Los secretos y leyendas que rodean la «Casa de piedra» de Valcheta
Construida a la vera del arroyo y rodeada por un hermoso parque y viñedos, la construcción es famosa por sus leyendas. Hay quienes dicen que su sótano es la puerta del infierno, que allí se reunieron nazis, que está habitada por fantasmas.
Oportunamente supe transcribir un apasionante relato del escritor Andrés Lorca, relativo a hechos sucedidos en la famosa “Casa de Piedra” de Valcheta. Construida a la vera del arroyo y rodeada por un hermoso parque y viñedos, la misma encierra secretos enriquecidos –como siempre pasa- por la imaginación de lugareños y visitantes.
Hasta se suele hablar que la misma en los años cuarenta, después de la caída del Tercer Reich, en su lóbrego sótano se reunían algunos exiliados alemanes de la Segunda Guerra Mundial para conferenciar sobre sus asuntos; pero por supuesto que son meras fantasías incorporadas al imaginario colectivo de las leyendas, en este caso urbanas.
Lo cierto es que la tétrica Casa de Piedra sigue guardando sus secretos y es motivo de atracción para los turistas y visitantes que desean conocerla.
En ella se criaron caballos purasangre traídos desde Buenos Aires con un muy elocuente árbol genealógico. En el Museo Provincial se pueden apreciar los cuadros de chapón con el linaje de los mismos y asimismo un tanque de combustible encontrado en ella con una cruz esvástica en relieve que abonan aún más esas suposiciones sobre reuniones de jerarcas nazis, después de la gran contienda; pero como se sabe esos envases de combustible eran muy usuales en aquellos años.
El escritor Andrés Lorca en uno de sus interesantes libros de ficción contribuyó a agrandar la fama misteriosa y sobrenatural de esta casona de piedra, rodeada de un frondoso parque con especies arbóreas exóticas y viñedos recostados sobre la margen derecha del arroyo Valcheta y que según los enólogos serían cepas adecuadas para la fabricación de vinos espumantes.
El misterio todavía la rodea y se tejen miles de historias sobre ella, siendo la más difundida de que es habitada por fantasmas que persiguen a los intrusos, que se escuchan voces militares de mando y aún que se escucha música de fondo que los aficionados a la música clásica aseguran que son operas nada más ni nada menos que del músico alemán Richard Wagner que algún pianista invisible tocaba en su interior y que se escuchaba en el parque, Dicen… Pero yo como buen refutador de leyendas nunca escuché ni vi nada raro.
Uno de sus dueños fue el agrimensor Máximo Mirovsky, todo un personaje bastante parco y hermético, al cual solía visitar algunas tardes cerca del anochecer y como todavía no había energía eléctrica la oscuridad poco a poco ganaba los rincones y, -confieso- algo de miedo sentía. Esto fue por los primeros años de la década de los setenta. Usaba barba perita y se trasladaba en una vieja estanciera con portaequipajes en el techo.
Lorca expresa que “esta casa se encuentra sobre la parte verde de Valcheta a unos 100 metros del arroyo y debe su nombre a que le han puesto piedra laja a la vista, o sea, sobre el revoque”.
“La casa está en el centro de un terreno enorme y rodeada de pinos, por sobre los pinos se pueden observar las montañas dinamitadas producto de la actividad minera de épocas anteriores”. “Había quienes sostenían que por su sótano se podía entrar al mismo infierno, que se habían sucedido varias muertes en lo que llevaba construida la casa, que no solo era uno, sino que la casa estaba llena de almas en pena, en fin… una casa muy tétrica”.
Finaliza Lorca su interesante relato diciendo que “no creo que ni todos los espectros ni supersticiones ficticias del mundo puedan ser más terribles que una mente humana. Porque como alguna vez leí en un cuento de Honoré de Balzac. “todos los horrores que los novelistas creen inventar, están siempre muy por debajo de la verdad”.
Lo cierto es que la casa construida por Sitriniti, guarda entre sus paredes voces e historias rayanas en la leyenda.
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