¿Qué estrategias policiales de seguridad funcionan en América Latina?
Un grupo de expertos presentó los distintos tipos de soluciones policiales que han sido más efectivas para la prevención, control, y disuasión de los delitos, la violencia y el desorden
La preocupación por la creciente inseguridad no es un tema exclusivo de la Argentina, sino de todo el continente. Hace unos meses, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) comenzó un programa de estudios sobre políticas de seguridad en el subcontinente, basado en experiencias concretas de los países.
Así es como presentó en abril pasado la Plataforma de Evidencias en Seguridad y Justicia, en sus palabras “una solución digital que facilita el acceso de los gestores públicos a las mejores evidencias científicas producidas sobre la efectividad de las soluciones existentes en seguridad y justicia”.
El sitio cuenta con evidencia sistematizada de casi 100 tipos de soluciones y 700 casos evaluados, en áreas como: prevención de la violencia infanto-juvenil, prevención de la violencia contra las mujeres, seguridad urbana, policiamiento, justicia criminal y reinserción social.
Dentro de este programa, el pasado 13 de julio se realizó el webinar “¿Qué ha funcionado en Policiamiento?”, donde un grupo de expertos presentó los distintos tipos de soluciones policiales que han sido más efectivas para la prevención, control, y disuasión de los delitos, la violencia y el desorden, así como los avances y desafíos pendientes en la región.
En la presentación, Beatriz Abizanda, especialista en Seguridad Ciudadana del BID destacó la cifras negativas que se observan en distintas encuestas sobre el tema.
Destacó que Latinoamérica tiene una tasa homicidios que triplica el promedio internacional y solo el 43% de los homicidios son aclarados, contra el 63% a nivel mundial. Es también la región con más baja confianza en la policía (49% promedio) contra un 69% global.
La especialista destacó que en la plataforma se evaluaron 132 casos de policiamiento con 20 tipos de soluciones, algunas de la región y se catalogaron en tres categorías: efectivas, prometedoras y en evaluación. “Son iniciativas que comparten un foco estratégico, un qué y un cómo se solucionan y abordan los problemas” explicó Abizanda.
De todas ellas, la que mayor efectividad probada alcanzó fueron los programas de redireccionamiento de jóvenes y adolescentes , estrategias para “evitar el procesamiento de menores en el sistema penal, ya que se ha demostrado que la primera entrada en la Justicia penal influye en sucesivas entradas posteriores y en enormes daños sociales derivados” explicó Abizanda. Los programas tienen como objetivo suspender el proceso punitivo, manteniendo el interés de que los infractores se responsabilicen por sus actos y de evitar la repetición de conductas ilícitas. Las acciones y los componentes de estos programas pueden ir desde medidas poco intensivas, como una reprimenda verbal del juez, o alguna fianza, hasta medidas intensivas, como aceptar la admisión formal a un programa de tratamiento psicológico o medidas comunitarias que ayuden a evitar la repetición del comportamiento.
Una experiencia prometedora, ha sido la de “Policía orientada a problemas”, donde deja de estudiarse la ocurrencia de hechos criminales aislados, sino que se estudian los patrones comunes y recurrentes, que permiten coordinar respuestas intersectoriales a estos problemas.
Otra experiencia “prometedora” en seguridad fue el esquema de prevención basado en “puntos de calor” geolocalizados en tiempo real, con patrullajes disuasivos en puntos específicos donde se concentran hechos de criminalidad. Este permite detectar concentraciones geográficas de víctimas y victimarios de hechos criminales y obtener “buenos resultados con pequeñas asignaciones de recursos policiales”. Aquí el Comisario General Johny Diego Sosa, de Uruguay , presentó el Programa de Alta Dedicación Operativa (PADO ), que mediante patrullajes en “puntos de calor” en un mapa que fijó zonas, tipos de delitos y horarios logró una caída del 23% en robos violentos callejeros. De un patrullaje aleatorio se pasó a uno focalizado, con personal especialmente capacitado y rotación permanente de lugares.
También se presentó un programa aplicado en Santa Catarina, Brasil, donde el uso de cámaras corporales en los agentes de policía logró mejorar las interacciones con la ciudadanía y reducir un 64% los “encuentros negativos” con los agentes.
Finalmente, se habló de experiencia en Cali y Bogotá, Colombia, de programas para disminuir los circuitos de compra venta y circulación de armas de fuego, que lograron bajar entre el 10 y 15% los delitos vinculados.
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