Policías de civil detienen a un manifestante en Cuba (AP)
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Cuba, a un año de las protestas: calma vigilada y una crisis que sigue abierta

En el aniversario del estallido social que sacudió al régimen, el despliegue de seguridad y las duras condenas a manifestantes han apaciguado las calles. Pero las causas de la protesta siguen y se han agravado.

Una tranquilidad muy vigilada, mientras los problemas que agobian a millones de cubanos se mantienen y en muchos casos se agravan. Pese al optimismo de la propagan oficial, la causas del estallido social que se produjo hace un año (la carencia de productos básicos, la inflación, los apagones, las malas condiciones de sus viviendas y las negativas consecuencias sociales de la pandemia) se mantienen. Sólo el férreo control del aparato de vigilancia del Estado y el recuerdo de la brutal represión mantiene a la mayoría de la población alejada de las calles.

Cuba saldrá de la “situación compleja” en la que se encuentra, prometió el presidente Miguel Díaz-Canel, al cumplirse un año de las históricas protestas contra el gobierno, cuando miles de personas se lanzaron a la calle en más de 50 ciudades de la isla al grito de “Libertad” y “Tenemos hambre”.

“De esta situación compleja también vamos a salir. Y vamos a salir revolucionando”, porque “la Revolución ha estado revolucionándose siempre, y lo ha hecho en un escenario de constante asedio económico, político e ideológico”, aseguró Díaz-Canel.

Durante toda la semana se hizo muy visible en La Habana una fuerte presencia de agentes de seguridad vestidos de civil en puntos neurálgicos de la ciudad, ante el temor a que pudieran registrarse nuevas revueltas , siempre latente.

“Sí, siento temor, porque algo tiene que pasar, ya que esto está muy duro y no se le ve la punta por ningún lado”, declaró la cartomántica María de los Ángeles Márquez, de 64 años, en un parque próximo al Capitolio Nacional, uno de los principales escenarios de las manifestaciones .

Más de 15 disidentes, artistas o periodistas independientes, e incluso padres de manifestantes detenidos, denunciaron que la policía les impidió salir de casa. Algunos tenían patrullas en las inmediaciones de sus domicilios.

“Piensan que con 2 patrullas me van a callar pues están muy equivocados”, tuiteó Yurka Rodríguez, madre de Yunaikis Linares, una joven manifestante condenada a ocho años de prisión. “Me tienen sitiada”, agregó.

Opositores llamaron los últimos días en redes sociales a conmemorar la fecha con nuevas protestas, pero muchos activistas se han marchado al exilio y algunos están en la cárcel.

La ONG Human Rights Watch denunció un “plan” del gobierno de Cuba para “infundir temor” y evitar nuevas protestas, en un informe donde documenta 155 casos de abusos a raíz de las protestas de 2021.

Como muchos cubanos, el estudiante Carlos Rafael Domínguez veía poco probable que pudiese producirse alguna manifestación para conmemorar las protestas, que dejaron un muerto, decenas de heridos y más de 1.300 detenidos, según la ONG de derechos humanos Cubalex.

“Nadie va a salir a la calle”, porque “esto no hay quien lo tumbe”, dijo el joven de 18 años.

Márquez dice que “la gente se ha aguantado mucho (de salir)” por las fuertes condenas impuestas a los manifestantes presos.

Los presos de la protesta: castigo para amedrentar

Hay un antes y un después del 12 de julio de 2021 para la familia Román, residentes en la popular barriada de La Güinera, en la periferia de La Habana. Sin antecedentes políticos o penales, tres hijos del núcleo fueron apresados en las protestas y dos de ellos todavía están en la cárcel bajo cargos de sedición.

La gente pasa frente al carrito de frutas de un vendedor en La Habana, Cuba, el sábado 9 de julio de 2022. La economía en general en Cuba sigue siendo difícil, con largas filas y precios en rápido aumento para productos limitados. (Foto AP/Ramón Espinosa)

“Ellos no han cometido un delito tan grave para esa sanción”, dijo Emilio Román, de 51 años y padre de los detenidos. A sus hijos Yosney -un albañil de 26 años- y Mackyanis -un ama de casa de 24- los tribunales les impusieron en marzo sentencias de diez años.

El artista Luis Manuel Otero Alcántara fue condenado a cinco años de prisión por “los delitos de ultraje a los símbolos de la patria, desacato y desórdenes públicos” por una performance con una bandera y el rapero Maikel Castillo Pérez”, cuyo nombre artístico es Maykel Osorbo, coautor del polémico tema “Patria y Vida”, recibió una pena de nueve años por “desacato y atentado” entre otros.

