Opinión Debates

A 30 años de la renuncia de De Nevares a la Constituyente: un legado de coherencia vigente

El 30° aniversario de la crítica salida del obispo emérito neuquino de la Convención permite realizar un análisis sobre la reforma constitucional de 1994, su impacto en  las últimas décadas y en el futuro de la Argentina. Seis contrapuntos a la historia oficial.

1) «En virtud del mandato del pueblo de Neuquén”. Suele olvidarse que tanto el “Pacto de Olivos” (1993) celebrado por Raúl Alfonsín y Carlos Menem como la Convención Constituyente (1994) desarrollada en Santa Fe recibieron fuertes críticas transversales, internas y externas a cada espacio político. El impacto que tuvo el Pacto y la propia reforma en el humor electoral es un ejemplo del rechazo social a lo que se veía como un pacto de cúpulas. En términos actuales fue un pacto de los jefes de la clase política, la tan mencionada pero nunca analizada “casta”.

Así informaba «Río Negro» al día siguiente de la renuncia de Don Jaime a la Convención Constituyente de Santa Fe, el 2 de Junio de 1994.

Las provincias patagónicas fueron protagonistas centrales tanto en el inicio como en resonantes consecuencias políticas posteriores a la Convención. Empecemos por una de éstas últimas. En 1995, al año siguiente de la reforma constitucional, el por entonces Gobernador de Río Negro, Horacio Massacceci, también Convencional Constituyente, obtuvo el 16,99 % como candidato presidencial de la histórica UCR. Eso se explicaba por la entrada de una tercera fuerza, el Frepaso, que capitalizó el malestar generado por “el pacto” en un casi 30 por ciento del electorado. Todo en la elección presidencial que le concedió la tan buscada reelección a Menem. La UCR, y el mismo sistema de partidos, fueron transformados “de hecho” por el Pacto de Olivos.

La reforma tuvo otro gran protagonista patagónico: Don Jaime de Nevares, obispo de Neuquén. La Convención inició con la discusión de su reglamento y con la crítica categórica -en forma de renuncia argumentada- por parte de Jaime de Nevares y Edith Galarza, los convencionales del Frente Grande Neuquino, elegidos en un histórico comicio en el que habían superado al hegemónico MPN meses antes.

“La Convención está viciada de nulidad absoluta”. ¿Por qué renuncia De Nevares? “Esta es la razón fundamental: la institucional” responde. Separemos los fragmentos principales de la crítica de De Nevares en su discurso del 1 de Junio de 1994 en la Convención Constituyente:

“Afirmo que la Convención está viciada de nulidad absoluta, como en consecuencia también lo estarán sus decisiones.”

• “He estudiado Derecho -y me recibí (1940)- en años en que quizás la Corte Suprema de Justicia de la Nación ocupaba un sitial en la opinión de la gente y de los hombres de leyes, que ahora ha perdido de la misma manera que todo el ordenamiento jurídico”.

“La ley 24.309 que convoca a esta Convención transgrede las facultades”…“en abierta violación al artículo 30 de la Constitución que se pretende reformar”. “Esta es la razón fundamental: la institucional.”

• “No puedo dejar de expresar mi alarma ante la desmesurada extensión de los poderes presidenciales, que hace muy tenue la ya tenue división de poderes.”

“Parafraseando a un personaje argentino que admiro mucho, no quiero asistir a los funerales de la República”. Se refería a Ricardo Molinas, por entonces Diputado Nacional del Bloque “Honestidad, Trabajo y Eficiencia”, ex Fiscal de Investigaciones Administrativas y su texto “No a esta reforma constitucional”.

• “Muchos que me han preguntado por qué presenté entonces la candidatura, acepté luego el cargo y juré al tomar posesión de él. El porqué radica en que conservé siempre, esperando contra toda esperanza hasta este momento, que la Convención, dejando de lado el pacto impopular y la ley inconstitucional, resolviera que los temas incluidos en el artículo 2 fueran discutidos y votados en particular, contrariamente a lo establecido en el artículo 5 de la ley. Pero es evidente que eso no sucederá”.

Lo pactado se iba a votar en bloque, en un paquete cerrado, de acuerdo a una metodología aprobada en la ley 24.309. La reforma de hecho parecía concretada en el pacto secreto -trasladada después al Poder Legislativo- en lugar de la propia Convención Constituyente. El pacto limitó excesivamente la voluntad soberana de la Convención al regular -entre otras cosas- la forma de votación de la reforma en espejo al pacto del bipartidismo operativo.

