La historia de Invisible Touch, el disco con el que Genesis dominó la década del pop
El 9 de junio de 1986, editaba su disco más exitoso, con canciones que combinaban una precisa lectura de época con su tradición progresiva de ambientes sonoros. Sobresalen el tema homónimo, “In too Deep”, “Tonight, tonight, tonight” y la icónica “Land of confusion”.
Mil novecientos ochenta y seis encontró a los miembros de Génesis en estado de gracia y, cuando eso sucede, lo que sean que hagan será un éxito. Porque eso fue lo que pasó con Invisible Touch, el décimo tercer disco de la banda editado el 9 de junio de aquel glorioso año para el fútbol argentino. Dicho sea de paso, un día antes de Argentina 2 Bulgaria 0 de ya se imaginan qué competencia.
Pero volvamos a la música. En octubre de 1985, cuando los Génesis volvieron a reunirse en un estudio para grabar el sucesor del muy exitoso disco homónimo editado en 1983, sus integrantes eran exitosos en sus proyectos por fuera de la banda: Phil Collins la había clavado al ángulo con Face Value (1981), Hello, I Must Be Going! (1982) y “No Jacket Required” (1985); Mike Rutherford venía d editar su exitoso disco debut con Mike + The Mechanics y los hitazos “Silent Running”, “All I Need is a Miracle” y “Taken in”; y Tony Banks le había encontrado la vuelta a las bandas sonoras. Sin embargo, no dudaron en volver a hacer música juntos para Génesis.
Grabado entre octubre de 1985 y marzo de 1986 en los estudios The Farm, un establecimiento rural ubicado en Chiddingfold, Surrey, que Genesis compró en 1980 y lo convirtió en un estudio donde grabaron todos sus discos desde Abacab (1981) hasta Calling All Stations (1997), Invisible Touch es un greatest hits en sí mismo: cinco de sus ocho temas serían parte de cualquier grandes éxitos o playlist con lo mejor de lo mejor de Genesis.
Todo el Lado A del disco lo era, pues incluía el homónimo e irresistible “Invisible Touch”, una brillante lectura de época de parte de la banda con filosos sintetizadores; le seguía la oscura y oprimente “Tonight, Tonight, Tonight”, una especie de continuida de “Mama” y de, por qué no, “In The Air Tonight, de Collins solista; luego, la icónica y muy política “Land of Confusion”; y la infaltable balada imbatible “In Too Deep”. ¿Con qué se le podía hacer frente a semejante playlist?
El Lado B contenía la ligera pero no menos efectiva canción pop “Anything She Does”, “Dominó”, acaso el mayor acercamiento de este Génesis de aquel Génesis progresivo y experimental de la ya lejana era Gabriel, la no menos imbatible y un tanto melancólica balada “Throwing it All Away” y la instrumental “The Brazilian”. Decididos a seguir componiendo música nueva para la banda, Collins, Rutherford y Banks firmaron el disco más éxitos de la historia de Génesis.
Pocas bandas dividieron aguas como le sucedió a Génesis en torno a la salida de su líder y el consecuente e inevitable cambio de estilo y estética en todos sus aspectos. La partida de Peter Gabriel, en 1975, dividió la historia de Génesis en un (eterno) antes y un (discutible) después. Pero no fue solo Gabriel el que se fue: dos años después, en 1977, también se fue el no menos indispensable guitarrista Steve Hackett, reduciendo la formación a solo tres miembros, al punto de nombrar al primer disco con esa formación como “And Then There Were Three…” (Al final fueron tres).
La idea que sostiene que Phil Collins arruinó el sonido prog de Génesis y lo redujo a un pop comercial y digerible es una verdad ni siquiera a medias. Porque es cierto que Collins leyó a la perfección el sonido de los 80 y entendió el modo en que Génesis podía serle útil a esa década, pero, no menos cierto, es que el trabajo de Génesis no es sólo el de Collins, sino el de los tres en el estudio improvisando sobre ideas sueltas que se desarrollaban hasta llegar a algo, o no.
