Una nueva muestra en la Sala de Arte Emilio Saraco: las artistas neuquinas Jorgelina Buchara y Paula Alonso

Desde este viernes, exponen juntas en "ideas para escapar ilesas", una original muestra que nació en el barrio porteño de La Paternal y que verá la luz en la Sala Emilio Saraco.

“Ideas para escapar ilesas” es la nueva muestra que propone, desde este vierens, la Sala de Arte Emilio Saraco. Una muestra imaginada, creada y finalmente montada por las artistas neuquinas Jorgelina Buchara y Paula Alonso. La inauguración será a las 19, en la sala de Avenida Argentina y vías del ferrocarril, con entrada libre y gratuita. Estará disponible hasta el 29 de noviembre.


En “Ideas para escapar ilesas”, dice el texto de prensa, cerámicas, dibujos, grabados y otras piezas conforman un espacio instalativo en donde la materia viva, la huella afectiva y la transformación como rito de paso se presentan en forma de siluetas, perfiles de arquitecturas, supuraciones y socavones.


Escrito por el curador de la muestra Marcos Kramer, su texto destaca que “la presente exhibición combina piezas de los últimos años de estas dos artistas neuquinas, reunidas por primera vez en un mismo espacio expositivo. A través de este cruce es posible descubrir intereses comunes, búsquedas similares y orientaciones que confluyen para construir un conjunto homogéneo de preocupaciones: la materia viva, la huella afectiva y la transformación como rito de paso”.

Dos neuquinas en Paternal


Paula Alonso (1987) y Jorgelina Buchara (1986) nacieron y se criaron en la ciudad de Neuquén, a orillas del río Limay; vacacionaron en el norte neuquino; de niñas y adolescentes asistieron a los talleres de orientación definida en la Escuela de Bellas Artes; a los 18 se fueron a estudiar a la Facultad de Artes de La Plata, una eligió la orientación de escultura y la otra, pintura y grabado-arte impreso; cursaron junta y trabajaron juntas en la restauración de piezas artísticas y la restauración en el Recinto de la Cámara de Diputados de la Nación.


Recién entonces, trabajando juntas en el Recinto de la Cámara de Diputados de la Nación, se dieron cuenta de lo que ya era evidente: tenían que hacerse amigas. Porque, aún con todo lo dicho, hasta ese momento no lo eran. Y lo que hicieron fue la Gran Paternal, literalmente.

Montaje de la muestra «Ideas para escapar ilesas», de las artistas neuquinas Paula Alonso y Jorgelina Buchara, en la Sala de Arte Emilio Saraco. (Foto: Cecilia Maletti)


“Es muy loco”, dice Jorgelina. “Como que nunca dijimos vamos a ser amigas, pero había buena onda, y de repente la vida nos siguió encontrando, pero real, quedamos en una beca, nos contrataron del Congreso para hacer restauración juntas. Quedamos juntas de casualidad y dijimos bueno, la vida nos está diciendo ya sean amigas, porque es real. Y nos hicimos amigas .


“Después , yo me mudé de La Plata a Capital, y empiezo a gestionar un taller en Paternal, un taller de 30 artistas. Paternal es un barrio donde hay muchos talleres de artistas, hay como 50 más o menos. Y se hace un evento una vez al año que se llama La Gran Paternal. Es un fin de semana en el que abren todos los talleres y se invitan artistas, yo en mi taller invité a exponer a Paula, porque ahí ya éramos amigas”.


“También porque estábamos viendo que había algo de las poéticas o algunas relaciones entre las obras que podían tener que ver, en mi caso, con algo de la identidad neuquina”, aporta Paula. “Perro igual el match se dio con la obra montada. Cuando vimos la obra montada, ella vino a mi taller, los talleres se tunean, se hacen open studio, en realidad La Gran Paternal es un open studio para que visite la gente, y bueno, yo la invité a Paula, y montamos la obra”, amplía Jorgelina. “Hicimos un montaje en conjunto y creo que esta muestra nace de ese montaje, digamos que hicimos de manera colaborativa”, concluye Paula.

Un sentido (en) común


En una extensa y amena conversasión vía Zoom con Río Negro, en un alto en el montaje de la Saraco, Jorgelina Buchara y Paula Alonso contaron cómo sucedió una amistad que había comenzado muchos años antes, aunque ellas lo notaran bastante tiempo después y muy lejos de aquí.


Quizás la muestra que inauguren esta tarde no es otra cosa que la consecuencia inevitable de tantos momentos en común. Sus obras, tan distintas en muchos aspectos, confluyeron de manera natural, crearon un sentido en común que ambas artistas vieron resuelto en lo que dieron en llamar “Ideas para escapar ilesas”.

En sala. Jorgelina Buchara montando parte de sus obras que serán parte de “Ideas para escapar ilesas”. (Foto: Cecilia Maletti.)

La muestra es el resultado de una convocatoria a la que respondieron mandando un anteproyecto que, cuentan, eran las fotos de aquel montaje de la Gran Paternal. “Quedamos seleccionada y estuvo bueno porque hace casi un año que venimos, trabajando para esto. Queríamos venir a exponer a Neuquén”, revela Paula.


