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De top model en Francia a bohemio en El Bolsón

Loic Leblond nació en un pequeño pueblo al norte de Francia y llegó a El Bolsón 16 años atrás. Dejó las pasarelas para abocarse a las obras de clown y a elaborar sandalias y borceguíes.

Recorre las calles de El Bolsón con sandalias aún los días más fríos de invierno cuando los cerros ya están cubiertos de nieve. Y cuando circula en bicicleta, por lo general, lo hace con su perro en la mochila. Loic Leblonde pasó de ser un top model en Francia a convertirse en un artesano y artista en El Bolsón, donde reside desde hace 16 años.

Este hombre que acaba de cumplir 53 años nació en un pueblo al norte de Francia, muy cerca de Bélgica. Vivió en Los Pirineos, poco después, en España y finalmente, desembarcó en América del Sur. De Bolivia cruzó a Argentina donde iba ofreciendo un espectáculo de clown con su perro a cada pueblo que llegaba con su bicicleta. No recuerda cómo terminó en El Bolsón.

Alguien me dijo que el pueblo era marihuana, medio hippie y con mucha historia de duendes. También me dijeron que había mucho verde, agua, hacía frío y había nieve. Eso me gustaba”, recordó Loic que aún conserva intacto su acento francés.

“También supe -añadió- que era muy parecido a los Alpes y necesitaba montañas. Además, viajaba con mi perro con el que hacía el espectáculo de clown y en el sur, no había garrapatas”.

El hombre reconoció que “ya no extraña tanto Europa”. En El Bolsón dicta talleres de clown en el centro cultural Eduardo Galeano, participa de una obra “La Pirata” pero también, elabora sandalias y borceguíes “a medida”.

Loic Leblond tiene 53 años. Foto: gentileza

“En Francia, fui modelo de una firma italiana de ropa interior. Trabajaba los fines de semana haciendo pasarela y fotos pero lo hice más que nada para vencer mi timidez. Después empecé a hacer teatro y me quedé con el clown”, detalló y agregó: “Ser payaso es respeto por el otro. Emociones, sinceridad, honestidad. Es una filosofía de vida”.

Como modelo trabajó cuatro años pero lo describió como “un mundo aparte donde todo es apariencias. De todos modos, conocés gente muy copada y pagaban super bien”.

Al principio, me costó adaptarme. Pero ahora me siento bien argentino. Cuando regreso a Francia, intento comer todo lo que no veo. Cada vez que viajo, no se si volveré”.

Loic Leblonde

No bien se estableció en El Bolsón, sobrevivía con un espectáculo de clown junto a su perro. Pero cuando nació su hija que hoy, tiene 14 años, fue necesario hacer algo más. “En ese momento, recuerdo que compré unas sandalias artesanales que me duraron dos meses. Me puse a estudiar cómo estaban hechas, las modifiqué y empecé a hacer calzado”, relató.

Loic Leblond nació en un pequeño pueblo al norte de Francia. Foto: gentileza

Loic remarca que toma la medida del pie de la persona interesada en sus sandalias que elige, a su vez, los colores. “Aguantan y duran bastante para caminar. Las hice bien bolsoneras”, definió risueño. En un comienzo, concurría a la feria artesanal los domingos. Después, optó por difundir su trabajo “de boca en boca”.

Este francés siente que hoy, sus dos oficios le aportan un equilibrio: “Cuando solamente actuaba, era muy abstracto. Actuás y desaparece en el aire. Lo que hago con las manos me da un equilibro. Uno es para relax y el otro, para estar bien en la tierra”.


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