La Patagonia me mata: Tello y la muerte del sargento Ocón

Un relato que queda en la memoria y que conserva una historia. Un integrante de la policía territorial lo cuenta en primera persona. Una narración que recupera una vivencia, que quedó plasmada y publicada en una antigua revista llamada “Argentina Austral” en 1968.

Tello y la muerte del sargento Ocón. Foto: gentileza

En una antigua revista “Argentina Austral”, del mes de marzo de 1968, se publicó un relato en primera persona del sargento de la Policía territorial, don Domingo Adelaido Tello, ya cargado de años y avecinado en Valcheta, me supo honrar con su amistad.

La parte más interesante de la nota es cuando un grupo de bandoleros mata en un enfrentamiento al Sargento Ocón.

Cuenta don Domingo que un integrante de la partida de Ocón, llegó a donde ellos estaban con las carabinas cargadas identificándose como policía. Y dice que “vengo a avisar que lo han muerto al sargento Ocón, recién lo han muerto; ha tenido un tiroteo con los bandoleros y lo han muerto. Esto fue un viernes, el viernes 8 de este mes. ¡¡Qué!! Ya nosotros corrimos a ensillar, imaginate, todos apuraos ensillamos y salimos de la casa de este hombre en dirección a esos mallines”.

Y relata Tello que “llegamos a Blan Pilquín, a la casa de Tufí ¡¡Había diecisiete agentes de policía, oficiales y sargentos, diecisiete!! Estaba la comisión también de Ocón, así que eran seis. Llegamos ahí y dice el sargento Fernández: “¿Y qué están haciendo ustedes acá?” “¡Qué vamos a estar haciendo! Estamos reunidos acá a ver en qué forma podemos salir, porque lo han muerto recién al sargento Ocón”.

Llegados al lugar del hecho, a dos leguas, – cuenta don Domingo – que “llegamos allá y encontramos un sargento Días con cinco hombres, adorándole a Ocón. Ahí en la casa de ese Juan de Dios Campos. Otro responso; fuimos con el sargento, estuvimos mirando. “Bueno, pero hay con continuar adelante – dice – qué van a hacer con el sargento si lo han traído de donde lo mataron, está todo estropiao”.

“Que era un tipo…cuando lo mataron al sargento, cuando dispararon los bandoleros… porque iban disparando ya. El sargento Ocón les mató los tres caballos a los bandoleros, les volteó los tres caballos en el palenque”.

El sargento Ocón estaba tirado boca abajo así y el tiro se lo han tirao de allá, porque se lo pegaron acá, lo dejaron seco… sí, acá, le pegaron así, acá le pegó la bala: tirao cuerpo a tierra le entró derecho, al corazón, arriba agarró. “Ay, – nomás – me mataron, dicen que dijo. No habló más”.

Y entonces así comenzó la persecución de los bandoleros. “Esa noche la pasamos sin dormir en ese mallín, ahí, porque podían los tipos volver atrás otra vez como estaban acostumbrados a andar ahí… Ahí que esa noche no dormimos nada, mirá le cuenta don Tello al profesor Rodolfo Casamiquela, el viernes a la noche. Ya aclaró el sábado volvimos a sacar los rastros y los entramos a seguir por el rastro otra vez”.
Hasta aquí el relato de don Domingo Tello, bravo sargento de la policía del Territorio.

A mí me sabía contar que para combatir a los bandoleros y defender la vida había que saber tirar al bulto.
Fue también Tello un eximio guitarrista y recopilador de un estilo hoy llamado “estilo Caín” que compuso cuando estuvo de jefe en ese paraje.

Policía, sí, pero de los de antes.


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