Cómo piensan la política los argentinos, más allá de la grieta
El informe de Creencias Sociales del Observatorio Pulsar (UBA) indica un “clima de época” con mayor apoyo a la acción privada en economía, pero más demanda de Estado en seguridad. Las posturas ideológicas son más complejas que las etiquetas partidarias.
¿Registra la Argentina un giro conservador, o existe un arraigo de visiones progresistas? El último informe del Observatorio Pulsar de la UBA intenta ahondar sobre las preferencias ideológicas y las creencias de los argentinos, buscando tendencias que podrían marcar el futuro inmediato. El trabajo sostiene que se consolida un cambio en la valoración de los argentinos en relación al sector privado y crece la preferencia por la participación de empresas privadas en la economía. Pero aunque se reclama más espacio para la iniciativa empresaria, se mantiene el pedido de cierto control del Estado.
El estudio también advierte “una preocupación generalizada por la seguridad y el combate al delito” y un consenso para aumentar las penas contra la inseguridad y otorgar más poder a la policía. Sin embargo, aparece n divisiones cuando se llega a los extremos: hay un alto rechazo a la libre portación de armas.
Buscar la complejidad parece ser el objetivo de los investigadores, ya que deliberadamente buscaron evitar modelos binarios para clasificar las preferencias ideológicas, sino más bien inferirlas de las respuestas de los consultados sobre distintos aspectos sobre tres ejes: creencias en torno a la libertad y la igualdad; impresiones sobre el orden público y el rol del Estado en nuestro país.
“La sociedad esquiva las etiquetas: a veces es más fácil decir que la sociedad se corrió para la izquierda o la derecha y lo cierto es que encontramos un mosaico de preferencias que tratamos de interpretar y comprender. Hay muchas posiciones complejas que van más allá de las identidades partidarias, la polarización política, si se es oficialismo u oposición, si es izquierda derecha”, señala Augusto Reina, politólogo y director del Observatorio Pulsar, de la Universidad de Buenos Aires, un centro de estudios especializado en opinión pública que tiene tres programas de investigación: uno sobre creencias sociales, otro de monitoreo político y un tercero sobre debates presidenciales, “que es nuestra segunda agenda investigación del año y esperamos concretar en octubre”, explica.
El estudio concluye que “ no somos ni bipolares, ni a tres bandas: somos cuatro segmentos con asimetrías” al interior de cada espacio.
Reina explica que la estrategia fue “preguntarle a la sociedad sobre diferentes temas que identifican cuestiones sociales y después ir armándolas, como un rompecabezas ir juntando todos aquellos que están en alto nivel de acuerdo: como el alquiler de vientres, la adopción homoparental, la tenencia de armas, entre otras, con otras posiciones respecto a cuál es el rol que tiene que tener el Estado en la economía, por ejemplo. En función de eso, en vez de un eje de doble entrada, bidimensional, armamos algo de cuatro dimensiones. Nos parecía un poco más rico en términos de comprender un mosaico de cuestiones ideológicas que tienen asociaciones y tendencias”, .
Tomando en cuenta los posicionamientos de los argentinos en las dimensiones “público-privado” y “libertad-igualdad” se construyeron cuatro perfiles ideológicos:
• Privatistas (preferencia porque el sector privado sea el proveedor de los servicios públicos y favorecer la autonomía del sector respecto al Estado)
• Estatistas (tienen una postura favorable a la intervención y el papel activo del Estado en la economía y la sociedad)
• Progresistas (manifiestan su preferencia por una baja regulación del Estado en los asuntos de la vida privada)
• Conservadores (prefieren que el Estado regule los asuntos de la vida privada)
En el aspecto económico, un 30% dijo ser privatista y otro 30% estatista, mientras que en los valores sociales, un 19% se autodefinió progresista y un 18% conservador.
Como podría esperarse, en los votantes de Juntos por el Cambio y la Libertad Avanza hay mayor preferencia por el mercado, mientras que en Unión por la Patria hay mayor respaldo a un estado que interviene en economía. Sin embargo, “entre los votantes de UP pareciera haber un reposicionamiento de sus visiones económicas hacia una mayor valoración del sector privado” e incluso entre los libertarios hay una pequeña porción de “estatistas”. (Ver infografía)
Para Reina, este resultado confirma que “muchas veces se tiende a interpretar los electorados como si fueran entes monolíticos, donde todos responden y se sienten representado por todas las posiciones del partido o de su líder. Lo que nosotros vemos que eso no es cierto, las posiciones de la sociedad argentina sobre los debates públicos anteceden en muchos casos a las identidades partidarias. No se puede explicar todo a través de tres o cuatro etiquetas. Creo que el ejercicio es sacarse la pereza intelectual y ver qué implica esto, de ver la pluralidad” señala.
Algunas tendencias a futuro
Más allá de los matices, para los investigadores parece claro que hay algunas tendencias clara que marcan un cambio respecto de años anteriores.
“Contra una idea un poco establecida, nos encontramos en que hay cierta preferencia por una retracción del Estado en la esfera privada, es parecería parecería ser un principio de cambio de la tendencia histórica una ligera retracción del Estado en la esfera económica”, explica el investigador de la UBA. “Pero por otro lado, y esto es el contraste, también una mayoría reclama una mayor intervención del Estado para la imposición del orden público”, agrega.