“Phil sigue siendo el mismo. Todavía vamos al estudio y escribimos nuestras canciones como grupo. Seguimos haciendo lo que hacíamos antes. El éxito en solitario de Phil no lo ha cambiado”, decía Rutherford por entonces. “Hemos cambiado con los tiempos. Nuestros gustos han cambiado y la música pop ha cambiado. Pero todavía estamos haciendo música que nos interesa”.
“Llegábamos al estudio todos los días y empezábamos a tocar. Un día, Mike (Rutherford) tocó un riff de guitarra, con un eco, y de repente canté ‘Ella parece tener un toque invisible, sí’. Llegó a mi cabeza totalmente formado. Estoy seguro de que la gente tiene todo tipo de ideas sobre cómo escribimos estas canciones que aman o detestan, pero en realidad nuestro proceso de composición estuvo cerca del jazz”, contaba Phil Collins sobre como trabajaban las composiciones en general y sobre la canción “Invisible Touch” en particular. “Improvisamos. Nos conocíamos bien: si me pusiera a cantar tonterías, nadie diría: ‘¿Qué diablos estás haciendo?’ Aun así, hubo un buen porcentaje de basura”.
Efectivamente, Genesis entró en The Farm sin ninguna idea predeterminada, creando canciones a partir de improvisaciones y jams grabados. La banda había descubierto que sus composiciones más potentes surgían de este modo de abordarlas por lo que adoptaron el método y vaya si les funcionó.
Ese ambiente relajado funcionó bien, especialmente para Collins: “Nunca sabes muy bien lo que va a pasar”, decía entonces. “Sólo somos nosotros tres cortando, afinando y puliendo todas estas ideas”. Como resultado, el álbum supuso la profundización de un pop abrazado con cierta timidez a fines de los 70.
De hecho, en sus orígenes Genesis, el original, aquel con Gabriel y aún sin Collins no Hackett, aspiraba a crear hits para terceros. Siempre han tenido en su ADN las formas verso-estribillo tan propias de la canción pop; no es que cambiaran de bando cuando Gabriel se marchó y se convirtieron en una banda más comercial.
“No parecíamos ser tan buenos [escribiendo hits]», supo decir Tony Banks en una entrevista para la reedición de Invisible Touch. «Y entonces creo que grupos de la época como King Crimson y Family y Fairport Co nos mostraron el camino, otra forma de abordar la música”.
“Así fue como nos metimos en el progresivo», añadió el tecladista. «Nos dimos cuenta de que podíamos hacer cosas que nadie hacía, mientras que en el pop no éramos tan originales. Cuando llegamos a Invisible Touch, sentíamos que habíamos llegado casi tan lejos como podíamos en ciertas direcciones de… música progresiva profunda con solos extendidos y todo lo demás. La idea de intentar elaborar canciones un poco más era bastante atractiva».
El camino del progresivo al pop fue, justamente… progresivo. Genesis siempre tuvo piezas cercanas al pop en tiempos de Gabriel, por caso, «For Absent Friends», en Nursery Cryme (1971);, «I Know What I Like (In Your Wardrobe)», en Selling England by the Pound (1973); y «Counting Out Time”, en The Lamb Lies Down en Broadway (1974), y otras de corte claramente progresivo ya en tiempos de Collins al mando.
Como sea, Genesis llegó a la década de los ‘80 bien parado para afrontar el desafío estético que le propondría el pop en todas sus variantes. Y fue un desafío que, como se dijo, lo afrontaron los tres músicos por igual, con improvisaciones abiertas y un juego de ensayo y error de parte de todos.
“Como yo me había convertido en cantante un par de discos antes, me echaron la culpa de la nueva dirección pop de la banda)”, reflexionaba Collins. “De repente, apareció un tipo que no sólo cantaba y tocaba la batería, ¡sino que había estudiado arte dramático! Los fans pensaron: ‘Seguro que es Mr. Showbiz y ha echado a Pete’. No fue así en absoluto, pero hace una historia mejor. La verdad es que crecimos. Maduramos”.
La canción «Invisible Touch» le dio a Genesis su primer y único número uno en Estados Unidos. Hasta ese momento, el grupo había tenido 17 éxitos entre los 40 primeros en Estados Unidos, pero nunca un número uno.
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