Daños colaterales: los afectados que nadie vio durante la obra cloacal en Roca
La calle Jujuy de Roca estuvo cortada casi la mitad del año. Dos comerciantes la pasaron mal y estuvieron a punto de cerrar. Ese daño nadie lo reconoce.
Diego y Marcelo decidieron realizar sus respectivos emprendimientos, pero el recambio cloacal de calle Jujuy les generó muchas pérdidas. Si bien se terminó una primera etapa, existe una extensión de obra que demorará un mes más su finalización.
Diego Rafael Iglesias trabajaba como empleado realizando repartos y decidió abrir su propio comercio en mayo del año pasado. Alquiló un estratégico local en Jujuy y Los Alamos, donde instaló su fiambrería, confiado en que el paso de personas hacia Stefenelli le daría la clientela necesaria.
Cuando todo parecía marchar sobre ruedas, el 28 de febrero de este año, llegaron obreros que pusieron vallas y cortaron la calle, desde Los Alamos hasta Colombia. En total cinco cuadras.
Ese día comenzó uno de los trabajos más complejos de red cloacal para la ciudad de Roca, el recambio de un ducto de 600 mm, con un plazo de obra de casi cinco meses.
“Vinieron y cerraron el paso. La gente no podía llegar a mi local, ni siquiera caminando. Quedé aislado, incluso estuve a punto de irme a las manos con los obreros porque ni siquiera me dejaban correr un valla para que la gente pase por un costado”, dijo Diego, molesto todavía por lo que le tocó vivir.
La situación llegó a tal punto que quiso cerrar y abandonar todo. “Había días que ni siquiera venía por las mañanas y opté por venir de noche, cuando la empresa no trabajaba”, dice, ahora más aliviado, ya que la calle quedó habilitada el pasado lunes 22 de julio.
Ahora con la extensión de obra, tengo que esperar un mes más a que terminen. No sé cómo voy a hacer porque la clientela la perdí casi toda».
Marcelo Portiño, comerciante. Tiene una pollería.
La falta de entrada de dinero y los altos costos de energía eléctrica,$16.000, y de alquiler, con otros $12.000, más el alquiler de su propia casa, hicieron replantear su futuro.
“Para colmo en febrero había hecho una compra grande de mercadería, pero por la obra cloacal frente a mi local, se me entró a vencer y tuve que tirar muchas cosas. Otros alimentos los doné al Jardín, donde trabaja mi esposa, antes que se vencieran porque sabía que no podría venderlos. Yo no estoy en contra de la obra, porque era importante que arreglaran, pero deberían haber avisado un mes antes lo que iban a hacer y uno se prepara para el golpe, al menos”, comenta.
Hoy la obra cloacal finalizó en un primer tramo, pero la provincia autorizó una ampliación y los trabajos originales que llegaban hasta calle Colombia, se extienden hasta Antártida Argentina, cien metros más.
Para colmo en febrero había hecho una compra grande de mercadería, pero por la obra cloacal tuve que tirar muchas cosas”.
Diego Iglesias, comerciante.
Justo en esa esquina tiene su comercio Marcelo Portiño, un ex empleado de Moño Azul, quien luego de ser despedido decidió realizar un emprendimiento familiar con una pollería.
“Cuando empezaron los trabajos, la calle Jujuy estaba cortada hasta Colombia, a cien metros de mi local, pero luego cortaron hasta la Rochdale. O sea que hace cinco meses que las ventas se redujeron a más de la mitad. Ahora con la extensión de obra, tengo que esperar un mes más que terminen. No sé cómo voy a hacer porque la clientela la perdí casi toda”, se queja Portiño.
Afuera de su local, las máquina de la empresa Arideros cavan una zanja de cuatro metros de profundidad en busca del colector cloacal que deben cambiar. El lugar es paso obligado para cientos de personas que van a barrio San Cayetano, a la escuela primaria y al Jardín de Infantes. Hoy el paso está cerrado, a tal punto que ni siquiera se puede pasar caminando.
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