El poder del perro: qué ves cuando me ves
La magistral película de Jane Campion, disponible en Netflix, tiene doce nominaciones para los Óscars y ya ganó el premio mayor de los Critic Choice Awards, el Bafta y el del Sindicato de Directores de Hollywood. Una revisión del western, poética, cautivadora, imprescindible
El paisaje de Montana es imponente, con sus tonos ocres, su cielo generoso, sus montañas, las reses . Lo vemos todo a través de una ventana, desde un interior oscuro. Desde ahí vemos caminar a un vaquero que se recorta rudo contra el paisaje, mientras suena una guitarra melancólica y poderosa. Avanza, y lo seguimos por otra ventana. Y por otra más. Es Phil Burbank (Benedict Cumberbatch), el odioso y fascinante personaje principal de «El poder del perro», el film de Jane Campion que suma doce nominaciones a los Oscars y que sigue haciendo historia al imponerse casi en simultáneo en los premios Bafta, los más importantes del cine británico, y en los premios que entrega la crítica de Hollywood, tras vencer también el sábado pasado en los galardones que otorga el sindicado de directores, con lo que consolida su firme camino hacia los Oscar, que se entregarán el próximo 27 de marzo.
La toma de la directora Jane Campion, la talentosa Campion, que llevaba doce años sin filmar, no es casual. Es una declaración de principios. Un poco porque nos recuerda el filme de John Ford, «Más corazón que odio», con el inigualable John Wayne, y el alma expuesta del western más clásico . Y un poco, o sobre todo, porque la mirada, esa mirada desde las ventanas, recorta lo importante y reescribe el lejano oeste, esta vez con su sexualidad trágica y reprimida.
«El poder del perro» es, como casi todos los westerns, una película de supervivencia. Pero aquí no gana el más duro, sino el más inteligente.
El filme nos lleva a Montana, 1925, donde los hermanos Burbank, Phil y George (Jesse Plemons) llevan muchos años regenteando un rancho. Pero no pueden ser más distintos. Phil es delgado y atractivo; brillante, hábil para trenzar cuero crudo y crin, herrero, intérprete de banjo, pero también agresivo e irascible. George, en cambio, es, lento para aprender, pero con buena memoria; es bajo y corpulento (Phil lo llama “Gordito”, para irritarlo); serio y firme, amable.
Lo que hace Benedict con su Phil, realmente merece el aplauso. Su Phil causa tanta repulsión como amargura. Es el macho alfa, sucio, grosero, capaz de denigrar a los que se le acercan, pero que esconde a la vez bajo su sombrero una mirada rota, quebrada, por todo lo que reprime. Una sombra oculta en su mirada que denota el sufrimiento y las dudas que hay en su interior. Es el hombre que quiere ser como su héroe, Bronco Henry, el vaquero que le enseñó todo lo que él es, y al que venera (o ama).
En uno de los arreos, George se enamora de Rose (Kirsten Dunst), una viuda que regenta junto a su hijo Peter una pequeña taberna y le propone matrimonio. Para Phil, la presencia de la mujer es una herida lacerante en su relación fraternal. Pero peor aún le resulta la llegada al rancho del hijo de la viuda, Peter (Kodi Smit-McPhee), un chico flaco, amanerado, que rápidamente se convierte en el centro de todas las burlas de los vaqueros que acompañan a Phil en el trabajo.
Pero Peter, que llega al rancho con unas prolijas zapatillas blancas que nunca se manchan, con sus camisas impecables, y sus delicados modales, mostrará que no siempre la fragilidad es debilidad. De a poco, como si no oyera las burlas ni lo afectaran, Peter se acercará a Phil gracias al callado combate de una atracción en el que nada resulta ser lo que parece. Un combate en el que hasta último momento no se sabe quién domina a quién.
Campion, que nunca cae en el adoctrinamiento, nos perturba con escenas que dicen mucho con simples gestos, como cuando Phil denigra Rose por su torpeza ante el piano, o cuando la pone en evidencia al verla tomar alcohol a escondidas, en un callejón sucio. Es pura tortura psicológica, que vemos desde una ventana, o desde el filo de una puerta. Campion, nos deja también con el corazón en la boca cuando Peter decide irse dos días a cabalgar con Phil.
Basada en la magistral novela homónima publicada en los años sesenta por el estadounidense Thomas Savage, Jane Campion nos sumerge en un lejano oeste, que se sigue escribiendo (re escribiendo) y filmando.
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