Opinión Debates

Las cosas por su nombre: «Emergencia hídrica» es emergencia climática

En la región existen cuatro tipos de amenazas principales relacionadas a los impactos del Cambio Climático: incendios forestales o urbanos vinculados a sequías, inundaciones y deslaves asociados a eventos extremos, déficit hídrico por variaciones en el régimen de precipitaciones anuales y olas de calor.

Miriam Ambrosio * (Colectivo Ambiente Patagonia)


Los problemas ambientales se han acrecentado en las últimas décadas preocupando la dimensión que alcanzan, la multiplicidad de efectos que generan y la complejidad que presenta su resolución. Entre ellos, el Cambio Climático (CC) exige, sin dudarlo, un compromiso de la participación de la sociedad en su conjunto como fundamental en la percepción, reconocimiento y legitimación de la existencia de dichos problemas y la necesidad de su resolución

El Cambio Climático es uno de los principales problemas ambientales al que se enfrenta la totalidad del planeta, asociado fundamentalmente a un modelo de producción económica y de consumo que se ha agudizado a través de los años y que conlleva a una desigualdad social donde los combustibles fósiles son uno de los mayores responsables de las emisiones de Gases Efecto Invernadero asociados al calentamiento global. Los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el C.C. expresa claramente la necesidad urgente de producir un cambio en el sistema económico mundial, para que en un futuro (año 2100), la temperatura media planetaria no supere los 1.5°C en relación al período preindustrial, teniendo en cuenta los diferentes impactos que puede ocasionar este aumento en distintas regiones de la Tierra. Los esfuerzos hasta ahora, bastantes inciertos y débiles, preocupa llevando a la necesidad urgente de establecer políticas claras que encaren la mitigación y adaptación al CC.

En 2021, la AIC midió una reducción de precipitaciones de un 60% en la cuenca del río Neuquén, 45% en la del río Collón Curá y un 38% en la del río Limay (entre abril y julio).

En la región existen cuatro tipos de amenazas principales relacionadas a los impactos del Cambio Climático que han sido identificadas como riesgos: incendios forestales o urbanos vinculados a sequías, inundaciones y deslaves asociados a eventos hidrometeorológicos extremos, déficit hídrico asociado a las variaciones en el régimen de precipitaciones anuales y olas de calor. (Ver cuadro)

Impactos del Cambio Climáticosegún región biofísica


La falta de agua en términos de riesgo


Actualmente, las cuencas hídricas de los ríos Limay, Neuquén y Negro vienen transitando un período de más de 13 años de sequía, siendo este año el punto más crítico. En el caso de nuestra región, donde se genera una parte importante de la hidroelectricidad del país, esto ya ha significado según la Tercera Comunicación Nacional de Cambio Climático (2015) pérdidas de hasta un 40 % .

En relación a los caudales, las proyecciones para los diferentes escenarios climáticos globales a futuro, ya estimaban que estos se reducirían, siendo más sensible la cuenca del río Neuquén, en función de sus características fisiográficas con mayores pendientes, falta de lagos en cabeceras, menor cobertura vegetal y suelos más erosionables.

Para el año 2021, la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), registró para el período de mayor aporte de agua para la zona cordillerana y áreas de influencia (abril-julio), una reducción de precipitaciones de un 60% en la cuenca del río Neuquén, 45% en la del río Collón Curá y un 38% en la del río Limay. Y esta tendencia se repite para la acumulación de nieve en alta montaña. Esto significa una reducción de las reservas en forma de nieve, condicionando la disponibilidad de agua para el verano y otoño próximos. Estos datos anticiparon la gravedad de la situación de los caudales actuales de nuestros ríos y aún habiendo pasado 6 años desde la elaboración de estos informes de nación vemos que poco se ha accionado en este sentido.

Ante esta situación, en agosto pasado, la provincia de Neuquén declaró la emergencia hídrica, social y productiva por el término de 180 días con el fin de responder a la situación que presentan hoy las cuencas. Bajo esta normativa se propusieron obras para garantizar el acceso al agua, aunque como vemos hoy estas medidas no son suficientes ya que la región presenta una débil integración de la información y gestión de los distintos organismos e instituciones públicas y científicas, entre otras falencias. Disponer de esta información de manera organizada contribuiría a la generación de sistemas de monitoreo y alerta para la toma de decisiones en forma anticipada, como el desarrollo de estrategias y políticas que tengan en cuenta la vulnerabilidad de los sistemas productivos locales y de las poblaciones para hacer frente a los distintos riesgos provocados por el clima.

Emergencia y planificación ¿una contradicción?


La baja de los caudales en los ríos y lagos de la región, que se arrastra desde hace años, es evidente en estos días.

Un mayor conocimiento de los impactos del CC, sobre escenarios futuros con altos niveles de incertidumbre, llevan a la urgente necesidad de un replanteo del concepto de planificación, considerando diferentes escenarios de análisis para el control de nuevos riesgos.

Especialmente para el paisaje urbano, como áreas generadoras de gases de efectos invernadero (GEI). Ello exige una revisión en la organización de su territorio y las normativas relacionadas con infraestructura de servicios y zonificación de usos del suelo, entre otros. La planificación estratégica se presenta como un avance para lograr una instrumentación más flexible en la gestión, donde la participación de distintos actores sociales es fundamental.

Lo anteriormente expuesto, plantea la necesidad de trabajar sobre medidas de mitigación y adaptación con un enfoque integral y participativo donde la justicia social, la diversidad cultural y la equidad de género, orienten el camino al abordar el debate sobre el CC y lo que está ocurriendo en la región, específicamente en relación a la emergencia hídrica.

Es por ello fundamental considerar espacios de concertación social en el que a través de una participación comprometida se genere un proceso de co-construcción de saberes, de formulación de estrategias y propuestas, permitiendo la apropiación social de un problema prioritario.

*Licenciada en Geografía, docente e investigadora de la UNCo, integrante del colectivo Ambiente Patagonia.


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