«Moon Music», lo nuevo de Coldplay: al final, todo lo que necesitábamos era amor
Este viernes se publicó el esperado décimo disco de la banda londinense. Dos días antes, tuvo lugar en el Valle de la Luna, de San Juan, una impresionante preescucha exclusiva. El álbum profundiza las inquietudes sonoras de su antecesor "Music of the Spheres".
Pink Floyd en el Valle de la Luna es de los conciertos más comentados de la historia del rock, solo que nunca ocurrió y no ocurrirá jamás. Por alguna razón, se suponía que iba a suceder acaso porque la banda de Waters, Gilmour & Cía. habían hecho algo así en las ruinas de Pompeya y porque, años después, habían editado un disco llamado El Lado Oscuro de la Luna.
Como sea, aquello de tocar en el Valle de la Luna nunca sucedió y no sucederá, al menos con Pink Floyd. Porque quien sí llevó su música a ese increíble lugar de la provincia de San Juan fue Coldplay, eso sí al modo de Coldplay.
El miércoles pasado, en el mítico Parque Provincial Ischigualasto la banda, a través de Warner Music, ofreció una impresionante preescucha de Moon Music, su décimo disco, editado el viernes, dos días después del evento del que participaron unas 150 personas, entre fans, ganadores de concursos realizados en diferentes radios de todo el país, influencers, youtubers, periodistas y personalidades de la industria de la música.
Se trató de una experiencia inmersiva en un ambiente natural donde se proyectó un mapping excepcional sobre El Hongo que cambiaba y se adaptaba con el paso de cada una de las diez canciones que componen el flamante disco, el décimo de la discografía de la banda londinense.
Todo fue en silencio: para no generar contaminación sonora la escucha fue a través de delicados auriculares. Una experiencia colectiva, si, pero a la vez individual. Muy ecológicamente Coldplay.
A las 20 en punto la estructura de piedra se iluminó y por los auriculares Chris Martin sorprendió a todos los invitados con un saludo personalizado y en español. De esa forma se dio inicio a lo que, desde la discográfica, fue considerado uno de los eventos más disruptivos, únicos e inigualables cuando se trata de preescuchas de discos. Y sí, lo fue.
Ahora bien, ¿qué hay del disco? En principio, se trata de una continuidad conceptual y sonora de su antecesor inmediato, Music of the Spheres (2021), la continuidad de un viaje sonoro hacia un universo que parece pertenecerle más a su carismático y extrovertido líder, Chris Martin, que a sus tres introvertidos compañeros de banda.
Entre tantas preguntas que pueda generar Moon Music, una de las más evidentes es ¿dónde está la banda? Hay algo de percusión y prácticamente no hay guitarras. Mucha cuerda, mucha orquestación, mucho ambient, bastante piano (el de Chris Martin), pero poco nada de guitarra y bajo. Apenas algo de batería. Apenas cuatro días antes de la edición del disco, Chris Martin sorprendido con un anuncio: solo habrá dos discos más y eso será todo para Coldplay. ¿Será así como suene el primer disco solista de Martin? Porque Moon Music sonó a eso: a un trabajo solista de su líder.
¿Qué tienen de ‘gracioso’ nuestros éxitos? Que la mayoría de ellos no lo eran en el momento en que salieron».
Chris Martin
Semejante declaración fue hecha durante una muy rica entrevista con el presentador y músico Zane Lowe, a orillas del mar de Irlanda, el día después de tocar en Dublin. “Creo que menos es más. Y para algunos de nuestros críticos, incluso menos sería incluso más”, dijo entre risas. Luego lo comparó con otras obras de la cultura de masas: “Solo hay 12 álbumes y medio de los Beatles. Hay más o menos lo mismo de Bob Marley”. Por último, aclaró: “No significa que no vayamos a hacer una gira o terminar algunas compilaciones o temas descartados. Solo significa que la historia principal está contada”.
¿Cómo pensar entonces a Moon Music? Más aún, ¿cómo oírlo e interpretarlo sabiendo que apenas habrá un disco más? Moon Music suena al final de Coldplay tal como lo conocimos. Veamos.
El disco abre con el tema homónimo, una pieza musical que cuenta con la colaboración del inmenso Jon Hopkins, quien construye la sonoridad ambient de un modo que nos obliga a recordar(nos) que lo que acaba de comenzar es un disco de Coldplay y no una formación de música new age. A menos que en eso se haya convertido Coldplay. Por supuesto que no.
Los cuatro temas siguientes son lo más cercano a la banda antes conocida como Coldplay: “Feelslikeimfallinginlove”, que fue el primer corte; “We Pray”, con la sorpresiva colaboración de Tini, entre otras voces del universo pop; “Júpiter; y Good feelings, con la voz de Ayra Starr.
