Chile: ¿de regreso al punto de partida o giro derechista?
Después de un estallido social y dos procesos constituyentes, el país trasandino podría mantener la constitución del 80, ideada por Pinochet y reformada en democraciA. Boric será el gran perdedor.
Chile podría enfrentar este domingo una paradoja, si se cumplen los pronósticos de las principales encuestadoras, que prevén un rechazo a la segunda propuesta de una nueva constitución: después del mayor estallido social que recuerde el país y tras dos procesos constituyentes podría regresar el punto de partida: la vieja Carta Magna elaborada por la dictadura de Augusto Pinochet, aunque reformada y enmendada por los gobiernos de la Concertación, del vecino país.
En este sufragio obligatorio los chilenos deberán votar “A favor” o “En Contra” del texto planteado, que en gran parte ha sido redactado por el derechista Partido Republicano y los sectores políticos más conservadores, muy diferente al primer texto presentado, de inclinación progresista e izquierdista, que fue rechazado abrumadoramente en septiembre de 2022.
Según las encuestas más recientes, los chilenos rechazarían también este segundo texto.
“El texto presentado refleja los intereses que se expresaron en la mayoría del Consejo Constitucional. Es decir, refleja una concepción de derecha de la Constitución”, asegura Claudio Fuentes, politólogo y profesor de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales (UDP).
El académico explica que esto se expresa en normas sobre la “familia, aborto, protección de la propiedad y asegurar a empresas privadas su participación en diversos ámbitos de la vida nacional”. Asimismo, añade, “prioriza una noción centrada en el crecimiento económico más que en la sustentabilidad, y un fuerte acento en aspectos valóricos, en lo que concierne a la identidad nacional, entre otros”.
El gobierno del presidente izquierdista Gabriel Boric ha quedado en un incómoda situación en este plebiscito. Por un lado es sabido que no acuerda con la versión final del proyecto, por el perfil ultraconservador del texto, pero su obligación de ser prescindente lo obliga a alentar la participación y difundir el texto.
El miércoles, debió salir a aclarar que la votación del próximo domingo sobre el borrador de la nueva Constitución no plebiscita la gestión de gobierno, que arrastra una imagen negativa desde hace más de un año. “Si uno ve la realidad y los hechos, lo que se plebiscita el 17 de diciembre es un texto constitucional y en eso no podemos confundir a la ciudadanía”, dijo el martes la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo.
“El hecho es que toda la ciudadanía tiene que tener muy claro que el 17 evalúan si están a favor o en contra de una propuesta de texto constitucional, no de una ley en particular, no de un sector político en particular, no de una persona en particular, sino de un texto constitucional, para que no nos engañemos y no engañemos a la ciudadanía”, puntualizó Vallejo.
Las declaraciones de la ministra vocera de Gobierno responden a dichos de políticos chilenos, tanto del oficialismo como de la oposición, que han vinculado el plebiscito de este segundo proceso constitucional a una votación de evaluación hacia el Gobierno, en uno de sus peores momentos de popularidad , debido a errores de gestión y algunos casos de corrupción que lo han salpicado.
Una campaña apática
Apenas hay carteles de propaganda en las calles de la capital chilena y el texto constitucional que se votará el domingo no aparece en las vitrinas de las librerías como pasaba hace un año. La propuesta tampoco es un tema de debate en los cafés.
Las campañas a favor y en contra de la segunda propuesta constitucional, se centraron en atraer a los indecisos con banderazos que agruparon a unas pocas decenas de personas en lugares estratégicos de Santiago y otros puntos del país.
Los partidarios de la aprobación del texto -apoyado por el pinochetista Partido Republicano y la coalición de derecha Chile Vamos, sumándose también los partidos de centro Amarillos por Chile y Demócratas- señalan que se trata de una propuesta moderna que consagra libertades, trata temas cercanos a la ciudadanía como la inseguridad y que dará certidumbre y estabilidad a Chile. Los que lo rechazan -el oficialismo y otros fuerzas de centroizquierda- señalan que es una Constitución que profundiza el modelo neoliberal y supone un retroceso en algunos derechos.
La paradoja es que a pesar de la apatía actual el reclamo por una nueva Constitución fue central para amplios sectores de la población durante el violento estallido social de 2019 junto a las exigencias de mejoras en educación, salud y pensiones.
Para el politólogo Octavio Avendaño, la derecha “ya ganó”. si se impone el ‘A favor’ es una Constitución a su medida y si se rechaza se queda con la actual, que defendió siempre.
“No hay campaña, no se ve en ninguna parte la gente participando, nadie habla de eso en la oficina, no hay como un ambiente de elecciones”, se lamentó Bárbara Mauriciano, una dirigente sindical de 54 años que participaba en un acto en contra del texto. La mujer indicó que “la gente no está bien informada” ni se ha preocupado en conocer el texto.
El proceso ha estado marcada por la ausencia de participación ciudadana y actos sobrios que reunieron a decenas de personas frente a las convocatorias multitudinarias del proceso anterior.
El texto declara a Chile un Estado social democrático que “promueve el desarrollo progresivo de derechos sociales” a través de instituciones estatales y privadas.
Para el oficialismo, aunque haya libertad de elección en salud, educación y pensiones, sólo podrán escoger quienes tengan recursos económicos.