Más que indicios sobre a quién beneficia o perjudica en términos electorales, para Reina este “cambio de clima de época” podría definir los consensos o desafíos que deberá alcanzar el próximo gobierno que surja de las elecciones de octubre. “Eso no significa que ese gobierno tenga que ir en tal o cual dirección, sino que lo debe tener en cuenta: si quiere ir en contra sabe el tamaño de la ola que se va a encontrar. Si quiere ir a favor de esa dirección, sabe la corriente que lo va a llevar surfeando o navegando más rápido” agrega.
Inclinación al sector privado
“Desde mi punto de vista, hay algunos elementos que hablan de un viraje a largo plazo, que sea el gobierno que sea va a ser muy difícil que no lo contemple. Hay una resistencia cada vez mayor a que el Estado sea quien resuelve todos los temas de la vida económica, la emergencia del sector privado en la provisión de servicios públicos, se ve en la pregunta gestión de las empresas , donde un 54% confía más en una empresa privada que en una pública, casi lo mismo que sobre el empleo” , recuerda. Este giro es importante porque “ no olvidemos que hubo un periodo en que la gestión pública o la estatización de empresas como YPF o Aerolíneas contó con alto nivel de aprobación, había una idea de que el Estado es capaz de gestionar más efectivamente y mejor que el privado. Ese consenso parece aminorar y a partir de eso me costaría mucho pensar que el próximo gobierno pueda crear empresas públicas, con alto nivel de apoyo de la población. Si me es más fácil pensar en un giro privatista, en una agenda de gobierno” señala Reina.
Seguridad: reclamo de orden
En el área de seguridad, Reina destaca que “hay una demanda de que el Estado intervenga con mayor fuerza en el establecimiento de orden público a través de dos cosas: aumentando las penas y teniendo mayor presencia de las fuerzas de seguridad en la calle”. Sin embargo, en contra de algunas visiones libertarias, “lo que no hay demanda es que el estado desregule el tema como para que cada uno pueda defenderse por su cuenta. El Estado implica esto, es un pacto tácito en el cual nosotros cedemos la aplicación de la fuerza individual para que alguien nos proteja. Y lo que es interesante con la propuesta de libre exportación de armas, es que hay un rechazo muy claro a esta legislación, que en otros países (como EE.UU o Brasil) es bastante más aceptada, una entrega de este del poder del Estado al privado. Al contrario, acá hay una demanda de los privados de que el Estado tenga mayor poder para justamente establecer orden público”, señala el investigador.
Libertades: opiniones repartidas
En materia de libertades y derechos, el estudio realizó preguntas sobre siete cuestiones que habitualmente generan disputas entre valores. Tres de ellas tuvieron en las respuestas un consenso importante: la adopción homoparental (59% de apoyo), la subrogación de vientre (58% de acuerdo ) y la posibilidad de eutanasia (72% de avales). Por otra parte, legalizar el trabajo sexual (54% de rechazo), despenalizar el consumo de marihuana (63% de rechazos) y extender el lenguaje inclusivo (72% en contra) no reunieron amplios apoyos sociales.
En el caso de la Educación Sexual Integral, se vislumbró un apoyo mayoritariamente urbano (41% de apoyo), pero a medida que se aleja de las zonas metropolitanas, la población reclama más por la co-responsabilidad de las familias en la discusión del tema (30% de respaldo).
En el caso del aborto, por ejemplo, pese a la aprobación de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo , el debate no parece saldado: un 59% se mostró en parte o totalmente en contra de su aplicación (con fuerte incidencia de votantes de JxC o LLA) y un 41% a favor, con mayor respaldo en votantes de UP o de izquierda.
“ Creo que el tema de la ley ha sido muy politizado y partidizado, digamos que se ha hecho parte de la discusión de las trincheras política entre la población argentina. Cuando un tema de este estilo en el debate público tiene tantas voces contrastadas y tantas personas se posicionan para defenderlo a favor o en contra, termina siendo un debate que no es tan ligado a la ley en sí, sino si te asimilás con los partidos y personas que las exponen. Son posiciones que crean identidades políticas, no solo posiciones sociales .
Tanto la interrupción voluntaria de embarazo como también la del lenguaje inclusivo son representativas de esto. Por ejemplo, el lenguaje inclusivo es una posición en la cual el apoyo de los votantes de la Unión por la Patria es bastante uniforme, con mayor o menor nivel de aceptación, pero en los otros partidos el rechazo es casi monolítico. Son temas de debate público altamente politizados , a diferencia de la eutanasia o la adopción homoparental, donde los apoyos y rechazos no están tan partidizados” sostiene el politólogo Reina.
* El estudio de Pulsar fue hecho entre 1.000 casos a nivel nacional, entre el 5 y 16 de mayo de este año, probabilística (CATI) mediante un relevamiento telefónico, un 70% a celulares y 30% fijos. Hubo cuotas por sexo, edad y nivel educativo. La muestra abarcó áreas de CABA, provincia de Buenos Aires, provincias del Centro, NOA, NEA, Cuyo y Patagonia. En este último caso, se relevó a poblaciones de Neuquén-Plottier, Gran Santa Rosa, Bariloche, Cipolletti y Esquel.
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