre de 2001, en la primera década del siglo XXI en Europa había un gran debate sobre los desafíos que debía enfrentar el continente. Los países de Europa del este que se fueron incorporando la Unión Europea y a la OTAN a partir del 2004 decían que el peligro era Rusia, mientras los países centrales e históricos de la UE y los del Mediterráneo decían: no, el peligro viene del Mediterráneo, del norte de África, de la inmigración ilegal, el salafismo y el yihadismo terrorista. Bueno, esa discusión quedó zanjada: hoy hay consenso en que el problema es Rusia. El segundo punto es la vigencia de la OTAN, de la cual el presidente francés Macron llegó a decir que estaba con muerte cerebral. Ahora tiene dos nuevos miembros. Y los países europeos comienzan a hacer lo que Estados Unidos había pedido históricamente pero nunca logrado: que gasten el 2% de su PBI en defensa. O sea, la OTAN no solamente tiene más miembros sino que también gastan más en defensa.

Un tercer tema o consecuencia en términos de seguridad es el paulatino desacople en términos energéticos de Europa de Rusia. Ni siquiera en la Guerra Fría Europa se había desacoplado tanto de la Unión Soviética en términos gasíferos. Pero ahora de a poco lo está logrando, eso también es una novedad. Yo diría que es la gran novedad en términos energéticos del siglo XXI y donde por otra parte aparece Estados Unidos, los países árabes del Golfo (sobre todo Qatar) con gas natural licuado y del Cáucaso (básicamente Azerbaiyán) con grandes reservas de gas como los garantes de la seguridad energética europea en lugar de Rusia. Hay un reacomodamiento en términos energéticos y de defensa. Se está comenzando a discutir si realmente Europa tiene voluntad y la capacidad de pensar una defensa europea por fuera de la OTAN, hoy más un ejercicio de voluntad que una realidad.

Una reciente imagen de Putin mostrando un renovado caza supersónico.

P: ¿Y para Rusia?

R: Rusia tiene un conflicto abierto que ni siquiera se compara con Afganistán, el Cáucaso norte o la guerra de Georgia, en 2008. No tenían una movilización bélica semejante desde la II Guerra Mundial. Se demostró que tienen un sistema político que se ha blindado y ha demostrado estar más estable de lo que muchos pensaban. En el caso de Ucrania, a pesar de la resistencia, de las promesas y del apoyo internacional, es cada vez más claro que el conflicto va a tener una solución político-diplomática, no militar. Ni Rusia va a conquistar, pasar por encima y hacer desaparecer a Ucrania; ni Ucrania, por lo que puede verse, va a poder hacer que las tropas rusas se retiren hasta las fronteras internacionalmente reconocidas entre ambos países.

P: Hay una sensación de desgaste tras dos años de guerra: encuestas dicen que en la opinión pública europea hay un creciente cansancio sobre los costos de la ayuda o los recursos que demanda la guerra en Ucrania.

R: La mayoría como que está inclinándose hacia que haya una salida política y del lado de Rusia también, se están viendo algunas señales también. No sé si grietas, porque es un sistema tan cerrado que no se sabe qué pasa por dentro. Pero aparece como evidente que no se puede obtener en el campo de batalla todo lo que cada parte quiere. (El clásico teórico de bélico Claude Von) Clausewitz ya decía que la guerra es una extensión de la política por otros medios.

P: En el caso de China, ¿qué rol ha tenido en este conflicto?

R: Europa, Estados Unidos y Rusia se han centralizado en el conflicto y por lo tanto han tenido menos menos recursos para centralizarse en China y eso para China es una buena noticia. También que las sanciones internacionales y que se hayan cerrado mercados energéticos de Rusia ha significado una oportunidad para China, porque Rusia tiene que vender en algún lado eso y Beijing ha conseguido mejores condiciones, mejores precios para comprar lo que antes se compraba compraban los europeos. También China está viendo cómo se abren oportunidades de cooperación, porque hoy en día los países europeos quieren tratar de disminuir los niveles de conflicto y lo último que quieren es mayor tensión con China.

