La sociedad que recibe a Milei: ¿cambio de valores?

Un estudio reciente del centro de estudios PUlsar (UBA) confirma que avanzan consensos sobre el rol del sector privado y el Estado que dan espacio a las reformaS del libertario. Pero persisten otros que podrian marcarles fuerTES límites a SUs iniciativas más radicales.

La contundente y para muchos inesperada victoria electoral que llevó a la presidencia al líbertario Javier Milei no parece ser producto sólo de factores coyunturales como la bronca y el cansancio con la crisis económica y la clase política, sino también el producto de una mudanza de valores entre los argentinos que tiene ya algún tiempo. Así se desprende del último estudio “Radiografía de la sociedad Argentina” que realiza periódicamente desde años el centro de estudios Pulsar de la Universidad de Buenos Aires y que, a diferencia de otras encuestas, busca indagar sobre tendencias políticas y culturales de mediano y largo plazo.


En su primera semana, el nuevo Gobierno anunció una serie de medidas que incluyó una devaluación del dólar oficial, fuerte reducción del gasto público mediante recortes en diversas áreas del Estado y la suba “temporal” de impuestos, además de iniciar un importante proceso de desregulación económica y en el sector público. En un área más política, manifestó una política de menor tolerancia hacia los cortes de ruta durante las protestas y una acción menos “garantistas” en materia de seguridad pública. Se siente legitimado por una importante mayoría electoral, que pareciera avalar estas inciativas. La gran interrogante es hasta dónde llegará el apoyo y la tolerancia hacia medidas que podrían implicar sacrificios y cuáles son los límites que podría marcarle la opinión pública en varios aspectos.

A este tema pretende responder el estudio de Pulsar, que se estructuró sobre tres ejes: “las posiciones frente a la apertura de la economía, la provisión de servicios públicos y la garantía de orden público”; “apoyos y rechazos a una reforma laboral, a una previsional y a una monetaria” y en tercer lugar a una “agenda de derechos y libertades” . A modo de bous track, una consulta sobre el futuro de las relaciones del país con el mundo.

Qué piensa la ciudadanía sobre la apertura de la economía? ¿Cuáles son los consensos y disensos existentes en torno a una reforma del Estado? ¿Qué demandas priman en lo que respecta a la garantía de seguridad y orden público? ¿Cómo será la recepción de una posible reforma laboral, una previsional y una monetaria? ¿Qué valores son los más destacados en cuanto a la agenda de derechos y libertades? ¿Cómo es el vínculo de Argentina con el mundo que se imaginan argentinos y argentinas? Son algunas preguntas que guiaron el estudio.

“Lo que buscamos es saber cuándo Milei logra converger con sus votantes maduros, cuándo logra converger con sus votantes de Juntos por el Cambio y cuando cosecha rechazos persistentes de todos los votantes”, señaló uno de sus directores, Augusto Reina al programa “La primera de la Tarde” de Radio 2 AM.

En sus conclusiones, el trabajo señala que se consolida una tendencia ya detectada de repensar las relaciones Estado-sociedad hacia una mayor incidencia del sector privado. Existe un consenso en que el Estado nacional “gasta demasiado”, que es necesario abrir la economía para mejorar las oportunidades de inversión y empleo y una demanda por un mayor involucramiento del Estado en el orden público y en el combate a los delitos complejos. Pero también en que la educación y la salud deberían mantenerse gratuitas. Por otra parte, existen fuertes diferencias entre los distintos grupos partidarios sobre otras posibles decisiones, como la dolarización o la venta libre de armas, que podrían marcarle límites a la nueva gestión y complicar su base de sustentación política cuando intente aplicarlas.


Economía y Estado:


En el primer aspecto, la encuesta señala que la visión favorable a la apertura es mayoritaria en la sociedad. Existe “una notable convergencia tanto entre los votantes de La Libertad Avanza (LLA) como en los de Juntos por el Cambio: un 92% de los primeros y un 82% de los segundos están de acuerdo. Esta demanda se complementa con más de un 60% de apoyo de ambos grupos a reducir las restricciones a las importaciones de productos extranjeros. Sobre este punto, los votantes de Unión por la Patria ven una combinación de oportunidad con amenaza. Un 53% cree que abrir la economía es beneficioso para la generación de traba jo, pero solo un 42% está de acuerdo con la ausencia de limitaciones a las importantes” sostiene el trabajo.