Críticas del oficialismo
Algunos de sus puntos más controversiales se centran en cambios como el artículo que protege a “quien está por nacer” y que para muchas organizaciones de mujeres allanaría el camino para derogar el aborto terapéutico en tres causales —violación, peligro de vida de la madre o inviabilidad del feto— que rige desde 2017. Las mujeres también argumentan que habría retrocesos en su participación política, la lucha contra la violencia machista, el acceso a las cuotas de alimentos para los hijos de padres separados y las ya ínfimas pensiones que reciben.
Otro artículo polémico es el que deja exentos del pago de contribuciones a los inmuebles destinados a la vivienda principal. Muchos alcaldes lo rechazan porque aseguran que el 58% de los ingresos municipales destinados a las obras públicas provienen de esas contribuciones.
Los defensores del texto afirman que consagra por primera vez el derecho a la vivienda y se ocupa de la seguridad.
“Es un avance poder tener en la Constitución justamente una defensoría de las víctimas, una fiscalía supraterritorial, un mejoramiento en el control de las fronteras”, declaró a medios la vocera de la campaña a favor del texto Pauline Kantor.
Pensando en la Navidad
El jueves, mientras se desarrollaban actividades de información puerta a puerta y banderazos, muchos chilenos estaban más preocupados por las compras de Navidad que por el texto constitucional, mientras otros se quejaban de la obligatoriedad del voto en el referendo.
“Todo mal”, dijo Alejandra Calderón, de 51 años, a quien le tocó ser vocal en una mesa electoral. “No entiendo mucho de política pero lo único que puedo decir es que, como están las cosas hoy, en lugar de ir para adelante vamos para atrás”, agregó la cuidadora de ancianos preocupada por la delincuencia y la falta de trabajo.
Calderón dijo que todavía no sabe qué votará el domingo o si anulará su voto. “No me gusta el rumbo que están tomando las cosas y salga el que salga siempre es lo mismo”, sostuvo.
“Gana o gana” en la derecha
Para el politólogo y académico de la Universidad de Chile, Octavio Avendaño, la derecha “ya ganó” con esta propuesta. “Siempre se supo que la derecha en el próximo plebiscito tenía muy poco que perder. De ganar el ‘A favor’ dispondrá de una Constitución redactada a su medida y si se rechaza se queda con la actual, que era lo que había propuesto desde el inicio”, aseguró.
Poco entusiasmo entre unos 2.700 chilenos de la zona que pueden votar
Poco más de 2.700 chilenos residentes en el norte de la Patagonia podrán participar mañana en el plebiscito constitucional chileno, aunque como en esta instancia el voto es voluntario, no se prevé una alta participación.
A diferencia de otros procesos, donde hubo visitas de legisladores y dirigentes chilenos para motivar a los residentes, en esta ocasión, como en el propio Chile, la campaña ha pasado casi desapercibida. Tampoco hubo actividad en este sentido de los centros de residentes.
En el consulado chileno en Neuquén, donde votan residentes chilenos de todo el Alto Valle neuquino y rionegrino, hay un padrón de 1.691 electores, mientras en la sede diplomática de Bariloche, sede de votación para la zona cordillerana, hay casi 1.000 registrados.
Los requisitos para sufragar son ser mayor de 18 años y haber registrado el cambio de domicilio a la zona de influencia del consulado. Quienes figuren en el padrón podrán acercarse a las sedes ubicadas en La Rioja 241 de la ciudad de Neuquén o Juan Manuel de Rosas 180 de San Carlos de Bariloche, de 08:00 a 18:00. Se podrá votar con cédula chilena vigente o con vencimiento del 01/01/2020 como máximo.
Los puntos más polémicos que añadió la derecha conservadora
• Impuestos: Fija la exención tributaria de la primera vivienda, una norma de gran apoyo popular, pero que beneficiará desproporcionadamente a las personas de mayores ingresos, que ya no pagarán impuestos por sus viviendas, por lujosas que sean.
• Aborto: “La ley protege la vida de quien está por nacer” y “se entiende por niño todo ser humano menor de 18 años de edad”. Expertos aseguran que estos artículos que podrían colisionar con la ley de aborto por tres causales que rige en Chile desde 2017 y que permite la interrupción del embarazo en caso de peligro de vida de la madre, malformación fetal y violación. Establece la objeción de conciencia, que podría permitir a profesionales y establecimientos negar la práctica.
• Régimen Político: Habrá 17 escaños menos en la Cámara de Diputados. Los partidos políticos deberán conseguir al menos el 5% de los votos a nivel nacional para acceder a la repartición de escaños en una elección parlamentaria. También establece que los parlamentarios que renuncien a su partido perderán su escaño en el Congreso y alcaldes y concejales podrán ser “reelegidos sucesivamente en sus cargos hasta por dos veces en cada comuna”.
• Migraciones: Es una de las enmiendas más polémicas . Establece la expulsión de migrantes que ingresen por pasos no habilitados “en el menor tiempo posible” . Además, se “procurará” que los extranjeros cumplan su pena en su país de origen.Los os procedimientos deberán efectuarse “con pleno respeto de la dignidad humana, los derechos y garantías fundamentales y las obligaciones internacionales adquiridas por el Estado de Chile”.
• Paridad de cargos electivos, propone “asegurar el acceso equilibrado de mujeres y hombres a las candidaturas de elección popular, así como su participación en condiciones de igualdad en los distintos ámbitos de la vida nacional”. Se incluye una norma transitoria para que en las próximas dos elecciones parlamentarias ningún sexo supere la proporción 60%-40%.
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