Concierto imperdible en Bariloche: Natalia Simoncini y su recorrido musical de folclore argentino a Armando Manzanero

La cantautora argentina radicada en México llega este fin de semana, por primera vez, a Bariloche, para presentar su espectáculo “Memoria de la voz”. Será este sábado en el Campus de Artes y Música.

Natalia Simoncini, cantautora rafaelina radicada en México y una de las voces más potentes de la música popular latinoamericana, llega por primera vez a Bariloche para un concierto muy especial, este sábado, a las 19, en la Sala Rautenstrauch del Campus de Artes y Música (Vivaldi Nro.1000 – altura Av. Bustillo km 25, Llao Llao). Las entradas se consiguen a través de passline.com y en puerta el día del show.  

Allí, presentará “Memoria de la voz”, un espectáculo que en el que propone un variado recorrido musical que refleja un recorrido personal y artístico que comenzó en su Rafaela natal, siguió por diversos puntos de su provincia, tuvo puntos altos como el festival de Cosquín, continuó por la ciudad de Buenos Aires y sus diversos escenarios y que, a partir de 2018 encontró su lugar en México.  

“Mira, a Bariloche vamos a hacer un concierto acústico, es un concierto que yo denomino Memoria de la Voz. Memoria, que tiene un recorrido con especial hincapié en las mujeres de Latinoamérica, ahí entra Juana Azurduy, Violeta Parra, Mercedes Sosa. Pero también tiene mucho de mis canciones, la gente se va a encontrar con Cuando tenga la tierra, con Juana Azurduy, con alguna baguala, con algunas zambas clásicas, se va a encontrar con algunos bailecitos, música más regional de nuestro folclore, y seguramente también dentro de eso vamos a tener algo de Armando Manzanero y bulerías, porque también hay mucho  flamenco en mis canciones”,   revela Natalia durante un extenso y muy cálido diálogo con Diario RÍO NEGRO. ¿Cómo es que aparece Armando Manzanero en su repertorio? Ya lo contará ella. 

Natalia Simoncini descubrió en México otras músicas populares, de corte más rompantico, que incorporó a su repertorio.

Referente del canto popular latinoamericano y activa defensora de los Derechos Humanos de las mujeres, Natalia Simoncini recoge matices de una historia que van desde Argentina tomando la voz de Mercedes Sosa, Violeta Parra en Chile y artistas de diversas regiones de Latinoamérica. Fusionado World Music con aportes del rock, jazz y canción precolombina.  

Licenciada en canto y embajadora cultural de la Cancillería argentina en representación de Asuntos culturales en Madrid, Barcelona, Colombia, Bolivia, New York, entre otros, se ha presentado en México en el Centro Cultural Teopanzolco (Cuernavaca), Centro Cultural Tlatelolco (CDMX), Auditorio Belisario Domínguez (Chis), Cenart (CDMX), entre otros espacios.  

El viaje musical de Natalia Simoncini

¿De qué está hecha la música de Natalia Simoncini? Del folclore argentino de su padre y el flamenco de su madre, de Sting y la World Music, del heavy y los rock argentinos, de Mercedes Sosa, Violeta Parra y Jaime Torres, pero también, una vez en México (y antes también) del Maestro Armando Manzanero.   

Pero todo cambió cuando descubrió a Los Jaivas: “Eso es lo que quiero hacer”, dijo inmediatamente Natalia cuando escuchó el modo en que el popular conjunto chileno combinaba los sonidos del folclore andino con ciertos modos de interpretar el rock. “Eso fue un hallazgo para mí”, confiesa Natalia.  

Instalada en las afueras de Rafaela, poco antes de comenzar una serie de shows, entre ellos el que dará este fin de semana en Bariloche, quien fuera vocalista por más de ocho años del charanguista argentino Jaime Torres, contó su derrotero personal, que fue también un viaje a través del cual iría descubriendo las músicas que serían parte de sus músicas.  

En México, Natalia Simoncini conoció a su admirado Armando Manzanero, con quien grabó varias canciones.