Otro de los temas más debatidos en la campaña electoral, y uno de los caballitos de batalla del nuevo gobierno, es la necesidad de reducir el tamaño del Estado. Al respecto el estudio sostiene que hay una demanda generalizada en reducir el gasto público en algunas dimensiones, como el gasto político y el empleo público, por ejemplo. “El 82% de los votantes de LLA y el 89% de los de Juntos por el Cambio están de acuerdo con esta afirmación. Incluso los votantes de Unión por la Patria tienen una razonamiento similar: un 64% cree que el estado gasta más de que lo debe”, explica el documento.
Sin embargo, las divergencias partidarias aparecen al momento de plantear temas como la privatización de empresas pública. Allí una mayoría consistentes de votantes de LLA y JxC está de acuerdo con la medida, aunque un 50% de este segmento estima que debiera haber una mayor regulación de los organismos públicos sobre estos servicios.

Pero mientras apenas un 7% de los libertarios y un 19% de los cambiemitas prefieren que los servicios sean estatales, casi un 80% de los partidarios de UP está en contra de la tendencia privatizadora y apenas un 24% respaldaría una mayor desregulación de los controles estatales.
Donde sí existe consenso transversal a las preferencias políticas es en mantener la gratuidad y la provisión estatal de servicios en educación y salud. Sólo entre un 4 y un 7% de los votantes, sin importar filiación partidaria, estaría de acuerdo en reducir el gasto en estas áreas.

En las posibles reformas es donde se nota con claridad la división partidaria. Cuando se consulta sobre una posible reforma laboral, un abrumadora mayoría de los votantes de Javier Milei (83%) y de Patricia Bullrich (73%) está de acuerdo con modificar la legislación vigente. Un 66% de los partidarios del libertario y un 59% de los cambiemitas prefiere trabajar en el sector privado antes que en una entidad pública, mientras que un 60% de ambos sectores tiene una visión negativa sobre el rol que juegan actualmente los sindicatos. Por su parte, entre los votantes de Sergio Massa y del peronismo en general apenas un 34% cree necesaria una reforma laboral y más de la mitad valora positivamente a los sindicatos.

Una reforma jubilatoria, en tanto, no tendría tanto respaldo. Sólo el 24% de quienes optaron por JxC y el 16% de los libertarios respaldaría subir la edad de retiro y apenas el 11% del peronismo estaría de acuerdo. La adopción del dólar como moneda de uso corriente en el país tiene apoyo sólo dentro de los partidarios más fervientes de LLA (un 66%) pero es rechazada por el 77% de los cambiemitas y respladad por apenas el 9% de los votantes de UP. En caso de avanzar en esta dirección “el nuevo gobierno enfrentará importantes resistencias sociales” adelanta el estudio.


Orden público



En materia de seguridad, es estudio de Pulsar-UBA encuentra una demanda importante de reformar el rol del Estado. Más de los 80% de los votantes de LLA y JxC está de acuerdo en darle mayor poder a las fuerzas de seguridad para combatir el delito, en especial el narcotráfico. Incluso el 58% de los votantes de UP apoyaría, por ejemplo, la utilización de militares para combatir a las organizaciones que trafican drogas. Aunque en el caso de darle más atribuciones a la policía, el acuerdo baja al 50% en este espacio, ahora opositor.

Sin embargo, algunas reformas más extremas como la libre portación de armas, solo son respaldadas por una porción minoritaria, incluso entre los libertarios. Sólo el 30% de los votantes de Mieli estaría de acuerdo con adoptarla, mientras que ese respaldo se reduce al 11% en el caso de los partidarios de Patricia Bullrich y un 9% de los de Massa.

