(AP Photo/Eraldo Peres)
Opinión Debates

¿La ultraderecha global ya tiene un “manual” de acción?

Un líder carismático desinforma, no admite resultados de elecciones y estimula a sus seguidores hasta que una turba ataca instituciones democráticas. patrones comunes en EE.UU, Brasil y en un hecho en alemania. una especie de internacional “alt-Right”.

Sebastian Smith AFP


La toma del Capitolio en 2021, un hecho muy similar al de Brasil.

Un carismático líder derechista se niega a reconocer que ha perdido las elecciones, boicotea la toma de posesión de su sucesor y permanece en silencio mientras sus seguidores asaltan la sede del gobierno. Brasil ha seguido el ejemplo de Estados Unidos.

Mientras estuvo en el poder, Jair Bolsonaro copió tan descaradamente a Donald Trump que se ganó el apodo de “el Trump Tropical”.

Al igual que el presidente estadounidense, el mandatario brasileño sedujo a un electorado cristiano de derecha que aplaude la posesión de armas y desprecia a las minorías sexuales, los discursos políticos convencionales y los periodistas. Y, como él, se siente tentado por los baños de multitudes.

Así que no sorprendió que tras su derrota frente al izquierdista Luiz Ignacio Lula da Silva recurriera a las mismas jugadas que Trump después de perder las elecciones frente a Joe Biden en 2020.

1. Negarse a reconocerlo tras difundir rumores falsos durante meses sobre fraude electoral.

2. Rechazar asistir a la toma de posesión del ganador.

3. Observar cómo partidarios suyos causan destrozos en la sede del gobierno y tardar en emitir un llamado al orden a regañadientes.

Incluso las fechas de los ataques fueron casi las mismas: 6 de enero de 2021 en Washington y 8 de enero en Brasilia, aunque en el caso de Brasil Bolsonaro ya había sido reemplazado, mientras que Trump todavía era presidente.

Otrora los dos países más grandes de América eran más conocidos por compartir constituciones federales similares.

Al igual que Estados Unidos, Brasil tiene una Corte Suprema, un Senado y una Cámara Baja, una presidencia fuerte, gobernadores estatales y una capital federal separada y bastante anquilosada.

Ahora a la lista cabe agregar las turbas.

El copamiento de edificios públicos en Brasilia tuvo similitudes llamativas con el del Capitolio hace dos años en EE.UU.: Una turba, banderas, destrucción de símbolos democráticos, exhibición a los medios. (AP Photo/Eraldo Peres)

El comentarista político estadounidense conservador Charlie Sykes estima que se ha pasado de un Estados Unidos “exportador de libertad y democracia, a un Estados Unidos que proporciona planes de acción y exporta insurrección”.

“Esto no es una teoría. El papel que ha jugado el mundo de Trump en todo esto está justo delante”, dijo a MSNBC Sykes, quien dirige el sitio de noticias Bulwark y se opone a Trump.

Eso ha hecho preguntar a numerosos analistas si exite una “internacional de alt-Right (ultraderecha alternativa)” que intercambia ideas y métodos.

Los disturbios del domingo en Brasilia recordaron el asalto de la multitud de los seguidores de Trump al Capitolio hace dos años. Y como en ese caso, la gran cantidad de personas en Brasilia impidió que la policía pudiera reaccionar rápidamente.

Esta vez la multitud también llegó envuelta en banderas nacionales y, en el caso de Brasil, en camisetas de la selección nacional de fútbol. Una vez más, bandas de hombres destrozaron el mobiliario y los símbolos en el interior del Congreso, y se mostraron a cara descubierta ante las cámaras.

Pero las raíces son mucho más profundas de lo que sugieren estas comparaciones. Cuando ambos estaban en el poder, Bolsonaro visitó la Casa Blanca e incluso la sede no oficial de Trump en Florida, en Mar-a-Lago.

Trump, quien calificó a Bolsonaro de “gran líder”, se identifica con el clima cálido y de mucho dinero de Florida, que también es uno de los principales destinos para los turistas brasileños.

Bolsonaro viajó allí después de su derrota electoral y visitó Mar-a-Lago, según afirma la prensa brasileña. Se cree que sigue en Florida.

Los dos líderes también echan mano de la familia para proyectar una versión juvenil.

Donald Trump Jr, con una imagen machista y provocadora, encarna ese papel para su padre. En Brasil es Eduardo Bolsonaro, quien aparece en reuniones ultraconservadoras en Estados Unidos y que, según The Washington Post, se reunió con Trump en Mar-a-Lago tras la derrota de su padre.

Además, las personalidades que planearon el ascenso de Trump siguen comprometidas con la causa populista de derecha.

Steve Bannon, condenado a cuatro meses de prisión por desobedecer una citación para testificar sobre el ataque al Capitolio del 6 de enero, estuvo muy involucrado en la difusión de información falsa del equipo de Bolsonaro antes de las elecciones y en la impugnación del resultado.

“No hay mejor hombre en este mundo” que Eduardo Bolsonaro o su padre, dijo Bannon a un auditorio en noviembre, y afirmó que las máquinas de votación electrónica se usaban en Brasil “para robar elecciones”.

El domingo elogió a los manifestantes brasileños en las redes sociales.Otro miembro del entorno de Trump, el asesor Jason Miller, fue detenido brevemente en el aeropuerto de Brasilia en 2021 después de visitar a Bolsonaro y asistir a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de Brasil, una rama de la establecida en Estados Unidos.

Tras la derrota del exmandatario ultraderechista, Bannon declaró que el movimiento va “más allá de los Bolsonaros”, “más allá de Trump”.

¿Cuál será el límite?


El caso del fallido ataque en Alemania

Policías detienen a Heinrich XIII Prince Reuss, uno de los presuntos líderes de «Ciudadanos del Reich».

El grupúsculo que proyectaba atacar las instituciones democráticas de Alemania, desmantelado el 7 de diciembre pasado, tiene muchos puntos en común con lo ocurrido en EE. UU. antes y en Brasil, después.

La policía detuvo a 25 personas, dos de ellas en Austria e Italia, entre los que había un aristócrata alemán, un exdiputado de ultraderecha y una rusa, además de varios exmilitares, que proyectaba atacar el Budestag ([la cámara baja del parlamento]).

Tenemos una mezcla peligrosa de personas adeptas a convicciones irracionales, algunas con mucho dinero, otras con armas y con un plan que quieren poner en marcha […] Por eso es peligroso y por eso hemos intervenido”, explicó el jefe de la Oficina federal de la policía criminal (BKA), Holger Münch. “Los allanamientos también lo muestran”, con armas descubiertas en 50 de los lugares registrados, desde “ballesta hasta fusiles y municiones y muestra que esto no es algo inofensivo”, declaró.

La justicia sospecha que hicieron preparativos concretos “para entrar violentamente en el Bundestag con un pequeño grupo armado”, indicó la Fiscalía . Según él, el movimiento Reichsbürger tiene unos 21.000 simpatizantes. “Calculamos que el 10% son proclives a la violencia”, dijo.


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