“La proyección del Mar Argentino es muy distinta con Malvinas o sin ellas”

Para el analista político Rosendo Fraga, el contexto internacional actualiza el valor estratégico de las Islas. Señala que a la "estrategia zizagueante" de la diplomacia argentina le falta una visión que integre sus intereses antárticos, la Patagonia Austral, las Malvinas y el Mar Argentino.


Rosendo Fraga, director del centro de estudios Nueva Mayoría, especializado en temas de geopolítica y defensa.

Para Rosendo Fraga, abogado, periodista, historiador y analista político del centro de estudios Nueva Mayoría, los 40 años del desembarco argentino en Malvinas encuentran un mundo donde “los temas de soberanía son más importantes que 30 años atrás”, especialmente en el nuevo escenario generado por la invasión rusa Ucrania, donde las islas son un factor clave en la proyección argentina en el Atlántico Sur. Asegura que “la opinión pública apoya el reclamo de soberanía en las Islas pero no avala su recuperación por la fuerza”.

Pregunta: A 40 años de la Guerra de Malvinas, ¿qué opina de la estrategia diplomática argentina para continuar el reclamo de soberanía? ¿ve factible alguna salida a corto plazo? ¿Ha habido algún cambio significativo en estas décadas?

Respuesta: Posiblemente la recuperación de la soberanía argentina sobre ellas está más lejos que hace cuatro décadas. Esto es porque ha habido una guerra perdida, pero también porque se registra un incremento de la importancia estratégica de las Islas.

En los ochenta el interés era la pesca; en los noventa se sumó la energía y en particular la posibilidad de extraer petróleo; y en el siglo XXI, la proyección a la Antártida, que adquiere creciente importancia por razones geopolíticas y eventualmente económicas.

El Reino Unido pareciera tener hoy mayor interés en permanecer en las Islas que hace cuatro décadas. Durante ellas, la Argentina ha tenido una política zigzagueante. Algunos gobiernos, como el de Menem y el de Macri, apostaron al diálogo y a aumentar la convivencia cotidiana con la población de las Islas. Otros, como en las distintas etapas del kirchnerismo, optaron por tratar de hacer costosa la negativa británica a discutir la soberanía.

P: ¿Qué consecuencias tiene para el país la no resolución de este conflicto? ¿Cambia algo la salida del Reino Unido de la Unión Europea?

R: Para la Argentina, la resolución del conflicto es importante, no sólo por razones histórico-políticas, sino también por razones geopolíticas y económicas. La proyección del Mar Argentino es muy distinta con las Malvinas que sin ellas. Los dictámenes en el ámbito diplomático internacional favorables a las pretensiones de nuestro país, que suma una cuarta parte más de territorio en su reclamo de soberanía marítima, se harán o no efectivos de acuerdo al ejercicio concreto de soberanía que Argentina tenga sobre las islas.

P: En un reciente artículo, usted menciona, a propósito del conflicto Rusia-Ucrania, del “regreso de la geografía” como ordenador de conflictos ¿Cómo ve la situación en el Atlántico Sur desde esta perspectiva? ¿Existe una estrategia argentina sobre el Atlántico Sur en la actualidad?

R: En 1883, el entonces Presidente General Julio A. Roca, inició el reclamo por la soberanía de las Islas, que ha sido anual desde entonces, sin interrupción y más allá de los diferentes y contradictorios gobiernos que ha tenido el país. Al mismo tiempo, el 4 de enero de 1904, en su segunda Presidencia, Roca firmó el decreto por el cual se estableció la soberanía argentina sobre la Antártida a partir de las Islas Orcadas. Por el mismo decreto adquiere unas instalaciones privadas de un emprendedor escocés que las había ofrecido primero al gobierno británico, que las rechazó por su falta de interés geopolítico y económico. Treinta y seis años después, en 1940, el Reino Unido es el segundo país que establece una presencia permanente en la Antártida. Estos hechos ya mostraban una visión de Roca muy precisa sobre la importancia a futuro que tenía la geografía del sur del país para sus intereses de largo plazo. La Argentina necesita una estrategia hacia el Atlántico Sur que integre sus intereses antárticos, la integración de la Patagonia Austral, las Malvinas y el Mar Argentino. Al respecto, la instalación de la base militar conjunta -con uso dual, civil y militar- es un paso concreto en este sentido, así como la reapertura permanente de la base antártica Petrel.

Malvinas y el contexto internacional


P: El contexto internacional actual ¿Favorece el reclamo argentino sobre las islas y el Atlántico Sur? ¿O corre el eje de atención sobre esta disputa?

R: Los problemas geopolíticos y de soberanía han adquirido más importancia que hace tres décadas. Entonces predominaba la idea de que las guerras desaparecerían y serían sustituidas por las competencias económicas y comerciales. También que se diluía la soberanía de los estados nacionales en beneficio de las organizaciones multilaterales y la globalización económica. Al comenzar la tercera década del siglo XXI, es claro que esto no ha resultado así. Las potencias como actores multilaterales se han fortalecido, los conflictos de fronteras se incrementaron y el territorio (incluido el marítimo y el espacial) ha readquirido valor. Esto, en mi opinión, es evidente respecto a Malvinas.

P: ¿ Hay relevamientos sobre la opinión pública respecto de la política exterior y defensa? ¿qué resultados han encontrado?

R: Para la opinión pública argentina, el tema de la defensa ha ido recuperando importancia, en la medida en que el paso del tiempo ha ido diluyendo los resquemores que existieron cuatro décadas atrás. Incluso el tema del reequipamiento militar, que durante largo tiempo se planteó que era inconveniente porque no generaba votos por un lado y por otro daba una imagen “agresiva” de Argentina, ha ido quedando atrás. Hoy se habla en los medios de comunicación de compra de blindados a rueda para el Ejército, un nuevo submarino y aviones de caza supersónicos, sin que esté generando resistencias políticas. Respecto a las Malvinas, hay un amplio consenso respecto a que son argentinas, pero no hay apoyo para un nuevo intento de recuperarlas por la fuerza.

P: Hechos como el de Ucrania han actualizado el debate sobre la necesidad de tener FF.AA. actualizadas, profesionalizadas y eficientes ¿cómo está Argentina en esta materia?

R: Argentina tiene un gran atraso en materia de equipamiento y modernización de sus Fuerzas Armadas. Pero ha habido una evolución importante en la actualización académica e intelectual y se han logrado mantener niveles mínimos de adiestramiento. La ley del FONDEF, impulsada por el ex ministro de Defensa, Agustín Rossi, que destina un fondo específico para el reequipamiento militar, ha marcado un punto de inflexión positivo al respecto. Las posibles adquisiciones mencionadas, la incorporación de 10.000 soldados voluntarios, el blanqueo de los suplementos salariales y la posibilidad de una nueva ley de personal militar, pueden ser un cambio de tendencia en este problema.


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