Pedro y Pablo en Neuquén: Miguel Cantilo, los orígenes del dúo, el folk y la distancia del rock

El legendario dúo conformado por Miguel Cantilo y Jorge Durietz sigue tan vigente como siempre. Con un puñado de nuevas canciones y un disco en camino, se presenta este miércoles en Neuquén.

Cantilo & Durietz, unidos por una amistad de más de cincuenta años que nació en un barrio porteño.

Miguel Cantilo era Pedro y Jorge Durietz, Pablo. Pero no siempre fue así y no siempre fueron dos. En un principio eran Los Cronopios, un conjunto vocal que completaba Guillermo Cerviño. Pronto se dieron cuenta que la propuesta musical y estética funcionaba mejor si era de a dos. Y así de a dos, Miguel Cantilo y Jorge Durietz comenzaron a recorrer el circuito de cafés concerts y teatros de la ciudad de Buenos Aires. Era 1968 y aun no se llamaban Pedro y Pablo.


Cantilo y Duriertz proponían un modo de canción folk al estilo Bob Dylan, Cat Stevens y Simon & Garfunkel , de guitarras acústicas y letras más cercanas a la literatura. Eran letras que decían cosas con precisos arreglos vocales y con guitarras de fondo que acompañan, desenchufadas por supuesto.


Durante tres veranos hicieron temporada en Punta del Este, zapando en la playa y tocando en La Fusa, un mítico reducto intelectual y bohemio creado por Vinicius de Moraes y Toquinho en el balneario uruguayo, que tuvo su “sucursal” porteña.


En 1970, grabaron su primer single “Yo vivo en esta ciudad”/ “Los caminos que no sigue nadie” y fue un golazo al ángulo. Sobre todo, el Lado A. El segundo single editado poco tiempo después abría con nada menos que “La marcha de la bronca” … o sea. La edición del primer disco del dúo era casi una obviedad que sucedió el 24 de septiembre de 1970. No mucho antes de eso fueron Pedro y Pablo.


Fueron Pedro y Pablo porque ser Jorge y Miguel (les) sonaba a peluquería; Cantilo y Durietz, a bufete de abogados y porque en Argentina no se estilaba salir con los apellidos. Había una onda de poner nombres históricos y entonces elegimos Pedro y Pablo, primero porque tenía que ver con la Biblia, después porque tenía que ver con un libro de moda en las librerías, y después porque tenía que ver con Pedro y Pablo Picapiedras y con un libro de la época”, reveló alguna vez Miguel Cantilo.


Con “La marcha de la bronca”, Pedro y Pablo ganó 2° Festival Nacional de la Música Beat. “Cuando recibimos el cheque de todo lo que había vendido ‘La marcha de la bronca’ nos pareció un exceso”, recordaría Durietz, muchos años después. “No sabíamos qué hacer con tanto dinero, y comenzamos por comprarnos instrumentos: una Gibson SG, una Fender Coronado y un equipo Fender TwinReverb. Después fue una camioneta para hacer giras, y con lo que quedaba de dinero Miguel alquiló una casa en Conesa y Monroe, en Belgrano. Allí armamos un estudio de grabación donde al poco tiempo se instalaron los músicos de La Cofradía de la Flor Solar, de La Plata, con Kubero Díaz al frente. Tocábamos todo el tiempo”.

Pedro y Pablo, por «fuera del rock»


Pedro y Pablo abrió en el naciente rock nacional una vertiente inédita, la del dúo folk de guitarra acústica y voces combinadas. Mientras ese naciente rock nacional se cocinaba en lugares como La Cueva o La Perla del Once, Pedro y Pablo recorrían un circuito diferente, el del café concert, donde se tocaba tango y ciertas músicas latinoamericanistas y al que iban artistas como Jorge Schussheim, Carlos Perciavalle, Nacha Guevara y Susana Rinaldi, entre otros.


En 1972, Pedro y Pablo editó Conesa, su segundo elepé, cuyo nombre hacía referencia a la calle donde quedaba la casona en cuestión. Ese disco, con menos hits que su antecesor, es más sólido. Entre otros temas, traía “Apremios ilegales” y la que se terminó convirtiendo en una canción de culto, “Catalina Bahía”, que Miguel Cantilo le dedicó a su novia.


Lo que siguió fueron años, muchos, de idas y vueltas para el dúo. Tanto Durietz como Cantilo comenzaron sus respectivas carreras solistas que alternaron con regresos de Pedro y Pablo porque, entre otras cosas a ambos les fue siempre mucho mejor juntos que separados.

Cantilo, éxilo, Ibiza y Punch


A mediados de los 70, Cantilo se fue del país. Primero, recaló en Bolivia y luego, en Colombia, donde pasó un tiempo. Hasta que se trasladó a España, más precisamente a las islas Baleares, más precisamente a Ibiza. Allí lo vio y lo escuchó todo y entendió por dónde venía la mano. De lo que se trataba ahora era del post punk y la new wave.


