Concesiones Hidroeléctricas: ideologías y contexto
Podría adoptarse un camino similar a Pichi Picún Leufú donde se negoció con objetivos y plazos, claros y concretos, y se establecieron las pautas entre Nación y las provincias.
Con el vencimiento de las primeras concesiones de las grandes represas hidroeléctricas de la cuenca del Comahue, sobre los ríos Limay y Neuquén se escuchan muchas voces y opiniones. Generalmente bien intencionadas. Muchas veces pretensiosas, desde el facilismo que ofrece la doctrina y la demagogia. Decía mi abuelo: “Frente al vicio de pedir la virtud de negar”.
Posiblemente se cree un comité de recuperación como se ha propuesto en la Legislatura neuquina. Podría ser apropiado a esto la vieja frase atribuida a Juan Domingo Perón: “para que algo no funcione nada mejor que formar una comisión”.
El término recuperación quizás en relación a Las Malvinas sea el procedente, pero en cuanto a las represas: la legislación bajo la cual se construyeron y las jurisdicciones, poder concedente y autoridad de aplicación se han mantenido; el financiamiento obtenido para construirlas, sus funcionamientos operativos no han estado en su origen en cabeza de las provincias.
Podemos pensar ahora, al vencimiento de los plazos de concesión otorgados, que esos flujos de energía podrían tener otros destinos y otros manejos, si es lo que pretendemos alcanzar con el término administración. En ese sentido pareciera que se firmó en diciembre del año pasado el Acta Acuerdo entre las provincias de Río Negro y Neuquén.
Entonces sí la negociación (término más indicado que la recuperación) sería, con rigurosidad técnica, responsabilidad, agilidad, una forma más propicia para lograr nuevos resultados.
Cuando se mezclan en los reclamos el cambio climático, la sequía, el manejo de crecidas, la corriente anti-privatización, el vaciamiento de las empresas, la expoliación de las riquezas hídricas, el achique del estado, las necesidades energéticas y sus tarifas asociadas, los derechos y la participación social del pueblo (ni siquiera de la ciudadanía), podemos caer en salirnos de foco para concretar lo que buscamos.
En septiembre del 2020 este diario me publicó: “Pichi Picún Leufú y las otras: ¿debate estratégico o por la caja? ” , que sirvió de puntapié para que un año después la provincia del Neuquén inicie un reclamo por el pago de las regalías hidroeléctricas al valor de mercado y donde se planteaba que las situaciones de cada una de las represas no son indistintas.
Intentando ser muy concreto:
¿De qué se trata?: es la continuidad de una generación futura de energía. Convertible a través de una tarifa que la remunere en un flujo de fondos. No hay nuevas inversiones, transformaciones, generación de valor, riqueza o empleos.
¿Qué estamos discutiendo entonces?: quién y cómo asigna ese flujo de energía. Esa es la contienda más allá de las estériles disputas ideológicas, que no modifican esta realidad y suelen distraer de las efectivas aspiraciones.
En los actuales procesos podría adoptarse un camino similar a Pichi Picún Leufú donde se negoció con objetivos y plazos, claros y concretos, se establecieron las pautas entre Nación y las provincias y se arribó a un acuerdo provechoso para las partes. Hoy tenemos esa oportunidad.
(*) Ex Secretario de Energía de Neuquén
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