La sexta canción, que está nombrada con el emoji de un arco iris, regresa a los climas espaciales del primer tema, aunque con cierto aporte instrumental del resto de la banda que le agregan otros tonos new age.
El propio Martin explicaba en aquella entrevista con Zane Lowe el sentido de la canción y de por qué un arco iris: “Es una especie de presagio de lo que viene y se supone que son canciones de otros artistas de otras galaxias que responden a la pregunta en la canción Moon Music, así que, en cierto modo, se supone que son ángeles y otros seres mundanos diciendo por qué no intentas este enfoque que es reconocer como te sientes, expresarlo en un lugar seguro que no lastime a nadie y, luego de eso, tratar de ser amoroso. Y termina con Maya Angelou (N. de la R.: escritora, poeta, cantante y activista por los derechos civiles estadounidense) diciendo que cuando el sol parecía que ya no brillaría, entonces Dios puso un arco iris allí, en las nubes. Para mi significa que aceptar todos tus colores y todos los colores d las otras personas; esto es literal y metafórico. Y una vez que aceptas todos esos colores entonces puedes ser tu mismo y puedes dejar todos los demás sean ellos mismos”.
“Aeterna” es una pista hecha para las pistas de baile, electrónica y sintética. “iAMM” recupera cierto pulso del Coldplay más clásico. “All my Love” es el principio del fin de este viaje en pos de un mundo mejor a partir del amor genuino y de una mirada sincera de la vida que nos toca en suerte y de la que no, la que forjamos con nuestras decisiones.
La última es la excesiva “One World”, de casi siete minutos. Una canción de voz y piano en modo beatle/Lennon cuyo final está hecho de decenas de voces logradas a partir de una convocatoria, en 2023, para que sus fans grabasen su aporte para dar forma a un coro propio de estadios. Mientras, Martin repite, como un mantra, “Al final, es solamente amor”, para un final a lo beatle.
¿Cuál es en definitiva el sentido de este disco? La pregunta la responde Martin a Zane Lowe: “La vida cotidiana era una especie de reconocimiento de que vemos lo que sucede en todas partes, es la gente, es una lucha, la vida es una lucha para la mayoría de las personas. Fue importante reconocer eso y nuestra respuesta ante eso es, bueno, tenemos que tratar de recurrir al amor tanto como sea posible porque la agresión parece no funcionar, la separación no parece funcionar, la difamación parece no funcionar, la mezquindad parece no funcionar. Así que cada día es un desafío tratar de encontrar un camino amoroso a través de situaciones no siempre amorosas por supuesto, lo cual es realmente difícil. No pretende entender la lucha de todos, pero entiendo que la gente lucha, lo veo y todos lo hacemos a nuestra manera, pero, me parece que las personas más felices son las que reconocen todo lo que está pasando y luego intentan encontrar alguna manera de verlo con amor, básicamente porque señalar con el dedo no parece haber funcionado y gritarle a la gente tampoco parece funcionar”.
Este será el primer álbum que se lanzará en el formato de disco de vinilo EcoRecord de 140 gr, y cada copia se realizará utilizando 9 botellas de plástico PET recicladas después del descarte post-consumo.
Chris Martin sostiene que Moon Music es realmente un buen álbum. “Es realmente bueno, es nuestro manifiesto, mi forma de ver las cosas ahora mismo, en el sentido de saber cómo continuar, cómo no darse por vencido, cómo aceptar la realidad, no huir de ella, no odiar a nadie, incluso cuando estés rodeado de tantas emociones difíciles”.
En este sentido, aunque quizás aburra y cueste imaginar cómo funcionaría en vivo, el truco detrás de estas canciones, como de la mayoría de las canciones de Coldplay, es que suenan como si el disco fuera apenas un adelanto, una obra en desarrollo que encuentras su forma definitiva en el vivo.
“Cuando empiezas como artista, como banda o lo que sea, se trata más de ti, de lograrlo, algo para ti, para tus detractores. Entonces, está tratando de permanecer allí y llega un punto en que, sin realmente darte cuenta, solo lo haces porque te encanta y quieres hacer pasar un buen rato a la gente, a quienes les gusta ese tipo de cosas, incluso a las personas a las que no les gusta. Es como que el estrés ha desaparecido. Y es un poco extraño que antes se tratara de nosotros y ahora no se trata de nosotros en absoluto solo estamos ahí para facilitar una reunión. El ego sigue estando ahí pero solo para alimentar una prioridad más grande. Quizás antes la audiencia estaba ayudando a aumentar tu ego para que puedas seguir adelante, ahora tu ego está sirviendo a esa otra cosa que sucede allí abajo”. No por nada, Bono sostiene que Coldplay no es una banda de rock o, no debería ser juzgada con sus reglas “porque su combustible no es la ira o la confrontación, sino la inclusión sincera”.
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