Viaje tierra adentro del museo Barda del Desierto, en Cordero

El décimo programa de la residencia artística que se desarrolla en cercanías de Contraalmirante Cordero incluyó un revelador trabajo sobre las arcillas que subyacen a este original museo físico y digital.

Una excursión al museo Barda del Desierto, ubicado a unos pocos kilómetros al sur de Cordero. (Foto: Cecilia Maletti)

¿Qué es una residencia artística? Es dislocación y desplazamiento: un artista haciendo su obra en otra parte. En ese sentido, Barda del Desierto, emplazada en Contraalmirante Cordero, es una residencia artística, pero una muy particular.


Barda del Desierto buscó crear un espacio de investigación, experimentación, creación e intercambio de saberes desde la acción y producción vinculada a la geografía cultural de la región. Así, esta residencia se propone como espacio site specific según cada edición.


Comenzó en 2014, en la Escuela N°135. En sus seis ediciones consecutivas la residencia recibió más de cincuenta artistas, curadores e investigadores del territorio nacional e internacional. Dos mil veinte mediante, en 2022, se creó el museo Barda del Desierto [mBDD], que se presenta en un espacio físico y digital que reformuló definitivamente la experiencia iniciada en el 14. A tal punto que, desde su creación, se trata de la residencia de Museo de Barda del Desierto: ahora el museo es el que hace a la residencia artística.

La inmensidad del original museo Barda del Desierto. Las artistas Rosa Cerarols y Rosana Fernández, junto a los alumnos del ESBA, de Neuquén. (Foto: Cecilia Maletti)


Compuesto por un total de veinte obras digitales de tipo site especific realizadas entre 2014 y 2019 por artistas participantes de la residencia, este museo es tan particular, o quizás más, como la residencia artística que lo generó: el museo es la barda donde está emplazado, 70 hectáreas de campo patagónico, cielo, tierra, flora y fauna. Un museo de arte contemporáneo, de tecnologías digitales y ecomuseo.

Museo de cielo y tierra

Es una plataforma independiente de producción, formación y divulgación que promueve la investigación entre prácticas artísticas contemporáneas, ciencia y arquitectura con perspectiva ecosocial. Es digital, no virtual, por lo que también es físico porque hay que estar allí, en la barda, para ver las diecinueve obras. El museo “aparece” cuando, teléfono celular en mano, se lo geolocaliza vía Google Maps. Una vez allí, vía códigos QR ubicados en el lugar donde fueron realizadas las obras, el visitante puede ver dichas obras como videoarte.

El campamento donde se trabajaron las arcillas de la barda rionegrina. (Foto: Cecilia Maletti)


“Hay algo que a mí me parece muy interesante y es que no es que la obra fue desplazada, vos te vas a ir a desplazar donde la obra se hizo”, explica María Eugenia Cordero, fundadora y directora del museo Barda del Desierto, además coordinadora y curadora de la residencia artística y sus programas. “Y por otro lado, si bien la tecnología que usamos como dispositivo para acceder a la obra, es el celular el museo es digital, no virtual. Porque las obras son digitales, ya que es imposible que estén ahí físicamente, porque en realidad es videoarte, registro de performance, registro fotográfico de instalaciones de tipo site-specific. Entonces todas las obras, el acervo del museo es digital. Vos tenés que ir al museo para poder acceder a la obra”.


Hay que ir hasta la barda en cuestión, ubicada a la vera del canal principal de riego, unos pocos kilómetros al sur de Cordero. Una vez allí se accede a las piezas a través de las placas instaladas con las coordenadas geográficas de latitud-longitud del emplazamiento original de las obras.


Las placas contienen la referencia de autoría, sinopsis y ficha técnica junto a un código QR que permite acceder al registro sonoro, audiovisual y/o fotográfico de cada pieza. “Tenés que ir a la barda y pararte en el lugar y ahí recién vas a encontrar algo que físicamente no está, pero que estuvo. Se hizo ahí. Y me parece como poético, dentro del trabajo que estamos haciendo, que es cómo ese lugar tiene un antecedente y cómo cuando accedés a la obra, te conectás con ese antecedente, te conectás con el territorio, con el paisaje y con el lenguaje poético propuesto por el artista”, expresa Eugenia Cordero.