Por eso y para eso, influido por The Police y The Specials, entre otros, en 1978 reunió a Isa Portugheis, Quique Gornatti y Morcy Requena y armó Miguel Cantilo y el Punch, una banda que funcionaba bien allá, pero no acá. Como era de esperar, demasiadas cosas nuevas todas juntas iba a ser demasiado para un público que no se había ido a ningún lado y que con lo último que se había quedado de Cantilo era con el Cantilo protestón.


Pero cuando la música es buena, y la de Punch lo era, siempre se impone. Dejó dos discos: Adonde quiera que voy (1980) y En la jungla (1981) y temazos como “Gente del futuro” y el homónimo “Adonde quiera que voy”.


Mientras, Cantilo y Durietz , que nunca se fue, volvieron como Miguel Cantilo & Jorge Durietz porque (como) Pedro y Pablo seguían censurados. Ni bien se levantó la censura sobre el nombre del dúo, el dúo volvió como Pedro y Pablo y, para sorpresa de nadie, la rompió. Desde entonces, alternaron cosas propias con las de dúo. Fueron y vinieron como lo hicieron durante los más de cincuenta años de historia juntos. Una historia que empezó en el barrio, que es donde empiezan todas estas historias cuando no es una estación de tren.

Pedro y Pablo: volver a Neuquén

Ahora mismo, Pedro y Pablo está viniendo. En verdad, desde hace unos meses, con canciones nuevas que serán parte de un disco nuevo. Y vendrá a Neuquén, dentro de muy poco. Este miércoles, a las 21, en Casino Magic (Planas 4005). Las entradas anticipadas están disponibles en la boletería del casino y por sistema a través de entradauno.com.


Pedro y Pablo vendrá a Neuquén a presentar el espectáculo “Para que cantemos juntos”, algo así como la versión desde los músicos de “una que sepamos todos”, que, en el caso de Pedro y Pablo, son unas cuantas.


“El espectáculo que vamos a llevar es un compendio de canciones de distintas épocas seleccionadas por haber sido favorecidas con mayor difusión en las épocas respectivas. Canciones como ‘¿Adonde la va la gente cuando llueve?’, ‘La marcha de la bronca’ o ‘Yo vivo en esta ciudad’, que han sido las más difundidas”, le cuenta Miguel Cantilo a Diario RÍO NEGRO.


Instalado en su casa en Ituzaingó, oeste del Gran Buenos Aires, donde para cuando viene a la Argentina, el músico contó vía Whatsapp sobre el espectáculo que dará en Neuquén junto a Jorge Durietz y sobre el lugar de Pedro y Pablo en la historia del rock argentino, entre otros temas.

“Somos del estilo de Simon & Garfunkel, por ejemplo, dúos que eran esencialmente acústicos y que le daban mucha importancia al texto”.

Miguel Cantilo


“Lo que estamos utilizando como criterio para elegir las canciones es compartir con la gente la posibilidad de que canten con nosotros, que no solo nosotros las cantemos, sino que la gente también porque las ha vivido en su momento o porque las conoce a través de sus padres y estén familiarizados con las melodías y las letras. Por eso se llama Para que cantemos juntos, porque está pensado para hacer cantar al público y compartir el rito del canto de la manera más alegre y positiva posible”, completa el cantautor de 75 años.


El repertorio también incluye canciones que son parte de un trabajo nuevo del dúo, “un álbum que por ahora es lo que llamamos un extended play, un compendio de cinco canciones que fueron compuestas especialmente para Pedro y Pablo porque, explica Cantilo, “tienen la característica de incluir ritmos autóctonos que son una característica del dúo. Por ejemplo, un carnavalito que le da título al espectáculo, una milonga, un par de baladas una más folk y un tema más potente, mas en la línea del rock, que es ‘El piquetero’”.


Acerca de la vigencia del proyecto nacido hace más de cincuenta años que lo mantiene unido a Jorge Durietz, Cantilo comentó: “Yo creo que el motor principal de la existencia del dúo es la libertad que nos hemos dado para actuar individualmente sin que eso atente contra la entidad del proyecto. Hemos hecho carreras paralelas y nos hemos sacado el gusto de cantar lo que se nos ocurre en los ritmos que se nos ocurre y cuando nos juntamos mantenemos esa actitud tratando de adaptar un poco a esos estilos diferentes a lo que significa Pedro y Pablo”.


Para Miguel Cantilo, hermano de la ya fallecida María José y primo algo lejano o en todo caso no muy cercano, de Fabiana, Pedro y Pablo ha sido favorecido en el sentido que, en sus palabras, “el ambiente del rock nos haya aceptado como parte del rock porque esencialmente somos algo como pudo haber sido en su momento Simon & Garfunkel, por ejemplo, dúos que eran esencialmente acústicos y que le daban mucha importancia al texto. Yo tomé un poquito el guante que arrojaron Paul Simon o Bob Dylan, tipos que le daban mucha importancia a la palabra, a la poesía dentro de la canción. Pedro y Pablo tiene eso que no es muy común el rock, que es profundizar en el trabajo literario. Así que la verdad es que no nos altera demasiado el hecho de ocupar un lugar en el rock ni dentro de la música en general. Pedro y Pablo es lo que es y nosotros le agradecemos al público haberle dado ese lugar”.


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