El último Lennon-McCartney: historia de la balada de John, Paul y Yoko

El 14 de abril de 1969, hace exactamente 55 años, John Lennon y Paul McCartney grabaron, solo ellos, el siguiente single de Los Beatles: “La Balada de John y Yoko”, una canción que cuenta la boda, la luna de miel y el regreso a Inglaterra de la pareja.

¡Cristo! Sabes que no es fácil/ Sabes lo duro que puede ser/ Tal y como van las cosas/ Van a crucificarme

– ¿Cristo, sabe que no es fácil…?. ¿Es en serio, John? – Paul, entre risas, pero también bastante en serio, no podía creer que su viejo amigo volviera a Cristo en una letra. Ninguno de ellos, ni nadie, había olvidado el gran lío que había causado con aquella frase que, palabras más palabras menos, decía que quizás, en ese momento de mediados de los 60, The Beatles eran más famosos que Jesucristo.  

Como sea, Lennon volvía a mencionarlo, ahora en la letra de “La balada de John y Yoko”, una especie de crónica periodística, tal como el propio músico definiría aquella lírica, que contaba en detalle el particular casamiento de John y Yoko, ocurrido finalmente en Gibraltar, el 20 de marzo de 1969; su no menos particular luna de miel con el doble Bed-In, en Ámsterdam y Toronto; y el regreso a Inglaterra.   

Esperando en el muelle de Southampton, 
tratando de ir desde Holanda hacia Francia, 
el hombre del impermeable dijo… van a tener que volver, 
saben que no nos dejaron ninguna otra opción. 

La mañana del 14 de abril de1969, George Harrison estaba de vacaciones, Ringo Starr filmaba una película y John Lennon estaba ansioso para grabar su canción. Pero solo Paul estaba disponible y, por más que Los Beatles ya casi no existían como grupo, grabar por fuera de la banda no era una posibilidad… todavía.  

Por eso, John no dudó en ir hasta St.John’s Wood, la casa londinense de Paul y golpear su puerta porque sabía que allí estaría Paul. Obvio que estaría Paul, era su casa. Pero John sabía que allí encontraría a su viejo amigo dispuesto a darle una mano con esa canción inconclusa que quería grabar ese mismo día de hace exactamente cincuenta y cinco años.   

Cristo, tú sabes que no es fácil, 
tú sabes lo difícil que puede ser, 
del modo en que van las cosas… 
me van a crucificar. 

Y Paul estuvo. Aunque peleados y recelosos el uno del otro, John fue a casa de Paul y Paul le abrió y le dijo que sí, que por supuesto. Fue la última vez que ambos hicieron una canción juntos del modo en que tantas veces lo habían hecho, pero que ya no hacían ni pensaban volver a hacerlo. hacía tiempo que escribían por separado y sólo se unían para los detalles finales y ciertos arreglos, a los que también se sumaban George y Ringo  

Pero esa vez fueron solo John y Paul, de principio a fin. “John estaba de un humor impaciente, así que estuve encantado de ayudarle”, recordaría McCartney años después en “Many years from now” (1997, Arrow), el libro (auto)biográfico escrito por Barry Miles. “Es una canción bastante buena; siempre me ha sorprendido cómo con sólo nosotros dos en ella, acabó sonando a The Beatles”.   

Finalmente aterrizamos en París, 
pasamos la luna de miel en el Sena, 
Peter Brown llamó para decir, 
lo pueden hacer, está todo arreglado 
se pueden casar en Gibraltar, cerca de España. 

“Es algo que escribí, y es como una balada de antaño”, dirá Lennon al respecto. “Es la historia con Yoko de que nos vamos a casar, ir a París, ir a Amsterdam, todo eso. Es ‘Johnny B. Paperback Writer’. La escribí en París, en nuestra luna de miel. Es una pieza de periodismo. Es una canción popular. Por eso lo llamé, ‘The Ballad of…’”.  

Para Yoko Ono, la canción resultó ser uno de los últimos momentos de verdadera colaboración entre Lennon y McCartney. “Paul sabía que la gente estaba siendo desagradable con John, y él sólo quería hacerlo bien por él”, explicaría años más tarde. “Paul tiene un lado muy fraternal”. 

 Cristo, tú sabes que no es fácil, 
tú sabes lo difícil que puede ser, 
del modo en que van las cosas… 
me van a crucificar. 

Apenas tres días después del lanzamiento del single  ‘Get Back’, Lennon y McCartney volvieron al estudio para lo que sería el siguiente single de The Beatles, ‘The Ballad Of John And Yoko’.  

Nos dirigimos por París hacia el Amsterdam Hilton, 
hablamos en la cama durante una semana, 
los periódicos decían… ‘digan lo que hacen el cama’ 
y yo les dije… ‘estamos tratando de tener un poco de paz’. 

La última vez que habían hecho música como dúo siendo beatles había sido casi nueve años antes, los días 23 y 24 de abril de 1960, cuando actuaron en un bar de Caversham, Berkshire haciéndose llamar los Nerk. Nueve años más tarde, aquella la actuación había vuelto a suceder, pero en circunstancias muy diferentes.  

John, Yoko y su particular luna de miel: un «Bed-In for Peace» en la habitación del Hilton de Amsterdam. El suceso está contado en «La balada de John y Yoko»

“La balada de John y Yoko se grabó muy rápido, en poco menos de siete horas ya estaba lista. Todo sucedió en el Estudio 3 de Abbey Road entre las 2.30 p.m. y las 9 p.m., e inmediatamente después se mezcló en estéreo en una sesión de dos horas en la sala de control.   

El ingeniero volvió a ser Geoff Emerick, quien había dejado de trabajar con la banda en julio del año anterior, durante la traumática grabación del Disco Blanco. Pero como había sido contratado como ingeniero jefe en Apple Studios y no tuvo más remedio que trabajar con ellos y, para su sorpresa, lo disfrutó.   

