De Larralde a Breaking Bad: las asombrosas vidas de «Quimey Neuquén»
Los caminos recorridos por la composición de Marcelo Berbel y Milton Aguilar fueron analizados e incluidos en un libro sobre la música contemporánea. Cristian Accattoli, a cargo del trabajo sobre esta canción, desanda el camino que la llevó a ser incluida en una serie de tevé como “Breaking Bad”.
Bajo el abrasador sol de la reserva del desierto norteamericano de Albuquerque, Walter White cava pozos para enterrar barriles con dineros generados por el negocio de la anfetamina. Y lo hace al ritmo de un lejanísimo loncomeo y bajo la inconfundible voz de José Larralde.
La escena protagonizada por el personaje interpretado por el actor Bryan Cranston es el final de la quinta y última temporada de Breaking Bad, una de las series más exitosas de los últimos tiempos. Es decir: lo último que queda en los oídos de los millones de espectadores es esa canción compuesta hace 45 años en otro desierto, sin soles abrasadores y con aguas claras que van y quieren volver.
Aquella canción es, se sabe, “Quimey Neuquén”, escrita por Milton Aguilar con música de Marcelo Berbel. Cómo llegó, sampleada y remixada a las pantallas del mundo, es historia conocida y varias veces contada. El puente fue Chancha Vía Circuito, nombre artístico del DJ y productor musical Pedro Canale, quien en 2010 la incluyó en su disco “Río Arriba”.
Pero, para entonces, “Quimey Neuquén” había tenido otras vidas tan interesantes como la vida electrónica y digital que la llevó a cerrar “Breaking Bad”. Y son esas vidas las que recorre y analiza el compositor y pianista Cristian Accattoli en su texto dedicado a la composición neuquina e incluido en el libro “Las mil y una vidas de las canciones”, de Abel Gilbert y Martín Liut (compiladores), editado por Gourmet Musical.
Este libro, que también profundiza en composiciones como “Aurora”, “Cambalache”, “Todavía cantamos”, de Víctor Heredia; “Gente que no”, de Todos Tus Muertos;“No me arrepiento de este amor”, de Gilda; “Concierto para piano Nº 1”, de Ginastera; y “Sr. Cobranza”, de Las Manos de Filippi; entre otras, es el resultado de un proyecto de investigación llevado a cabo por un grupo de docentes, graduados y estudiantes avanzados del área de música de la Universidad Nacional de Quilmes.
El libro está atravesado por la idea de músicas trashumantes, canciones y composiciones que trascienden a sus autores de muy diversos modos y comienzan a vivir múltiples vidas. Así, como dirá Julio Mendivil en el posfacio del libro, sus significados sociales e individuales van mutando a lo largo de esas vidas y que, más allá de las intenciones de sus autores y compositores, es el uso social que de ellas se hace lo que las convierte en el acompañamiento de las vidas de las personas que las abrasan.
La versión de Los Trovadores, junto a Suma Paz
De todas las vidas que tuvo “Quimey Neuquén”, Accattoli se detuvo en cuatro de ellas, de las cuales la vida que vivió en “Breaking Bad” sea la más famosa, pero no lo más importante. De hecho, en la primera de ellas, José Larralde cambió, acaso por error, una palabra que, como sugiere Accattoli en su trabajo, haya sido la que inspiró a los musicalizadores de “Breaking Bad” para ilustrar la famosa escena final.
Cuatro vidas, cuatro textos
Escrita por Milton Aguilar (1934-2001) entre 1962 y 1964, sus años porteños, y musicalizada por el huinculense Marcelo Berbel (1925-2003), “Quimey Neuquén” fue grabada por primera vez en 1967 interpretada por José Larralde su disco debut, “Canta Larralde”. El cantor bonaerense llegó a esta canción a partir de una amistad que forjó con Berbel. Trabajador del campo, amediados de los 60, salió a recorrer el país con su guitarra en busca de mejores oportunidades y fue así que llegó a Neuquén, donde fue alojado durante unos meses por Marcelo Berbel.
La interpretación de Larralde, apunta Accattolli, tiene un error, pues canta “sol de los arenales” en vez de “flor de los arenales”. Y acaso sea ese sol el que cerró el círculo que la llevó hasta la famosa serie de tevé, sostiene Accattolli.