P: ¿Y a la Argentina como le afectaron estos dos años de guerra? Hubo un enfriamiento de lazo con Rusia, pero el expresidente Fernández siempre decía que el nuevo contexto brindaba oportunidades a la Argentina en materia energética y de alimentos…

R: Las cosas que dicen los políticos hay que tomarlas con cuidado. No podemos ser el supermercado del mundo como decía primero Macri y después Fernández si el 60% de los argentinos no está comiendo. Es una cuestión lógica: no podemos tener proveer a la seguridad energética si no podemos hacer llegar la energía nuestra barata a los principales centros habitados. Uno puede mentir en política, el problema es creerse las mentiras. Argentina tiene muchas potencialidades en términos de alimentos, tiene mucha potencial en términos energético, pero una potencialidad no es una realidad y en el mundo nadie te espera hasta que vos te acomodes. Esto ha sido así siempre. Nadie dice: vamos a comprarle comida o energía argentina de acá 10 años, cuando Argentina pueda organizar su producción. Vamos a pasar frío hasta que Argentina puede exportar su gas barato desde Vaca Muerta. Nada de eso ocurre, son declaraciones para la tribuna. Hay que hay que ser realistas y las grandes empresas lo son, pero eso a pesar de los anuncios grandilocuentes después no vienen las inversiones, porque las empresas tienen que pensar en términos de dinero y beneficios. No se creen esto que suelen decir los políticos. Sí esos dos temas han afectado uno de manera positiva, que podría haber sido mucho más, pero también de una manera negativa que también hubiera sido mucho más .

P: ¿Cómo es esto?

R: Porque si bien es cierto que aumentó la demanda energética y los precios, Argentina todavía tiene una matriz donde importamos energía y eso significa energía más cara. Tuvimos que gastar más para mantener el mismo nivel de consumo de energía. Y, además, como no habíamos realizado las inversiones y la planificación sostenida tampoco podíamos sumarnos a la oferta mundial. En otro sentido, fue algo positivo porque los precios de algunas commodities como la soja, el maíz o el trigo compensaron la ralentización del crecimiento de la economía china, pero debido a la sequía y a nuestras estructuras impositivas, tampoco pudimos ofrecer un aumento significativo de la oferta de los productos. Entonces hubo oportunidades y riesgos, las oportunidades no se pudieron aprovechar del todo y los riesgos tampoco fueron tan grandes, quedamos como empatados, con muy poca planificación y muy poco margen.

P: ¿Qué oportunidades y riesgos se le presentan en Argentina para el futuro en este escenario?

R: En primer lugar, un riesgo claro: el mundo se está militarizando, y aquellos que piensan o pensaban en los años 90 que el mundo se estaba institucionalizando y todo se resolvía pro estas vías, no está pasando. Esto es un dato para nosotros, tenemos un lugar importante en cuento a territorio y recursos, pero militarmente estamos desarmados. Por otra parte, las grandes organizaciones internacionales que iban a ser las gestoras de los conflictos, no ha sido así. Vemos que con lo que pasa en Ucrania o en Gaza, las Naciones Unidas, bien gracias. El mundo se ha vuelto más proteccionista y competitivo, eso no es bueno para un país que tiene una elite dirigente que piensa que las organizaciones internacionales nos van a solucionar todo, que la defensa no es importante, que no hay que planificar a largo plazo, etc. Fijate que seguimos insistiendo en hacer acuerdos comerciales con los europeos hace diez años, cuando Europa, y específicamente Francia nos dicen de mil maneras que no van a ir por ese camino. Hay una ralentización del comercio chino y eso es un problema para Argentina, que se ha vuelto muy chinodependiente.

P: ¿Y oportunidades?

R: Sobre todo, aprender de la experiencia ajena. Unas fuerzas armadas con capacidad de disuadir no se construyen de un día para otro, aunque te den una chequera libre como a Ucrania. O sea, la defensa no es solo cuestión de dinero. Es cuestión de dinero, tiempo y planificación adecuada. Ucrania tuvo recursos masivos y en un año no pudo recuperar, e incluso perdió territorio. El mundo se ha vuelto competitivo y conflictivo antes que cooperativo. Nos guste o no, el mundo no parece encaminarse a que los conflictos se resuelvan por vías institucionales.


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