Superficies y por debajo


Este año, en su décimo programa de residencia estuvo dividida en dos partes. En el marco de la Beca Constelaciones (ver aparte), Barda del Desierto recibió entre el 24 de septiembre y el 7 de octubre, a las artistas seleccionadas Rosana Fernández, de Córdoba; y Rosa Cerarols de Barcelona.


“Rosa está muy vinculada con la relación de lo que nosotros investigamos acá que son las geografías culturales, cuenta Cordero acerca del trabajo de Rosa Cerarols. “Y Rosana es una artista contemporánea que trabaja con dispositivos digitales, pero especialmente trabaja sobre los lenguajes y los conceptos de arquitecturas de limites difusos que es parte de la línea que trabajamos con Barda del Desierto como museo en relación con su vínculo arquitectónico”.

Museo Barda del Desierto. El cielo también es parte. (Foto: Cecilia Maletti)


La residencia continuó con la artista argentina Ana Rita Gendrot, becada por el Fondo Nacional de las Artes, quien, entre el 12 y el 20 de octubre y desarrolló el proyecto “Tecnologías del barro. Genealogías artísticas y otras imaginaciones del antes/ahora”.


El trabajo de Gendrot fue revelador: Barda del Desierto supo por primera vez de qué estaba hecho su museo. Porque si el museo era a barda, ¿de qué estaba hecha la barda en cuestión? “Habíamos trabajado la barda desde otros conceptos, había como un corte curatorial un poco diferente. Se trabajó más desde el concepto de paisaje, pero no desde la tierra para adentro y era algo que por lo menos a mí me daba muchas ganas de indagar”, revela Cordero.


“Ana hizo un trabajo de inmersión e investigación en la barda sobre las arcillas locales. Nos pasamos una semana instaladas en el museo, en un campamento que funcionaba como taller de trabajo, hicimos un relevamiento de diferentes arcillas, hicimos un pantone de las arcillas del lugar, hicimos un horno también con el material que nos daba la barda. Y cerramos con una exposición del pantone y de las piezas quemadas. Todavía tengo el calor de la barda en la piel porque fue increíble y lo consideramos como el episodio uno de tecnologías del barro, sabemos que le vamos a seguir dando porque tiramos del hilito de un ovillo muy grande”.


Red Quincho y la Beca Constelaciones

Red Quincho es una asociación civil que nuclea residencias de arte de Argentina, entre ellas Barda del Desierto, que se desarrolla desde 2014 en las afueras de Contraalmirante Cordero. Participan actualmente más de 30 proyectos de todas las regiones del país que articulan gestores, programas y organizaciones dedicadas a desarrollar residencias de arte. Con un interés común inclusivo, diverso y federal, Quincho se propone como un tejido de colaboración y cooperación nacional e internacional, promoviendo el fortalecimiento del sector.
En 2020 las residencias de arte de Argentina impulsaron un ámbito de colaboración y contención ante la emergencia generada por la pandemia. Se generaron encuentros virtuales que permitieron un primer contacto entre una gran cantidad de proyectos que no se conocían.
Constelaciones 2024 es una beca para realizar una residencia de un mes en dos residencias de Argentina que participan de la Red Quincho. Está dirigida a artistas de todas las disciplinas, investigadores y curadores. Se otorgan 14 becas a participantes de Argentina y dos para participantes de España.
En el caso de Barda del desierto, este año, fueron seleccionadas Rosa Cerarols (Barcelona) y Rosana Fernández (Argentina
Cada participante seleccionado desarrollará un proyecto de residencia de cuatro semanas articulado por dos residencias de la Red en toda la Argentina. Barda del Desierto articuló con la residencia La Rural, de Tucumán.

Organizado por la red Quincho, Beca Constelaciones es oes desarrollado junto a la Fundación Williams con el apoyo del Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA). La residencia «Tecnologías del barro», de Ana Rita Gendrot contó con el apoyo del FNA (Fondo Nacional de las Artes, beca creación) y el mBDD también contó con el patrocinio de Tolsa. 
(Fuente: redquincho.com.ar)


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