De Neuquén a Grecia, un viaje para el recuerdo
Soledad Fuster llegó a Atenas para realizar un intercambio cultural. Aprendió el idioma, hizo amigos y se maravilló con los paisajes de un país lleno de misterios.
Soy Soledad Fuster, nací en Santiago de Estero, pero vivo en Neuquén y vengo a compartir con ustedes una de mis aventuras: mi experiencia en Grecia, durante el verano del 2017. Como en casi todos mis viajes, suelo planificar muy poco lo que haré. En este caso, fui a modo de intercambio a la casa de Aristi e Ilios, y su hija Katerina, en la épica ciudad de Atenas, la cual exploré por cada rincón.
Allí, los mitos del poderoso imperio y la civilización ingresaron a mi ser en cada inhalación. El intercambio fue compartir mi cultura, el idioma español y ellos a mi el griego desde lo cotidiano, a través del inglés. Obvio que yo arranque por el alfabeto griego.
Al principio, fue muy difícil, pero al escuchar seguido el idioma en la casa, en el subte, en las calles, encuentros con los amigos de Katerina, se hizo más leve el proceso. Siempre tengo presente frases del Principito por mi mamá y la abue, así que lo compré en griego. Fue durísimo leerlo.
Comí cosas riquísimas, un viaje por todos los sabores tan puros como el yogur o queso Feta hecho con leche de oveja, con su sabor ligeramente agresivo y ácido, o combinaciones tan únicas y frescas con pepino.
Conocí el Acrópolis de Atenas, Partenón, el museo de Acrópolis, Plaza Sintagma, Templo de Zeus Olímpico, el que más me gusto fue el Agora de Atenas lejos. Más allá de los lugares más visitados de esta ciudad, hay una sociedad muy relajada, paradójicamente viviendo una crisis económica muy fuerte.
De Zapala a Italia en busca de sus orígenes
En cuanto a las islas de Grecia, son más lindas de lo que se ve en las publicidades, Mykonos, Santorini, Creta, Corfu, Milos, todas. Luego de visitarlas, nos quedamos en la casa de amigos de Aristi en la isla de Siros, en el archipiélago de las Cícladas, sobre aguas del mar Egeo.
En esta ciudad conocí a Tatiana Kasimati, Foivos, Tzortzina Giorgia, Chris, Petros, Huka, Redi Christos, y se transformaron desde el primer instante en amigos queridos, con los que seguimos en contacto con proyectos en camino y mucha química. Ellos estudiaban Diseño en la Universidad de Siros y me invitaron a participar de un video que tenían que hacer para cumplir con un práctico, a lo que acepte, se trataba sobre una entrevista sobre las cosas ínfimas.
Nos juntábamos e íbamos a la playa Komitos, donde practicábamos yoga, y al bar La Bohemia o Fontas, frente a la costa, para tomar café por la mañana o a la tarde noche.
Un día que volvía de la casa de Foivos de almorzar, después de la playa y vi un festival de San Juan. Armaban un fogón grande que encendían para generar chispa con plantas secas, y la gente para demostrar coraje saltaba sobre el fuego. Luego, la academia de danza Syllogos Pontion & Voreioelladiton Syrou bailó Pontiaka, que es un tipo de danza de la isla, de guerra.
Maravillada e inspirada me acerqué al profesor y le ofrecí hacer un intercambio de danza Folclórica Argentina por Griega Pontiaka. Como el señor no hablaba inglés utilizamos a una de sus alumnas como interlocutora. Al día siguiente fui a su academia, fue mágico como nos podemos comunicar a través del arte y la tradición ¡Sin ni siquiera hablar el mismo idioma!
Quedó guardado en mi memoria, cuando bailaban unidos de la mano, la energía que acariciaba el instante de amor, paz y unión luego de una supuesta guerra. Si quieren ver más serán bienvenidos en mi Instagram @lasolefuster. ¿Las tres cosas más maravillosas? Es difícil, pero las más vibrantes fueron las playas de Creta, Aristi y familia, y la danza.
El cielo se pinta de colores en el concurso Voy
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