La pregunta sobre la forma de relacionarse con el exterior también indica mucho sobre como se van conformando las nuevas preferencias sociales, “con patrones claro pero diferenciados por segmento político” sostiene el documento de Pulsar -UBA. Ante la pregunta sobre “con qué países debiera relacionarse Argentina”, el sector más liberal manifiesta su preferencia por Estados Unidos (43%) y muy atrás a China (5%). Los cambiemitas también privilegian a la potencia del norte, aunque en menor medida (37%) y tienen una escasa preferencia por China (4%). En tanto, los simpatizantes del peronismo-kirchnerismo privilegiaría a Brasil (31%) y luego a China (6%). Sobre los modelos a seguir, en LLA y JxC coinciden en señalar a Estados Unidos, aunque en distintas proporciones, mientras que los libertarios agregan a Uruguay (19%) en segundo lugar mientras los cambiemitas optarían por parecer a Alemania (12%). En UP toman también como referencia a Uruguay (16%) y en segundo lugar a España (15%)


“Consensos precarios” para un plan de reformas muy ambicioso


La consultora Zuban-Córdoba también realizó un estudio hace pocos días sobre los posibles apoyos y resistencias que podría encontrar el presidente Milei a sus reformas económicas y desregulatorias.
“Consenso precarios” es la frase utilizada por el estudio de la consultora para señalar que, aunque el nuevo gobierno tiene un crédito abierto por tratarse del inicio de su gestión y por la magnitud de la crisis que deja su antecesor, con una muy mala evaluación, esto podría revertirse rápidamente si las soluciones se demoran en llegar.


La paciencia, corta


Con respecto al tiempo de paciencia que la población le tendrá al nuevo gobierno, el relevamiento señala que un 37% de los encuestados le dará entre 3 y 6 meses de plazo antes de comenzar a evaluar la gestión.
A su vez, más de un 60% de los consultados considera que hay que darle un margen de acción a la flamante administración libertaria .
Aunque algunas ideas transmitidas por el nuevo presidente han tenido una alta aceptación como “la peor herencia de la historia” (55%), “no hay alternativas al ajuste” (50,1%) y “hay luz al final del túnel” (50,6%), al mismo tiempo se enfrenta con altas tasas de desconfianza y expectativas negativas respecto del futuro que impiden que el 57% de los votos que obtuvo hace poco más de un mes se traduzca en un “cheque en blanco”.


Desconfianza


Según el relevamiento publicado el 13 de diciembre, un 75% cree que el ajuste finalmente la va a terminar pagando la gente y no sólo “la política” (45%). Sólo un 48% confía en el gobierno de Milei mientras un 52% desconfía. El optimismo de la opinión pública llega al 51% en comparación con el 47% pesimista.

Y por eso los respaldos a las medidas varían: mientras la “eliminación de la pauta por un año”, “privatizar la radio estatal y la tv pública” (52,4%), “reducir ministerios” (69,6), “despedir empleados estatales” (55,6%) reciben un importante nivel de respaldo, el apoyo se reduce drásticamente cuando se habla de bajar sueldos y jubilaciones “congelando sueldos y haberes en un contexto de alta inflación” (37%) o “aumentar servicios públicos y transporte” (sólo un 47% de los encuestados) o si privatiza la salud pública (apenas el 33% contra un 67% de rechazo).

En el sondeo el mandatario tiene un 50% de imagen negativa frente a un 48% de positiva. La ministra mejor evaluada es la de Seguridad, Patricia Bullrich, con un el 53,5% de imagen positiva. La ventaja para el Gobierno es que en la oposición están peor. Cristina Fernández llega casi al 59,5% de imagen negativa, mientras le siguen a escasa distancia Sergio Massa (61% de rechazos) y el gobernador bonaerense Axel Kicillof, que a nivel nacional tiene una valoración negativa del 55%. Dentro de los aliados de Milei, Mauricio Macri tiene cifras muy similares a la expresidenta (60% de rechazo)

El estudio concluye que “tanto el gobierno como la oposición tiene mucha tarea por hacer” a la hora de comunicar sobre medidas que tienen impacto directo en los bolsillos de los argentinos. Y recomienda aprender de las fallidas experiencias de Mauricio Macri y Alberto Fernández para establecer una comunicación gubernamental que incorpore “profesionalismo, coherencia narrativa y especialmente sensibilidad comunicacional”. Destacó que para este gobierno, “con marcada debilidad en le representación legislativa y territorial, buscar consensos previos a la toma de decisiones, debería ser, más que una obligación, una cultura”.


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