Elecciones en EE.UU.: ¿qué espera el mundo de Donald Trump o Kamala Harris?
Aunque las grandes líneas de la política exterior de EE.UU. son bastante estables, los matices que representan Trump y Harris pueden generar fuertes cambios en las guerras de Ucrania o Medio Oriente. América Latina es tema marginal para la potencia.
Los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos tienen visiones del mundo muy diferentes, y las elecciones de noviembre pueden cambiar radicalmente la política hacia Ucrania y otros socios internacionales. América Latina, como hace casi 40 años, queda al margen de las prioridades de los candidatos, salvo por las problemáticas ligadas a la inmigración, el narcotráfico y a la situación en Cuba y Venezuela.
La vicepresidenta Kamala Harris propone continuar la agenda de Joe Biden, aunque busca matizar el tema de Medio Oriente; mientras que una eventual victoria de Donald Trump puede significar una ruptura en la política exterior estadounidense.
Ucrania
Pocos temas dividen tanto a los dos candidatos como Ucrania.
Trump ha hecho mofa de los miles de millones de dólares de ayuda estadounidense a Ucrania, al decir que Rusia, que inició la invasión en febrero de 2022, está destinada a ganar. En el pasado, el expresidente ha mostrado admiración por el mandatario ruso, Vladimir Putin, quien recientemente calificó a Trump de “sincero” al intentar poner fin a la guerra en Ucrania.
El republicano ha sugerido el retiro de la ayuda estadounidense para forzar a Kiev a hacer concesiones territoriales y acabar con la guerra de forma rápida.
Trump también se ha burlado del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, al llamarlo “el más grande de los vendedores” en referencia a su gestión para obtener la ayuda militar estadounidense, pese a lo cual, ambos sostuvieron una reunión cordial en septiembre. Harris ha prometido mantener el apoyo a Ucrania y dijo en el debate de septiembre que “si Donald Trump fuera presidente, Putin estaría sentado en Kiev justo ahora”.
Medio Oriente
Harris y Trump son proisraelíes pero divergen en cuánta presión ejercer sobre el aliado estadounidense en sus casi 13 meses de guerra, iniciada tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, extendida a Líbano y con ataques entre Israel e Irán. Harris, al igual que Biden, ha dejado claro que seguirá armando a Israel, distanciándose de los llamados de la izquierda del Partido Demócrata. Pero Harris también ha defendido una “autodeterminación” palestina y vio en el asesinato del jefe de Hamás, Yahya Sinwar, una oportunidad para acabar con la guerra en Gaza.
Trump, cuya base republicana es incondicionalmente proisraelí, acusó a la administración Biden de intentar injustamente restringir a Israel y dijo que está en contacto regular con el primer ministro Benjamín Netanyahu.
Como presidente, Trump tomó una serie de medidas históricas a favor de Israel, como el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén o los incentivos que dio a países árabes para reconocer al estado hebreo.
China y Taiwán
Los congresistas demócratas y republicanos ven a China como el mayor desafío en el largo plazo, sin embargo difieren en su enfoque y retórica. Trump ha atacado a Pekín de forma incesante en sus discursos y ha prometido que impondrá masivas tarifas a los bienes provenientes de China, con el ánimo de impulsar la manufactura doméstica. Pero pese a sus declaraciones, también ha indicado que está abierto a buscar acuerdos con el presidente chino, Xi Jinping. Biden ha ido más lejos que Trump al prohibir radicalmente las exportaciones de chips de alta tecnología.
Harris ha subrayado la reticencia de Trump para tomar medidas similares mientras estuvo en el cargo acusándolo de que “básicamente nos vendió”, y que el ejército de China se beneficia de tecnología estadounidense.
En Taiwán, la isla de democracia autónoma que Pekín reclama como parte de su territorio, Trump causó nerviosismo al sugerir que pague por su defensa, comparando a Estados Unidos con una compañía de seguros. Como vicepresidenta, Harris ha pedido mantener el statu quo, al afirmar que “apoyamos la autodefensa de Taiwán”.
En un profundo contraste con respecto a presidentes de ambos bandos, Trump ha cuestionado la utilidad de la alianza atlántica OTAN, que integran desde el inicio de la Guerra Fría varios países occidentales. Trump incluso dijo en febrero que animaría a los rusos a hacer “lo que quieran” a los miembros de la OTAN que no aporten los fondos para defensa.
Harris ha señalado con frecuencia los comentarios de Trump, y al igual que Biden ha prometido trabajar con los aliados y apoyar a la OTAN. En su presidencia, Trump se mostró a favor de romper acuerdos internacionales que no le gustan, incluido el acuerdo nuclear con Irán.
América Latina, lejos de las prioridades
También se esperaría de Trump una mayor presión sobre líderes de izquierda en América Latina, sobretodo en Cuba y Venezuela, aunque ni Biden ni Harris parecen desmarcarse de esa política. Pero sin dudas, el principal problema para Estados Unidos sigue siendo el de la inmigración, uno de los ejes de la campaña.
Una mayor restricción a los inmigrantes puede impactar en México y Centroamérica, que recibiría miles de repatriados, y en el resto de América Latina si Trump decide bloquear el recibimientos de exiliados venezolanos, que optarían por otros países de la región.
Otro foco de Estados Unidos es la creciente influencia de China en la región, algo que preocupa tanto a Harris como a Trump, con distinto énfasis.
Algunos países como el presidente argentino Javier Milei confía en que una victoria de Trump redunde en un mayor apoyo de ese país a las gestiones ante organismos internacionales para salir de la crisis económica, dada la sintonía ideológica que han mostrado ambos presidentes. Sin embargo, la cercanía con Washington se mantendrá incluso si la triunfadora es Harris.
(Agencia AFP)
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