“Me fui siendo muy piba, a los 18 años. Me fui a estudiar a Santa Fe, al Instituto Superior de Música. Y después, de ahí, mi paso siguiente fue hacer pasantías en una escuelita rural, en un pueblito muy pequeño, de 300 casitas, que se llama Las Tunas. Es una colonia agrícola y yo era muy jovencita. A fines de 2004, me fui a Buenos Aires, donde empecé a transitar toda una experiencia hermosa. Porque en aquel tiempo había un movimiento de peñas”.  

Por entonces había formado junto a Carina Schmidt el dúo Electroautóctonas, llamado así porque combinaban guitarras, teclados y máquinas secuenciadoras. “Estábamos con los Tonolec en las peñas electrónicas”, recuerda Natalia. “El lugar se llamaba La Señalada. Estaba en el Shopping del Abasto. Y ahí empezó a desandarse todo un camino precioso. Ahí pasaban cosas maravillosas, caía León Gieco después de hacer un Gran Rex, por ejemplo. Ahí conocí a Los Fronterizos y a Jaime Torres, porque era el dueño del equipamiento de sonido de esa peña. Era del hijo de Jaime. Entonces, eso a mí me posibilitó, en el vínculo, formar parte de la agrupación de Jaime por más de ocho años. Conocí otros músicos, gente que admiraba, gente que yo, de más piba, veía por la tele o en Cosquín, en los medios. Así que fue todo un mundo que se me reveló, literalmente”.  

El México de Armando Manzanero

Pero, si aquel viaje desde su Santa Fe natal a la ciudad de Buenos Aires fue revelador, no lo fue menos su viaje a México y el momento en que conoció a Armando Manzanero, Chiapas, las comunidades originarias y el silencio. Sobre todo, eso, el silencio. “Apenas llegué a México, en 2018, me instalé en medio de la montaña, en Chiapas, en un estudio muy caserito. Viví unos seis meses allí junto a las comunidades originarias. Es el México profundo y fue un antes y un después en mí, fue el rescate de las voces de la tierra, una historia latinoamericanista muy fuerte con la memoria de la voz. Ahí aprendí el silencio. Son culturas atravesadas por las formas de silencio, un silencio que va de la mano de la sabiduría del que observa y escucha. Y a mí me faltaban silencios. En mi música me faltaban silencios”.  

Aunque tiene solo dos discos editados, Punto de partida (2010), junto a Tano Marciello, guitarrista de Almafuerte;  y Luna de sal (2020) y tres singles, el último de ellos “No quisiera que lloviera”, una poderosa canción de amor en colaboración con Marta Labella, la música de Natalia Simoncini es mucha y está por venir.  Entre ellas, un EP de poemas musicalizados por ella de literatas latinoamericanas como Silvina Ocampo, Rosario Castellanos, Cristina Peri Rossi, entre otras, junto a la pianista Lilian Saba. 

La música de Simoncini cambió en México, pero sobre todo cambió cuando conoció personalmente (y luego musicalmente) a Armando Manzanero, con quien llegó a grabar antes de que el maestro falleciera en 2020, víctima del Covid. Esas grabaciones también serán editadas en breve. 

Ya establecida en México, Simoncini desplegó todo su repertorio del canto popular argentino y sudamericano hasta que le hicieron una interesante observación que cambiaría las cosas. “Después de haber grabado con el maestro Manzanero, los mexicanos me decían ‘oye, suena padre, suena muy bien lo que estás cantando, pero aquí nosotros no sabemos quién es Juana Azurduy, salvo que lo cantes para un historiador’ (risas). Así que fue un desafío para mí empezar a producir canciones de amor, porque claro, ellos me preguntaban ‘oye, pero tú eres una mujer, ¿no amas?’ Entonces empecé a repensarme también, a considerar el matiz del amor y la ternura, y ahí empecé a extender otra variante más en mi repertorio”. 


Natalia Simoncini se presenta este sábado, a las 19, en el Campus de Artes y Música. Las entradas se consiguen en passline.com y en puerta el día del show.


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