En aquellos años de la década del 60, cuando sucede el denominado boom del folclore, predominaban las formaciones vocales antes que las interpretaciones individuales del tipo de Larralde, salvo las excepciones de Horacio Guarany y Jorge Cafrune. Y serán Los Trovadores, el conjunto vocal más importante del momento, quienes hagan la siguiente versión de “Quimey Neuquén” que tomará Accattoli. Muy distinta a la de Larralde, la versión del quinteto desvanece la idea de solista y le incorporará un tono de corte épico en su canto. Los Trovadores “potencian el carácter solemne, hímnico”, sostiene el investigador. Incluso, en una interpretación junto a Suma Paz, en Córdoba, le agregan un recitado que expande su tono épico y le agrega una carga ideológica propia de las izquierdas de aquellos años.
La tercera vida abordada por Accatoli es la que Los Hermanos Berbel le imprimieron en su versión de 1981 incluida en el disco Neuquén Canta. Esta vida consagrará a Quimey Neuquén como himno provincial por decisión popular, podría decirse. Desde del punto de vista de la interpretación, Los Hermanos Berbel incluyen partes cantadas en lengua mapuche.
Sucesivos intentos por componer himnos provinciales no lograron desbancar a Quimey Neuquén de la consideración de los neuquinos, quienes ven en esta composición el fiel sentir de la neuquinidad.
En 1989 se llamó a concurso para la selección de la música y letra del Himno Provincial. Se aprobó la letra, compuesta por el propio Berbel y Osvaldo Arabarco, pero se declaró desierto lo música. En 2000, Neuquén Trabun Mapu, también de Arabarco y Berbel se impuso por ley, pero tampoco funcionó. No había con qué darle a Quimey Neuquén. ¿Por qué? Accattoli ensaya una respuesta: la composición cumple con dos condiciones para ser un himno, la preexistencia y la aceptación. Aunque no es el himno, sí es, por ley, la canción oficial del Neuquén.
Tras la consagración de la mano de Los Trovadores, “Quimey Neuquén” volvió a su ámbito local hasta que, en 2010, Pedro Canale la escuchó, lo cautivó y decidió meterle mano, literal y artísticamente, para su proyecto Chancha Vía Circuito. La versión sampleada y remixada de la interpretación de Larralde fue la que atrajo a los productores de “Breaking Bad”.
También fue, de todas, la versión más discutida a partir del siempre polémico concepto de remix como apropiación de la obra de otro. Pero Accattoli dice algo interesante al respecto: la versión de Chancha Vía Circuito lo que hace es devolverla a sus orígenes, la pone a bailar nuevamente. Con orígenes rítmicos en el loncomeo, la versión remixada la reinstala en las pistas de baile para recuperar de un modo muy particular por cierto su conexión original con la danza.
Sobre su recorrido por las vidas de “Quimey Neuquén”, cuenta Accattoli: “Me fui encontrando con denominadores comunes. El texto terminó recorriendo algunos cambios que fueron mucho más allá de la pregunta sobre cómo llegó Larralde a sonar en ‘Breaking Bad’. Recavé casi 35 versiones de la canción, sin contar las cantidad de remixes posteriores a ‘Breaking Bad’. Eso marca una riqueza histórica de la canción a través del tiempo que es muy fuerte”.
De alguna manera, las cuatro versiones –o vidas– elegidas por Accattoli son representativas de su época, incluso dice mucho sobre qué se estaba discutiendo en el folclore en cada una de esas épocas. Aparte, identifica estéticas y musicales que confluyen muy fuerte en esas discusiones alrededor del folclore “Ese es quizás el camino más académico”, reconoce Accattoli. Por otro lado hay biografías que son muy fuertes como la de Berbel, Aguilar, la de Los Trovadores, los hermanos Berbel, son personalidades de la cultura muy fueres y ese otro camino que terminan marcando al texto, el de las vidas de sus autores e intérpretes”.
Eso llevó a Accattoli a tener que meterse en diversos recodos de la historia argentina latinoamericana, los posicionamientos con respecto a lo indígena, las disputas y debates simbólicos que atravesó la canción, tanto en lo político como dentro del campo del folclore.
En ese marco nacional y latinoamericano de la canción Accattoli concluye: “El camino de ‘Quimey Neuquén’ es asombroso”.
Comentarios