Pospandemia en Argentina: agobiados por la crisis y más dispuestos a emigrar
Así lo muestra una encuesta de la Fundación Colsecor. Casi un 80% de los jóvenes desea probar suerte en otro país. Aunque la salida de la pandemia mejoró el bienestar emocional, un 50% se despierta con poca energía. En ciudades más chicas se vive mejor.
Lo peor de la pandemia pasó y mejoró un poco el estado emocional de los argentinos, pero el cansancio y un fuerte sentimiento de pesimismo sobre el futuro quedan, sobre todo entre los más jóvenes. Hay mucho descontento con los servicios del Estado y una creciente desconfianza en las instituciones públicas, especialmente en las ciudades más grandes. En las poblaciones más pequeñas del interior la crisis se sobrelleva un poco mejor, y por eso muchos están pensando en mudarse desde los grande centros metropolitanos adonde la menor escala y el mayor contacto social y con la naturaleza pareciera hacer todo un poco más “manejable”.
Casi el 80% de los jóvenes entre 18 y 25 años manifiesta algún deseo de dejar el país y probar suerte en otro lado, en medio de la crisis económica. Casi la mitad de quienes habitan una ciudad grande están pensando en mudarse a una más pequeña, especialmente en el interior del país. Y por primera vez en años, una mayoría tiene una percepción más positiva del mercado que del Estado, de la mano de la insatisfacción por la calidad de los servicios.
Estos son algunas de los hallazgos de la encuesta más reciente realizada por la Fundación Colsecor, una organización no gubernamental que nació en abril del 2018 como una herramienta para la integración y el fortalecimiento del sector cooperativo, especialmente en el interior del país.
Desde 2020, esta institución realiza anualmente un estudio denominado “Medición de calidad de vida en pueblos y ciudades de Argentina” que indaga sobre varios indicadores relacionados al bienestar en la vida cotidiana y la satisfacción con el lugar donde se habita.
La encuesta de este año se realizó entre el 13 y 19 de julio pasados sobre 1.400 casos reales en todo el país, mediante encuestas digitales, estratificada y se calibró la muestra según parámetros censales de sexo, edad y tamaño de ciudad. Así, las respuestas obtenidas sobre aspectos como calidad de vida, bienestar personal, satisfacción con la vida en su localidad, migración, confianza social, el futuro, visión del Estado y el mercado o participación comunitaria se dividen para comprar las ciudades grandes (con más de 100.000 habitantes) medianas (entre 35 y 100.000), chicas (entre 35.000 y 10.000) y los denominados “pueblos” (menos de 10.000 habitantes).
El estudio estuvo dirigido por el politólogo Mario Riorda, que dialogó con Debates sobre los principales resultados del sondeo.
• Deseo de emigrar.
El 78% de los jóvenes, sin importar en qué ciudad vivan, se quieren ir del país. “Los jóvenes son los menos optimistas, son especialmente sensibles a desarrollar sentimientos de pesimismo en un clima social agitado”, señala Riorda. El índice se incrementó un 18% respecto del año pasado y es más fuerte entre quienes cursan o completaron la universidad. Pero no son los únicos. El deseo de probar suerte en otro lugar del mundo llega al 52% de los encuestados, sin importar edad ni estrato social. Riorda aclara que “esto no significa necesariamente que se vaya a dar, porque se vaciaría el país. Pero es un hecho aspiracional, una potencialidad que habla de una negativa visión sobre el futuro. Hay un nivel de escepticismo que es trasversal en toda la sociedad argentina”.
• El cansancio pega fuerte.
El 50% de los argentinos se levanta a la mañana ya con una sensación de poca energía, una secuela de la pandemia que agrava la crisis económica. “Se detectaron estados individuales menos graves (menos soledad, menos percepción de tristeza y depresión), pero menos vitalidad y energía, especialmente en las ciudades grandes” señala el politólogo. “Tiene que ver con la incertidumbre y la acumulación de ‘estreses’: la incertidumbre económica, la inflación que afecta ingresos. Por ejemplo hay dos indicadores: hubo un menor acceso al crédito (36% contra el 46% del año pasado) y se potenciaron estrategias para combatir la inflación, como consumir menos y recorrer más buscando ofertas, todas situaciones que generan inquietud”, explica.
• En las ciudades medianas y pequeñas se vive mejor…
La encuesta revela que una mayoría declaró -64%- que disfruta de la vida, pero con una leve caída comparada al 2021. Hay más disfrute en localidades menores, y esto tiene que ver con que a menor escala y mayor cercanía pareciera haber mayor resiliencia a los problemas actuales. “Todo pareciera ser un poco peor en las grandes ciudades, hay diferencia de entre 6 y hasta 14 puntos en cada indicador de bienestar: el descontento con las instituciones, la inseguridad, el malestar por las protestas, el deseo de emigrar, es siempre mayor en las ciudades más grandes. Por eso se revierte la tendencia histórica y por tercer año es más la gente que busca ir de lo grande a lo pequeño. Hay más voluntad de ir a lo grande a lo chico”, explica Riorda. El 55% de quienes viven en grandes urbes se mudaría a una localidad más pequeña, mientras sólo el 38 % de quienes viven en localidades medianas y pequeñas se iría a una más grande. Quizás la mayor valoración de los problemas ambientales influya también en esto: el 54% de quienes viven en ciudades chicas está satisfecho con la atención de sus vecinos en este tema, mientras en las grandes ciudades es apenas superior al 40% .
• Pero vivir lejos de los grandes centros urbanos tiene desventajas
Las ciudades grandes mantienen ventajas en situaciones como variedad de oferta de atención médica, educativa en todos los niveles y alternativas de consumo cultural. Sólo el 36% de quienes viven en pequeñas localidades sintió algún grado de satisfacción con la diversidad de especialidades de salud, mientras que el 39% se mostró satisfecho con la oferta en educación superior en su pueblo.
• Insatisfacción con los servicios.
Cuando se comparan los indicadores de servicios educativos, de salud y de transporte, “se evidencia una caída significativa en la percepción de satisfacción con la vuelta a la presencialidad” sostiene el informe. Sólo un 48% se mostró satisfecho con la provisión de servicios en 2022, contra un 63% en 2020. Y un 54% contra un 44% entre ciudades grandes y las medianas o pequeñas.
“La salida de la pandemia no implicó el restablecimiento de los servicios, todavía hay una hibridez entre presencialidad y virtualidad o restricciones” señaló el académico.
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