Calidad educativa: mucho más que agregar horas
Hay consenso en que la pandemia agravó males estructurales. La propuesta de sumar una hora en primaria sumó apoyo, pero también advertencias de que se necesitan reformas en métodos, contenidos, formación docente, infraestructura y evaluación, entre otros.
Dos hechos recientes reabrieron en nuestro país el debate sobre la calidad de la educación que están recibiendo los niños y adolescentes de nuestro país. El primero fue la presentación, el viernes de la semana pasada en el Consejo federal de Educación, de un plan del Gobierno nacional para incrementar en una hora la jornada escolar en escuelas primarias, con el objetivo de reforzar contenidos y saberes que fueron afectados por la falta de presencialidad en la pandemia. El otro, casi simultáneo, fue un informe presentado por la organización “Argentinos por la Educación”, que tras realizar un seguimiento de la trayectoria de chicos que ingresaron a primer grado en 2009 y finalizaron en 2020, determinó que casi la mitad abandonó la escuela en algún momento del recorrido y apenas el 16% logró llegar al quinto año de secundaria en el tiempo estipulado y con los saberes mínimos esperados en lengua y matemática.
Que los niveles de aprendizaje, especialmente en estas dos áreas básicas, son bajos es algo que numerosos especialistas en educación, docentes y las propias familias del alumnado vienen advirtiendo desde hace años. Las principales pruebas estandarizadas realizadas en los últimos años en el país, tanto las PISA promovidas por la OCDE, como los operativos Aprender del gobierno nacional y las ERCE realizadas por Unesco, revelan una sistemática baja en los niveles y estándares especialmente en lectura, matemática y ciencias.
La novedad del estudio de “Argentinos por la Educación” es que realizaron un seguimiento y cruce de datos del ministerio de Educación y de las evaluaciones de los operativos Aprender para determinar el comportamiento de toda una cohorte (o generación estudiantil) que ingresó a primer grado y (teóricamente) debiera haber egresado del secundario en 2020 en todas las provincias.
Según comentó a Debates Martín Nistal, Analista de Datos en el Observatorio de Argentinos por la Educación, que participó de la redacción del informe “nos encontramos que, en los que empezaron primer grado en 2009, sólo 53 de cada 100 llegan en el tiempo esperado: el resto o llega tarde o no llega nunca a completar sus estudios. Cruzando datos, vimos cuántos sabían lo que tenían que saber de lengua y matemática de acuerdo a las pruebas Aprender. De los 53 fue llegaron al final de sus estudios en tiempo y forma, sólo 16 sabían lo que tenían que saber” .
El informe señala que un momento clave pareciera ser en el proceso de paso del primario al secundario, donde los índices de abandono y sobreedad se disparan. “A partir de ese momento se produce un ‘desgranamiento’: la matrícula decrece cada año, mientras que aumentan las tasas de abandono y de sobreedad (la cantidad de estudiantes cuya edad supera la edad teórica esperada para el año que están cursando). Los altos niveles de sobreedad en los primeros años de secundaria sugieren que muchos estudiantes terminan abandonando después de haber repetido al menos una vez. El 25% de los estudiantes del último año de secundaria tienen sobreedad”, dice el documento.
La repitencia “es una puerta de entrada al abandono, el indicio más claro que va a dejar. Por eso planteamos que quizás la mejor opción no sea sólo condenarlos a repetir, sino acompañarlos con programas especiales para ayudar a quienes estén en riesgo de abandono”, explica Nistal.
En este sentido, el documento agrega que la calidad educativa “no depende de la mayor o menor presión que se ponga para estudiar sino de los procesos de enseñanza y los mecanismos de acompañamiento que se den a quienes necesitan apoyo” escolar.
