Percusión con señas: para los que más saben de música y para quienes no saben nada del pentagrama
Es una propuesta que impulsa el grupo Metatambo de Roca. Una experiencia que está buena experimentar. Cada músico es libre y desde esa libertad se produce en una simbosis grupal que suena de maravillas.
Las vacaciones de invierno tienen infinidad de propuestas para todos los gustos y preferencias. Pero ésta puede ser una experiencia que no deberías perderte si te gusta la música. El grupo Metatambo de Roca te propone sumarte, aún cuando no tengas conocimientos musicales, a una orquesta de percusión que improvisa y le da rienda suelta a cada sesión a través del lenguaje de señas.
Una vez reunidos, cada músico se mimetiza con su instrumento y a través de él salen sus emociones transformadas en música. Pero siempre dirigidas por un director o directora que sin mediar palabras, sino a través de señas gestuales, les irán indicando en qué momento ingresar, cuándo subir el tono, cuándo ser parte de un dúo con otro instrumento o cuándo es el momento oportuno para cerrar la sesión o para nivelar la intensidad.
Es un método que instaló hace años Santiago Vázquez. «La Percusión con Señas es una nueva forma hacer percusión, basada en la improvisación grupal en la que, mediante un lenguaje de alrededor de 150 señas realizadas con las manos y el cuerpo, un director puede coordina el flujo de la improvisación convirtiendo a la suma de las ideas individuales en una verdadera composición colectiva», explica el músico en sus redes sociales.
Una de las principales características es que esta metodología trasciende los escenarios artísticos. A lo largo de los años, se convirtió en una herramienta fundamental para la integración social. Es que es debido a la simplicidad de su aprendizaje y a la inmediatez de sus resultados, la percusión con señas puede ser aplicado por ejemplo, en todos los niveles educativos, en diversos tipos de terapia, en procesos relacionados con la integración en grupos de trabajo y en grupos donde se asiste a personas de sectores vulnerables. Todos pueden ser músicos, sin haber estudiando en una academia y sin tener oído para este arte. Solo se requiere poder interpretar las señas que imparte el director o directora y dejarse llevar por los sonidos y su musicalidad.
En la región, el grupo Metatambo de Roca lo viene aplicando desde hace 10 años con resultados asombrosos. El viernes pasado realizaron un nuevo encuentro en Cipolletti con la convicción de que es «todo lo que está bien». Son trece integrantes que lo dan todo y ya planifican sumar nuevos talleres a lo largo del año, además de las presentaciones de improvisación que vienen llevando adelante. «Los dos dígitos es un número que nos gusta, por la cantidad de instrumentos y la ampliación musical que podemos lograr», explicó uno de sus miembros, Lautaro Huanchullán.
El músico fue quien mejor explicó de qué se trata esta propuesta que desde un inicio la define sencillamente como «una muy buena herramienta para la improvisación«. «No es algo tan estructurado como una partitura. Acá fluye todo de acuerdo a lo que se va generando con cada músico y su instrumento, dirigidos por el director que va un poco ordenando lo que va saliendo con señas.», agregó. A veces ni siquiera mencionan notas ni escalas musicales, un simple gesto lo dice todo.
«El lenguajes de señas son símbolos que significan algo. Mediante convenciones establecimos que un gesto significa una nota corta, por ejemplo. Cuando eso se ejecuta se genera el movimiento de la persona que está dirigiendo y ahí suena la melodía. Se genera una simbiosis entre quien toca y quien dirige», detalló Lautaro. Y quiso ir un poquito más lejos: «Cuando uno adquiere este lenguaje tiene una paleta de más colores y la puede usar en cualquier contexto».
El miembro de Metatambo aseguró que sin conocimientos musicales, pero sí mucha pasión por la música, en cuatro o cinco encuentros cualquier persona puede estar haciendo música. Así fue un poco como nació el grupo que desde 10 años gira por los todos escenarios.
«Esto nació como un taller donde solo se dictaban clases de percusión, luego le agregamos el lenguaje de señas y una vez que la gente lo aprendió sumado al hambre de tocar que fue tan grande, se dejó de lado el taller y pasamos a ser una banda de percusión por señas. Recién ahora estamos regresando a la modalidad de los talles», dijo el percusionista.
Algunas señas que marcan la historia
• Entrada. Se realiza con una o las dos manos haciendo el gesto de tomar envión para lanzar un dardo en el tiempo anterior a la entrada, y luego lanzando ese dardo imaginario en dirección a los músicos seleccionados, en el tiempo en que debe suceder la entrada.
•Aporte libre. Se realiza con la palma de la mano hacia arriba y recogiendo los dedos, como si el director pidiera al músico que se acercara. Indica que ese músico aporte algo de su invención.
• Todo el grupo. Con el índice el director traza un amplio semicírculo sobre su cabeza con el brazo extendido. De esta forma, el director selecciona a todo el grupo para que responda a las siguientes señas.
• Forte/ Fortissimo. Un puno cerrado en el pecho indica Forte, Dos puños indican Fortissimo. Lo que suceda después de esta señal, al darle entrada, será tocado Forte o Fortissimo.
• Apoyar una idea. El dedo índice de una mano apunta hacia el músico a quien se deberá apoyar, y luego el índice de la otra mano apunta al músico al que va dirigida la seña. Después se mueve este último dedo hasta apoyarlo en la yema del primero formando un ángulo agudo.
• Velocidad. Se disponen ambos entrebrazos en posición vertical y paralelos con las manos extendidas y las palmas enfrentadas. Se tocará lo mismo que se estaba tocando, pero exactamente al doble de velocidad, es decir, disminuyendo las figuras a 1/2 de su valor.
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