«Recital de mitos»: un maravilloso viaje para darle batalla al algoritmo

Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti presentan, este miércoles, en el Complejo Cultural Cipolletti, “Recital de Mitos”, un espectáculo que toma distancia del presente para pensarlo mejor.

En tiempos donde nadie escucha a nadie, en tiempos donde todos contra todos, en tiempos egoístas y mezquinos, en tiempos donde siempre estamos solos habrá que declararse incompetente en todas las materias del mercado, habrá que declararse un inocente o habrá que ser abyecto y desalmado. O, como proponen Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti, volver a los mitos. Irnos tan lejos nos sea posible, y los mitos son ese lugar lo más lejanos posible, para poder, desde allí, pensar(nos).


Aquella letra de Fito Páez le apuntaba a 1999. Veinticinco años después, nos siga reflejando e interpelando como sociedad. Qué decir de los mitos griegos, surgidos en los remotos confines de la historia. Porque sí, aquellos mitos originarios y sus protagonistas fantásticos siguen aquí, nos reflejan y nos interpelan.


Para hacerle frente a la época, Sztajnszrajber y Barruti proponen seis mitos reunidos en un “Recital de Mitos”, el espectáculo que ambos protagonizan y que los traerá una vez más al Alto Valle para presentarlo , este miércoles, a las 21, en el Complejo Cultural Cipolletti. Las entradas, en venta en Nikkel (San Martín 526, Cipolletti) y por sistema a través de entradauno.com.


“Algo radicalmente distinto a lo que veníamos haciendo”, es lo primero que dice Darío Sztajnszrajber en una entrevista con Diario RÍO NEGRO, vía Zoom. “Porque no es una presentación expositiva sino un recital de mitos. Es básicamente un encuentro donde estamos con Sole relatando mitos originarios en una instancia más narrativa, más literaria, hasta teatral te diría, en el sentido que contar cuentos tiene también una intención artística. Porque no solo tratamos de llegar a la razón del espectador, sino también al resto de su cuerpo, la emoción, el estremecimiento”.


El recital consta de seis mitos seleccionados para la ocasión porque, como sucede en todo recital, la lista no siempre es la misma. “Son seis mitos, griegos, bíblicos, que contamos a partir de las tres acepciones del verbo contar: contar cuentos, pero también en el sentido cuantitativo del término porque mientras se cuenta también se desarrolla una lógica, y contar con el otro, con la presencia del otro. En definitiva, mito en griego significa cuento”, explica el filósofo.

Contar historias no es algo ni cerrado ni definitivo, es una invitación a quien lo escucha lo asocie con lo que quiera”.

Darío Sztajnszrajber


“Los mitos son muy provocativos”, avisa el autor de “Filosofía a Martillazos” y “Filosofía en once frases”, entre otros títulos. Y explica: “Los mitos provocan que uno se revise a sí mismos y tiene esta cosa tan fascinante de ser relatos tan ancestrales que, aún así, pueden ayudarnos a pensarnos en nuestro presente porque de algún modo la vigencia del mito tiene que ver con eso, con lo que Nietzsche llama su carácter intempestivo, que no son propios de un tiempo, sino que atraviesan todos los tiempos”.


Para Sztajnszrajber , “en la idea de un recital de mitos se juega otros aspectos que se pueden resumir bajo el apelativo artísticos y tienen que ver con que hay una escucha que uno controla y otro escucha que uno no controla y que, estando ahí, inserto con mucha gente, hay una recuperación de esa instancia colectiva en la que empiezan a circular otras emociones. Contar historias no es algo ni cerrado ni definitivo, es una invitación a quien lo escucha lo asocie con lo que quiera”.


Sztajnszrajber menciona al filósofo Byung-Chul Han, quien en último libro, “La crisis de la narración”, dice que justamente hoy está en crisis el contar historia porque “está solapado por el modo en que nos exponemos en las redes, que son modos en los que aparecemos demasiado frontales. Todo lo que uno postea está cerrado sobre sí mismo. Él -dice Sztajnszrajber- juega con la idea de story como algo cerrado y con la historia como algo abierto”.