Otras de las características que muestra el informe es una fuerte disparidad entre provincias, determinada en gran medida por los niveles de ingreso de la población. “A la que mejor le va, que le va muy mal para ser la jurisdicción más rica del país, es CABA, donde solo 33 de 100 llegan en el tiempo esperado y con saberes satisfactorios seguida de Córdoba (24%) y Tierra del Fuego (21%), mientras hay un grupo de tres provincias a las que le da sólo 5 de cada 100 (Chaco, Formosa y Santiago). Río Negro y Neuquén están dentro de la media nacional, un 48% y 59% de sus alumnos llegan con la edad esperada. Y un 19% en Río Negro y un 17% en Neuquén termina el ciclo escolar en tiempo y forma, con los saberes esperados en Lengua y Matemáticas”, señaló Nistal. (Ver gráfico)
Hay que priorizar aprendizajes y asegurar que los chicos puedan aprender contenidos básicos. Lengua y Matemática tienen que ser el ojo de la tormenta”
Martín Nistal, Analista de Datos en el Observatorio de Argentinos por la Educación
Entre las propuestas del informe está tratar de terminar con la “fragmentación curricular, que hace que cada estudiante tenga cientos de estudiantes y que cada estudiante tenga más de diez docentes por año, en promedio”.
“La realidad es muy compleja, pero hay consenso sobre priorizar aprendizajes: si un chico va a la escuela y no aprende a leer y a escribir o a sumar y restar adecuadamente, la escuela hace algo mal, el sistema educativo está mal. Hay que priorizar aprendizajes y asegurar que los chicos puedan aprender contenidos básicos. Lengua y Matemática tienen que ser el ojo de la tormenta, lo que nos preocupa y la prioridad. Por supuesto que la escuela hace mucho más que Lengua y Matemática, pero quizás hoy está haciendo demasiadas cosas, hay que replantearse si puede hacer tantas cosas juntas”, sostiene Nistal.
Otro de los problemas es un sistema que privilegia la repetición de fórmulas y conceptos antes que integrar y vincular conceptos con la realidad.
Así lo puntualiza en el documento otra de las especialistas, Elena Duro exsecretaria de Evaluación Educativa. “Afrontar una mejora en la calidad y en la inclusión requerirá, entre otros aspectos, centrar la formación docente inicial y continua en torno a prioridades, un pasaje de una educación basada solo en contenidos hacia una educación que en base a contenidos promueva capacidades y competencias, y prácticas de enseñanza y evaluación formativa que habiliten un acompañamiento real y efectivo de las trayectorias educativas”.
“A menudo hay una disociación entre lo que se creen buenos aprendizajes y lo que se imparte. Repensar la currícula es algo que hay que hacer”, agrega Nistal.
LA HORA EXTRA ¿ALCANZA?
En medio de este debate, el gobierno nacional anunció el viernes pasado en el Consejo Federal realizado e Ushuahia que se conformarán mesas de trabajo con todos los sectores de la comunidad educativa de las provincias para avanzar con la extensión horaria en las escuelas primarias públicas de todo el país para lograr “un piso de 25 horas semanales”, en todas aquellas escuelas de jornada simple.
Al respecto, la mayoría de los especialistas se mostró favorable a la iniciativa, aunque señaló que debería formar parte de un proyecto más amplio. Y las provincias señalaron que deberán adecuarse a los calendarios y esquemas que ya están marcha (ver aparte)
Desde Argentinos por la Educación, Nistal señaló que “es una buena política, que haya continuidad en la escuela y los chicos tengan más horas de clases da más oportunidades de revertir malos resultados. Pero no es la panacea, hay que dar una discusión de calidad y no sólo de cantidad de horas. Una discusión no sustituye a la otra”.
Otros expertos, como la doctora en Pedagogía Mónica Marquina posteó en Twitter que “la extensión de la jornada puede tener enormes beneficios sobre todo para los sectores más vulnerables. Pero para que no sea sólo un anuncio, debe formar parte de un conjunto de acciones orientadas a recuperar aprendizajes perdidos por la mala gestión de la pandemia”, algo que no se aprecia, dice.
Remarcó que “si hay decisión federal de hacer semejante esfuerzo organizativo y presupuestario, la medida debe formar parte de un plan nacional con claros objetivos, para que cada provincia los adapte a sus realidades , pero con metas comunes evaluables. De lo contrario, será un anuncio más”, explicó.
En el mismo sentido se expresó el psicopedagogo Alejandro Castro Santander , para quien “si esa hora extra de clase no suma calidad educativa, se convertirá apenas en un detalle, un tema anecdótico”.
Journalism Trust Initiative Nuestras directrices editoriales
Comentarios