2) “Los funerales de la república”. Las palabras y argumentos en la renuncia de Jaime de Nevares resuenan hoy proféticas. Una profecía nacida de la ética. Ética de la convicción y ética de la responsabilidad se sintetizaron en un diagnóstico que no fue exagerado sino certero en lo republicano e institucional. Sus diagnósticos tendrán ecos en la crisis de la delegación legislativa de De la Rúa y Cavallo, en la ruptura institucional de Diciembre del 2001, en las discusiones actuales sobre Milei, su Ley Bases y el mega decreto.

El desafío de nuestros días sigue siendo construir una convivencia política pacífica que permita coordinar un gobierno estable con desarrollo económico equilibrado para efectivizar las obligaciones, garantías y derechos listados en la Constitución.

Las palabras de De Nevares tienen un peso más categórico cuando recordamos que hizo un trabajo incansable, una campaña electoral en 1994 -que tenía cuatro décadas de legado ejemplar- y que llegó a la propia Convención con un cáncer que se encontraba diagnosticado y en tratamiento. Su sufrimiento y los detalles de su padecimiento los omito. Sin embargo, deben ser valorados en tiempos donde los políticos “perfoman” tener principios en pantallas mientras en su práctica pública y privada los desmienten.

3) “Dejando de lado el pacto impopular y la ley inconstitucional”. Se suele repetir acríticamente que la reforma de 1994 fue una Constitución marcada por el consenso. Esa afirmación es tan cierta como sesgada.

El consenso fue un consenso presidencial. Dos presidentes constitucionales y, a su vez, presidentes de los dos partidos -por ese entonces- mayoritarios. Hubo un acuerdo político, algo atípico es cierto, y digno de celebrarse pero lamentablemente no fue garantía de estabilidad política ni de su efectivización posterior.

No sería extraño que después de una etapa de “políticas de shock” del actual Gobierno discutamos reformas a la Constitución para establecer límites al gasto público.

Fuente del Video: Archivo de Entrevistas Lucas Arrimada.

4) “La desmesurada ampliación de los poderes presidenciales”. Tanto el Pacto como la reforma constitucional no tenían un buen diagnóstico de los problemas centrales de la Argentina y entonces no dio solución alguna a sus deficiencias estructurales. De hecho, las empeoró radicalmente. El problema era y sigue siendo doble: institucional y económico.

Los desafíos eran en 1994 muy parecidos a los de 2024: una inflación que la convertibilidad ocultaba con más deuda, privatizaciones mal hechas en contra de los intereses colectivos en un modelo de acumulación, una matriz productiva y un sistema político disfuncionales. El presidencialismo fue reforzado y ampliado, lo que necesariamente implica menos federalismo y más centralismo. El Presidente puede vetar, directamente legislar como en el “mega DNU”, afectar partidas provinciales y endeudar a generaciones.

Seguimos sin saber cómo coordinar colectivamente para producir riqueza y distribuirla de una forma razonable sin destruirnos en la confrontación política caníbal y depredar el ecosistema natural que nos rodea.

5) “No querría caer bajo ese juicio implacable de mi patria”. ¿Qué futuro les estamos dejando a las próximas generaciones? Entender los 40 años de democracia y 30 años de la reforma de la Constitución es mucho más intenso y necesario en nuestros días. Gobernar de forma cortoplacista es abiertamente jugar con fuego en tiempos de incendios múltiples. Todo programa político debería superar la miopía generacional.

El sistema federal está en abierta reformulación desde el año pasado. En la actual coyuntura es claro que todas las provincias son “zonas de sacrificio”. El bienestar de sus habitantes deberá ser defendido antes de que sus regresiones y los daños ocasionados sean irreparables. Pensar en el largo plazo, como ya hicieron los primeros fundadores y líderes del sistema federal, es una obligación de todos. Nuestra paz social y bienestar, nuestras comunidades y sus derechos dependen de esa obligación que tiene en el centro a tanto a la clase dirigente federal como a la sociedad toda.

6)“Con la afectuosa disposición que conservo para todos y cada uno, incluso aquellos que discrepan, que son muchos” se despidió De Nevares de la Convención. Para responder a los desafíos que tiene la sociedad argentina hay que atender y escuchar con paciencia, con calidez pero con firmeza a vecinas/os que se sienten defraudados y abandonados. Hay un lazo social que debe ser reparado, regenerado. Eso puede evitar que este momento se vuelva algo más intenso y oscuro. Como decía un gran poeta cordobés: “Si me equivoco, contradígame con amor, porque con amor digo”.

* Profesor de Derecho Constitucional y Estudios Críticos del Derecho.


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