Hay una neuquinidad que las une, sí; un recorrido en común, también. Pero, ¿por qué exponer juntas? Las coincidencias se suceden a medida que transcurre la charla. “Hay algo desde lo acromático”, observa Jorgelina. ”También, pero ha algo de la poética, de la búsqueda, las preguntas que abren la obra, como eso sí hay un match. Y nos llevamos muy bien también, entonces como que eso es importante”.


“También algo que estoy pensando ahora mientras hablamos, es que un poco ese juego de montaje es un juego de relación, de vínculo, ¿no? De ver cómo pones cosas a interactuar. Y en esta ocasión también, porque, si bien pensamos como un sentido conceptual de todo el montaje, una propuesta curatorial de todo el montaje, también se trata de que hay obras tuyas, obras mías y algunas obras donde ponemos en relación las dos obras cuando hacemos este juego de montaje”, reflexiona Paula.


“Tenés los códigos también, como esto de lo formal vinculado a lo conceptual, hay algo como de las formas de Paula, ya sean unas formas negras, aparecen como unos tratamientos de la silueta, el signo y yo tengo unos grabados que son sombras de cosas literales, sombras de cosas reales domésticas. Y hay algo también como que se arma cuando ves la propuesta, no solo acá, sino cuando hicimos lo de la Gran Paternal, hay algo como del código, hay como un código encriptado, el código del lenguaje quizás, si bien formalmente, por ahí yo trabajo como una forma más prolija y Paula trabaja como la tierra, como algo más de lo rústico, de lo natural, digo prolija porque hay una obsesión con la trama y esas cosas, pero hay algo como del código general que está presente, entonces eso unifica sin necesidad de que manejemos las mismas materialidades”, expone Jorgelina.


“A eso me refería, coincide Paula, porque también es el juego de ponerlo en convivencia para ver qué sale de eso, uno inevitablemente está construyendo sentido cuando pone una cosa al lado de la otra, ese sentido se va a construir. El desafío de poner en convivencia su poética con mi poética, es en ese momento donde, si no ponés esas obras mías con las suyas en convivencia, no va a aparecer”.


Una muestra es una construcción de sentido hecho de las obras que componen, un sentido que solo sucede allí montada del modo en fue pensada por las artistas y la curaduría. Esas mismas obras puestas a dialogar de un modo diferente (nos) darán otro sentido. “Cuando ponés una cosa al lado de otra, va a generar sentido eso. Entonces, nosotras poniendo nuestras dos poéticas, ahí es cuando nos damos cuenta también. No es solamente como una cuestión conceptual de escritura, sino de la práctica, de la praxis. De ponerlas en relación en la sala. No hay un sentido preestablecido”, explica Paula.


“Creo que igual hay una búsqueda que va por el mismo camino, que es yo no sé, como planteos más existenciales la pregunta desde el vacío, o trabajar a partir del vacío, es también un punto de unión” apunta Jorgelina. “Hay algo que me parece importante de lo que es una muestra colectiva, que podría ser, bueno, presentamos un proyecto y dividimos paredes, y eso funciona como una muestra colectiva, que puede ser también una misma temática, un mismo concepto, pero creo que la propuesta acá es otra cosa, es una totalidad”.


De hecho, revela Paula, “hay una obra que estamos por montar ahora, una pared, como la obra que ocupa más espacialidad en la sala y en la que ponemos en relación obras de ella con obras mías, que se cruzan, que hablan de ese encuentro, de cómo algo de mi trabajo, de mi poética penetra en el de ella y algo de ella en el mío. La obra se llama Dos vapores y tiene que ver con la práctica que venimos llevando, algo de la operación con la que venimos trabajando”.

De qué está hecha la muestra

Dice Paula: “Yo trabajo piezas con arena volcánica, negra, técnicas como escultóricas, si se quiere, algunas a pared y otras como objeto, arena volcánica y resina. Y por otro lado, dibujos, algunos en gran escala y otros de más pequeña escala, dibujos a carbonilla y lápiz grafito, dibujos sobre tela. Básicamente, dibujos y esculturas. Algunos son de escala más grande, hay uno que es un tríptico, que son tres carbonillas que van ocupando una pared de 4 metros por uno y medio, eso son de escala más grande. Hay otro que son de escala más pequeña, un montaje de 30 dibujos y las obras de resina y tierra son la mayoría a pared y la escala es grande, pero por el conjunto porque las piezas son de escala mediana, Después, estamos montando otra obra en conjunto, que la materialidad es cerámica, y estamos haciendo una encofrada en tierra, a suelo, esa es una obra de sitio específico. Paula hizo la cerámica y yo estoy haciendo la encofrada en tierra para contener y como soporte de esa cerámica”.


En cuanto a la obra de Jorgelina: “Yo traje cerámicas, podrían ser escultóricos, pero son como objetos que van montados a la pared, hay cemento también y tengo unas piletas de cerámica que tienen un fluido negro, que es tinta china y agua. También tengo unos grabados sobre papel de algodón”.
Aunque conocían la sala, ambas vinieron en enero pasado para recorrerla con la muestra ya en mente. “Hicimos un montón de trabajo de maquetar a la distancia, tuvimos que hacer un trabajo de diseño y montaje muy fino
Cuenta Jorgelina que construyeron una maqueta muy detallada de la muestra en la Saraco, imaginando recorridos posibles. “Me esta sorprendiendo cómo todo se empieza a parecer demasiado a la maqueta”, confiesa Paula entre risas. “En general, todo está montado como lo pensamos”, concluye aliviada Jorgelina.


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