«El velo», la serie de espionaje y terrorismo del creador de «Peaky Blinders» que se ve por Star+
Con sólo tres capítulos disponibles, en Star +, la nueva serie del creador de “”Peaky Blinders sumerge en un mundo de espías, trampas, conflictos internacionales muy actuales.
Las series de espías, conflictos internacionales bastante parecidos a los del mundo real y escenarios impactantes parten con puntos a favor. Si además es claramente heredera de “Homeland” y esta firmada por el director de “Peaky Blinders”, el precio de la apuesta aumenta. Es el caso de “El velo”, que se estrenó en Star+ y tiene a Elizabeth Moss, como protagonista. Mucho a favor.
Con tres capítulos ya disponibles (se agrega uno por martes después de un arranque con dos episodios), “El velo” se sumerge en una historia de dos mujeres que se espían mutuamente, que ocultan sus identidades, que quizás pongan en riesgo la seguridad de varias naciones y la vida de muchas personas.
Elizabeth Moss, la reconocida actriz de “El cuento de la criada”, la famosa como Peggy Olson en “Mad Men”, lleva el peso de la historia. Es agente del M16 británico y parece tener predilección por los personajes de William Shakespeare. Para el desprevenido espectador, arranca el primer capítulo siendo Portia, como la heroína de “El mercader de Venecia”, y atrapando a un incauto que la había creído cómplice y que en la escena la mira desconcertado, mientras se lo lleva Interpol.
Ni bien termina ese breve acto, llama a su ex novio, Malik, contacto en la Dirección General de la Seguridad Exterior (la DGSE francesa ) y le dice que a partir de ahora será Imogen, un nuevo nombre, una nueva identidad, otro personaje de Shakespeare, ahora de «Cimbelino».
Y entonces sí, arranca la historia que contará “El velo”. Imogen es ahora una voluntaria de una ONG internacional que va a un campo de refugiados en la frontera entre Siria y Turquía. Quiere ir a ver en persona a una mujer (Yumma Marwan) , que fue apedreada y que podría ser un alto mando militar de las fuerzas del ISIS, famosa por su crueldad. Los servicios de inteligencia saben que el grupo terrorista -en la serie lo llaman Dáesh- prepara un violento ataque en los Estados Unidos para dentro de muy pocos días. La acusada niega las imputaciones de varias prisioneras yihadistas y reclama otra identidad: Adilah El Idrissi, una francesa de origen argelino que sólo enroló en fuerzas insurgentes como estrategia para escapar de algunos malos pasos de juventud.
Si el espectador no sabe bien quién es Imogen, mucho menos sabrá quién es de verdad Adilah. ¿Es la hija rebelde de dos padres intelectuales y activistas? ¿Por qué maneja con tanta destreza el cuchillo que guarda escondido en su ropa? ¿Es apenas una madre que dejó a su hija en París y busca la manera de volver a ella? ¿O está planeando un atentado mayúsculo?
Ese es el juego de “El velo”. La desconfianza permanente sobre esas dos mujeres que escapan del campamento de refugiados de la frontera y van rumbo a París, atravesando la bella Estambul sin seguir ninguna de las directivas de la DGSE ni las de la CIA de los Estados Unidos que acaba de sumarse a la trama, para complejizar un relato en el que la te de fondo la posibilidad de un atentado. Esa es la tensión que guía la trama: Adilah guarda un secreto. Imogen debe descubrirlo antes de que sea demasiado tarde.
Ese juego es la que la hermana con la muy recomendable aunque despareja “Homeland”, en la que Claire Danes encarna a una agente de la CIA que, con obsesión, quiere demostrar que el sargento del Cuerpo de Marines, Nicholas Brody, que tras estar desaparecido en acción y pasar ocho años cautivo en Irak regresa con una bienvenida de héroe a su tierra natal, es en verdad un converso agente de al-Qaeda.
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En esta serie, Knight elige a dos mujeres como voz y conciencia del relato. Imogen y Adilah se miran con desconfianza, se hacen trampa, se mienten descaradamente. Pero aún así, no se maltratan, no hay una relación de poder de una sobre otra. Cerca y detrás de ellas hay un entramado complejo, de uno y otro lado: hay una organización de un atentado que avanza lento pero sin pausa, y una tarea contrarreloj para llegar a la verdad.
Faltan tres capítulos antes de que termine: la mitad. La relojería de precisión está en marcha y de momento, tiene todo a favor.
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