De Roca a Viena para dejarle su batuta favorita a Beethoven

Martín García León dirigió en octubre del 2019 un concierto de la Filarmónica de Moravia en Olomouc (República Checa) y desde allí viajó a la capital austríaca para rendir homenaje en la tumba del genial músico. Aquí cuenta la historia.

Redacción

Por Redacción

El año pasado tuve la oportunidad de dirigir la Filarmónica de Moravia en Olomouc, al este de la República Checa, la ciudad que marcó los inicios del genial Gustav Mahler. En una breve escapada a Viena (a 4 horas de transporte terrestre) decidí visitar en el cementerio Zentralfriedhof a muchos de los compositores a quienes les debo esta enorme pasión por la música.

La tumba de Beethoven. Fotos de Martín García León.

Como no tenía donde dejar mis pertenencias, llevaba conmigo una mochila y una valija con una rueda y media, ya que la otra mitad se perdió en las calles de Graz, otra ciudad austríaca.

En el Opera House de Viena. «Ahi estuvieron todas las leyendas de la música: Brahms, Mahler y uno de mis directores favoritos, Karajan».

La valija no rodaba y solo podía arrastrarla. Pero eso no me frenó, al contrario, fue un estímulo: se trataba de llegar al lugar donde estaban los maestros que me marcaron desde los sonidos de la infancia en El Bolsón y mi formación primero en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) en Roca y luego en la Universidad Nacional de las Artes en Buenos Aires.

Aquel día tan nublado y fresco de otoño, al entrar al cementerio una señora sentada en un banco me pregunta en inglés «are you looking for musicians?» (¿estás buscando músicos?)

El concierto en Olomouc, República Checa

Algo muy común seguramente para ella y todos los residentes de la zona. La señora me señala la dirección correcta: todavía no divisaba el mausoleo de ninguno de los grandes músicos, pero se encontraban a la vuelta de unos arbustos cruzando una calle de tierra. Ahí estaba la tumba de Beethoven, al lado las de Schubert, Strauss y Brahms, un poquito más atrás las de Hugo Wolf y Antonio Salieri.

Tardé segundo en llegar y me quedé un tiempo muy largo admirando la tumba de Beethoven mientras muchos pasaban y tras sacarse una selfie seguían su camino.

Otro recuerdo viajero. Martín estudia cada día la obra de Mahler.

Sin poder evitar las lágirmas, mientras sentía el frío, oscuro y silencioso vacío de esa tumba pensaba qué podría dejar alguien como yo en un lugar como ese para mostrarle mi eterna gratitud a quien le debo todo… o casi todo.

Debía ser algo de un gran valor para mí. Tomé el estuche que contenía mis dos batutas favoritas, ambas usadas en conciertos importantes, elegí la que más significado e historia tenía y la dejé a modo de ofrenda. Es la que usé para dirigir en mi debut en Rusia y en mi concierto de graduación en Buenos Aires. La amarré a un listón rojo que encontré en el lugar y ahí la dejé…con él.

El concierto en Olomouc, República Checa. Desde allí viajó a Viena.

Algo curioso sucedido mientras dejaba la ofrenda: el frío y el silencio del cementerio hicieron que me diera cuenta de que quien estuvo vivo para mí durante tanto tiempo estaba muerto, su alma jamás volverá a tocar esta tierra pero la lucha constante de ese hombre tan pasional y decidido perdurará por siempre en su música.

Podés enviar tu recuerdo viajero a voy@rionegro.com.ar


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