Cristo, tú sabes que no es fácil, 
tú sabes lo difícil que puede ser, 
del modo en que van las cosas… 
me van a crucificar. 

De las once tomas, la séptima de ellas fue la elegida, con sólo la guitarra acústica y voz de John y Paul en la batería y por supuesto la increíble voz de John. Todo en esa tarde funcionó, sobre todos ellos.  

Ahorrando tu dinero para un día triste, 
entregando toda tu ropa en beneficencia, 
la última noche la esposa dijo… 
‘claro chico, cuando te mueras lo único que te llevarás será tu alma… 
piénsalo’ 

De hecho,como destaca Mark Lewisohn en su libro The Complete Beatles Recording Sessions, la sesión terminó una hora antes de lo previsto. Paul tocó la batería, el bajo, el piano, las maracas e hizo los coros. Mientras que John se ocupó de la guitarra acústica, la guitarra eléctrica solista y la voz principal.   

Las fotos fueron tomadas por Linda Eastman, la flamante esposa de Paul McCartney.

La sesión fue especialmente relajada y ambos parecieron olvidar las disputas que habían enrarecido su relación hasta entonces. Una escucha de la cinta original ofrece una visión divertida de la sesión y revela claramente que, “a pesar de las disputas, discusiones y amargas disputas comerciales de las que tanto se hablaba en 1969, el gran talento de John Lennon y Paul McCartney, y Paul McCartney brillaron de principio a fin”. De hecho, cuenta Lewisohn que “hubo un momento encantador, antes de la toma cuatro, donde John le dijo a Paul, quien estaba en la batería, Paul “¡Ve un poco más rápido, Ringo!”, a lo que Paul respondía al guitarrista John “Ok, George”.  

Hicimos un viaje fugaz hacia Viena, 
comiendo torta de chocolate en bolsa, 
el periódico dijo… 
‘ella se ha metido en su cabeza, 
parecen dos Gurús fumados ’ 

Los beatles ausentes no se tomaron a mal no haber sido incluidos en la canción. En todo caso, no le dieron importancia al asunto.  “No me importaba no estar en el disco, porque no era asunto mío… Si hubiera sido ‘The Ballad of John, George and Yoko’, habría estado en él”, supo decir George Harrison. 

   Cristo, tú sabes que no es fácil, 
tú sabes lo difícil que puede ser, 
del modo en que van las cosas… 
me van a crucificar. 

Por su parte, Ringo dijo sobre el asunto: “The Ballad Of John & Yoko sólo tenía Paul de los otros Beatles en ella, pero está bien. En ‘¿Why Don’t We Do It In The Road? éramos Paul y yo y salió como una canción Beatle también. No tuvimos ningún problema con eso. Hay una buena batería en The Ballad Of John & Yoko”.   

“Paul sabía que la gente estaba siendo desagradable con John, y él sólo quería hacerlo bien por él. Paul tiene un lado muy fraternal”.

Yoko Ono

Con “Old Brown Shoe”, de George Harrison, en el lado B, el single se publicó en el Reino Unido el 30 de mayo de 1969, mientras Lennon y Ono estaban realizando el segundo “Bed-in for Peace” en el Hotel Queen Elizabeth de Montreal. El primero había sido a fines de marzo, en Amsterdam, tal como cuenta la letra de la canción. El lanzamiento en Estados Unidos fue el 4 de junio. 

 Tomamos el primer avión hacia Londres, 
con cincuenta bellotas metidas en una bolsa, 
el periodista me dijo… ‘les deseo lo mejor, 
es bueno tenerlos a ambos nuevamente de regreso’.

La colaboración entre Lennon y McCartney tomó a todos por sorpresa, pues nadie esperaba nuevas colaboraciones de ambos músicos. Ni siquiera era posible imaginar un nuevo disco de Los Beatles, sobre todo después del desastre que resultó ser la producción de Let it Be, ocurrida a lo largo de todo 1968.   

Cristo, tú sabes que no es fácil, 
tú sabes lo difícil que puede ser, 
del modo en que van las cosas… 
me van a crucificar. 

Pero no sólo sucedió lo impensado, que John y Paul volvieran a trabajar juntos en una canción y fueran felices haciéndolo, sino que efectivamente habría un nuevo disco de Los Beatles: “Abbey Road”. Grabado entre febrero y agosto de 1969 fue, como dice la canción que cierra el disco, el final.  

Pero volvamos la balada. Dice algo interesante George Martin, el productor de esta y de todas las canciones de Los Beatles, porque no solo habla de John y Paul, también menciona a Yoko que efectivamente estuvo aquel día en la grabación. “Disfruté trabajando con John y Yoko en ‘The Ballad Of John And Yoko. Eran ellos dos solos con Paul. Si lo piensas bien, fue el comienzo de su propio sello discográfico y de su propia forma de grabar. No era un tema de los Beatles. Era una especie de extremo delgado de la cuña, en lo que a ellos (John y Yoko) respecta. John ya había dejado mentalmente el grupo de todos modos, y creo que eso fue sólo el comienzo de todo “.   

Porque, al fin y al cabo, quizás aquello haya sido como escribió Mark Hertsgaard, periodista del New Yorker, único escritor que se sabe que ha escuchado las cintas junto a Lewisohn. Hertsgaard escribió que Lewisohn había vuelto a entusiasmarse con la camaradería y el “parentesco musical” de Lennon y McCartney, pero él mismo detectó “una cualidad forzada y educada en sus bromas, y nada de la entusiasta electricidad que se oía en las primeras sesiones de los Beatles… Se están desmoronando y lo saben. Se están separando, y lo saben”. 


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