P: ¿Qué perdemos con esa crisis de la narración y qué es lo que busca recuperar este recital de mitos?
R:
El dispositivo tecnológico construye un tipo de consumo, sobre todo en el mundo de las redes, que necesita sujetos absolutamente enajenados y condicionados por las lógicas de los algoritmos. Se pierde algo de libertad porque la libertad tiene que ver justamente, y paradójicamente también, con perderse, desconectarse de lo que se espera que uno mecánicamente replique o reproduzca. Y creo que en estos mitos ancestrales hay como una instancia de ir hacia los confines, los márgenes. No sé si se le puede escapar a los algoritmos, pero sí es una manera de confrontarlos.

P: ¿Por qué los mitos?
R:
Porque es otro tipo de recurso para pensar nuestro mundo contemporáneo, donde parecería que pensar este mundo contemporáneo tenés que aceptar las propias herramientas que el mismo mundo te ofrece y que están ya condicionadas de lo que uno después quiere tomar distancia y lograr un tipo de pensamiento crítico. A mí me gusta el pensamiento crítico como un posicionamiento en los márgenes. Si solo tomás las herramientas del presente, entonces el presente te lleva puesto.

Los mitos en cuestión

Sztajnszrajber cuenta que no siempre son los mismos seis mitos. A continuación, en sus palabras, los seis mitos que presentará en Cipolletti, junto a Soledad Barruti.

El mito de Sémele: “La diosa madre de Dionisio, una madre que anhela un encuentro directo con Zeus. Ese encuentro culmina obviamente con su propia pulverización porque nadie puede tener un encuentro directo con el dios. Sin embargo, ella necesita vivir esa intensidad. Nos parece, en ese sentido, como que hay que revalorizar la idea de intensidad. Una de las ideas más cuestionadas hoy en día, ni hablar de los vínculos, una persona intensa es alguien de quien hay que tomar distancia”. Del encuentro ocurre algo importante: nace Dionisio.

El dispositivo tecnológico construye un tipo de consumo, sobre todo en el mundo de las redes, que necesita sujetos absolutamente enajenados y condicionados por las lógicas de los algoritmos».

Darío Sztajnszrajber

La deriva de Dioniso y de sus seguidores: “Dionisio es uno de los dioses más polémicos del mundo griego. Fue cambiando a lo largo de la historia, pero lo más importante es que todos los cultos dionisíacos, que obviamente levantan el placer, la fiesta fueron sistemáticamente perseguidos y reprimidos. Al poder lo que más le molesta es esa forma de resistencia que tiene que ver, no con una frontal, sino simplemente con no aceptar los condicionantes del presente y dedicarse a una conexión colectiva en una instancia de place. El resultado es el exterminio porque a todos sus adoradores los persiguen y a Dionisio se lo ubica en lugar de discriminación negativa.


La historia de Lilith. “Es como una historia apócrifa sobre que Adán tuvo una primera esposa antes de Eva. Es una historia que no es bíblica, es posterior. Lilith era una deidad del mundo babilónico que en un momento empieza a permear en el mundo hebreo de modo marginal. Es una mujer confrontativa con Adán, no es sumisa: no es su costilla. Y hay una expulsión y todo un castigo de una Lilith que con el tiempo se convirtió en la mujer que no acepta su sujeción.


La alegoría de la caverna. “Es el momento más largo del show porque ahí participa el público, hay una interacción por que el público se asume viviendo en ella y, como en el relato platónico, nos preguntamos cuáles son las cadenas que nos sujetan hoy, la gente opina, es interesante porque va in crescendo, empieza muy pequeño y con el paso del show se convierte en una gran terapia de grupo (risas) donde todo el mundo empieza hablar de lo que pasa. Ser parte de ese momento al punto de lo catártico.

Eresictón de Tesalia. “Es el mito de un rey que destruye un bosque y es condenado al hambre eterno. Entonces se come todo lo que tiene alrededor. El mito cuyo eje es el devorador compulsivo. La comida le daba hambre, dice el mito. Un gran ejemplo de nuestra relación con el consumismo, él solo puede salir de su tragedia devorándose a sí mismo.


El mito de minotauro. “Lo contrapongo con el cuento de Borges ‘La casa de Asterión’, que cuenta el mito pero al revés, en primera persona, que asume su precariedad y que de algún modo coloca la historia en otra de sus posibilidades.


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