Nunca se informó oficialmente cuántos detenidos hubo en las manifestaciones. Según la organización Justicia 11J, que monitoreó los casos, se documentaron más de 1.400 arrestos. Al menos 790 prisioneros fueron encausados y 488 recibieron sentencia definitiva, muchos por el delito de sedición con condenas de hasta 27 años, según cifras oficiales.

La abogada cubana residente en México y miembro de Cubalex, Giselle Morfi, denunció que “el Estado criminaliza el ejercicio de derechos fundamentales dentro de cualquier sociedad democrática como la libertad de expresión y estigmatiza la protesta”.

Denuncias de torturas, hacinamiento, carencias de medicina a los presos y fuertes campañas en redes sociales se fueron acumulando en estos meses.

Un puñado de activistas salieron del país forzados por la seguridad del Estado, como el dramaturgo Yunior García. Desde julio de 2021 no se han producido nuevas manifestaciones.

Fuerte recesión

Pero las causas del estallido siguen presentes. Cuba enfrenta la peor recesión económica en 30 años, reveló un informe publicado el miércoles por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), con una caída del PIB del 13% debido a una restricción en el suministro de petróleo, menos turismo por la pandemia y menos remesas a la isla caribeña debido a las sanciones de EE.UU.

El reporte, que abarca hasta mayo de 2022, indica que “la crisis de Ucrania sumada a la recesión en Venezuela, uno de los principales socios, tengan efectos generalizados en el suministro de petróleo a Cuba, afectando negativamente la industria local, la producción de energía, la agricultura y el transporte”.

El informe opina que “las estrictas restricciones de movimiento implementadas por las autoridades sanitarias nacionales para frenar la propagación del covid-19 tuvieron efectos profundos en la economía dependiente del turismo de la isla”.

Hubo una leve mejora en los últimos meses “debido a la apertura de fronteras a los viajes internacionales, las exportaciones de vacunas de producción nacional y el repunte en los sectores estatales y no estatales de la economía”, asegura en informe. Aunque en el pasado fue un país agrícola, hoy “Cuba importa cerca del 80% de sus necesidades alimentarias internas y la mayoría de las importaciones se dirigen a programas de protección social, lo que la hace muy vulnerable a las conmociones externas. La tecnología agrícola es obsoleta, lo que se traduce en baja productividad y altas pérdidas, sumado a su alta exposición a tormentas, huracanes, sequías y terremotos”.

También mencionan el impacto de la llamada “Tarea Ordenamiento” , una reforma monetaria que incluyó aumentos de salarios, pensiones y una reducción del subsidio de la canasta de alimentos al 40 %. “Como resultado, los ciudadanos ahora deben cubrir el 60% restante en mercados no subsidiados caracterizados por precios altos y suministros irregulares”, señalan.

La tasa de inflación de Cuba se estima hoy en 73,31%. anual.

El éxodo creciente


Los jóvenes ahora protestan “con los pies” y los botes. Casi el 1.5% de la población emigró de la isla en el último año.

Una de las más visibles consecuencias de la crisis económica y de las protestas de julio de 2021 es una migración récord.

Según Estados Unidos, desde octubre de 2021 hasta finales de mayo se habían reportado unos 140.000 encuentros de oficiales con cubanos en los límites terrestres de ese país, cifra que sobrepasó al éxodo del Mariel en 1980, cuando salieron de la isla 125.000 personas.

Por su parte, la Guardia Costera estadounidense ha interceptado a 2.464 migrantes en el mar.

“Cada vez son menos los jóvenes que están dispuestos a hacer una vida en el país” comentó el analista y académico cubanoamericano Luis Carlos Battista, para quien el drama de perder población económicamente activa no es un detalle menor para un país pequeño, sancionado y envejecido como Cuba. “Puede ser que fácilmente el 1.5% de la población cubana se haya ido en apenas 10 meses”, agregó Battista.

Desde Estados Unidos, el gobierno del demócrata Joe Biden apenas cumplió su promesa de levantar sanciones contra Cuba que habían sido tensadas al máximo por su predecesor, Donald Trump, con el abierto objetivo de asfixiar a la isla para provocar un cambio político.

El nuevo mandatario estadounidense sólo autorizó que se retomaran vuelos, una reapertura limitada del servicio consular y anunció el permiso para el envío de remesas. Expertos aseguran que el mantenimiento del embargo sólo da excusas al gobierno cubano, y que Biden se había desentendido “por completo del proceso de normalización iniciado por Obama”.

(Con informes de las agencias AFP y AP)


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