América Latina y los límites al avance de China
Argentina excluyó empresas estatales chinas de la licitación de la Hidrovía. América Latina debe ponerle límites al avance de ese país sobre su soberanía.
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En un contexto de caos geopolítico en donde los conflictos se expanden y se exacerban, la infraestructura estratégica de América Latina se transformó en un campo de batalla, cada vez menos silenciosa y cada vez más crucial entre las potencias mundiales, donde China busca posicionarse mediante inversiones y proyectos de largo alcance. Pero ya se sabe: la presencia china en puertos, aeropuertos y sistemas energéticos no es una inversión neutral, sino una estrategia de expansión económica y geopolítica que amenaza la soberanía regional.
El reciente ejemplo del puerto de Chancay en Perú muestra perfectamente esta realidad. Construido íntegramente por Cosco Shipping, empresa estatal china, el megapuerto representa más que una infraestructura comercial: es un nodo de la estrategia «Iniciativa de la Franja y la Ruta» para aumentar su influencia global, permitiéndole controlar rutas comerciales y acceder directamente a recursos naturales sudamericanos, según confirma El Archivo.
¿Qué pasa en América Latina en relación a China?
La Argentina parece que empezó a entender los riesgos de esta penetración estratégica. La reciente decisión de excluir empresas estatales chinas de la licitación de la Hidrovía, mediante una cláusula que inhabilita a personas jurídicas controladas por estados soberanos, representa una señal de alerta y protección de intereses nacionales.
Los peligros de la inversión china en infraestructura crítica son múltiples. Primero, generan una dependencia económica que limita la autonomía política de los países receptores. Segundo, estas inversiones frecuentemente utilizan mano de obra y tecnología traída desde China, reduciendo beneficios locales. Tercero, constituyen verdaderos instrumentos de control geopolítico más allá de los beneficios económicos inmediatos.
La experiencia china en Perú
La experiencia peruana muestra cómo un proyecto aparentemente comercial puede transformar completamente regiones enteras. El puerto de Chancay no solo modificará la logística regional, sino que implantará una presencia china permanente, con capacidad para modificar dinámicas económicas completas y generar nuevas rutas comerciales que bypass los intereses tradicionales de países sudamericanos.
En energía e infraestructura crítica, el riesgo es aún mayor. El control de puertos, rutas energéticas, sistemas de comunicación o infraestructura tecnológica por parte de una potencia extranjera representa una amenaza real a la seguridad nacional. China no solo busca hacer negocios, sino construir una red de influencia que le permita proyectar poder más allá de sus fronteras.
Estrategia adecuada
La respuesta no debe ser el aislacionismo, sino una estrategia inteligente de inversión y cooperación internacional diversificada. Los países latinoamericanos necesitan desarrollar políticas claras que protejan su infraestructura estratégica, estableciendo límites y condiciones para las inversiones extranjeras que garanticen beneficios reales para las economías locales.
En conclusión, la batalla por el control de la infraestructura estratégica en América Latina es una disputa geopolítica de primer orden. Los países de la región deben actuar con visión estratégica, entendiendo que cada puerto, cada línea energética y cada proyecto de infraestructura representa mucho más que una inversión económica: es un movimiento en el complejo ajedrez geopolítico global que requiere una diplomacia sofisticada.
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