Cómo es y cuánto sale estudiar en Gordonstoun, el colegio escocés donde se formaron el rey Carlos III y Luca Prodan

Gordonstoun es uno de los centros privados más famosos del Reino Unido. En sus patios coincidieron, en los años 60, el futuro rey de Inglaterra y el futuro líder de Sumo.

La escuela tiene rocódromo, campo de golf y también cursos de gaita. Pero si Gordonstoun es uno de los centros privados más famosos del Reino Unido es porque Carlos III pasó allí su adolescencia. 

Difícil estar más aislado que en este internado cercano al Mar del Norte, en Escocia. 

A Gordonstoun, que se encuentra cerca de un pueblo llamado Elgin, en el norte de Escocia, se llega dejando atrás estrechas carreteras rurales. 

El centro tiene una superficie de 90 hectáreas, el equivalente a 200 campos de fútbol y en él cursan estudios unos 500 niños y adolescentes, de unas cuarenta nacionalidades. 

Amelia Lee, una estudiante de Hong Kong, de 17 años, duerme en la antigua habitación de Carlos III. «Cuando pienso en ello, me perece bastante surrealista», dice Amelia Lee. 

El escritorio del entonces príncipe sigue en el mismo sitio. «No lo uso. Guardo mis bocadillos allí», confiesa Amelia Lee, que pudo instalarse en esta habitación después de ser elegida capitana por sus compañeros, tal como lo había sido Carlos en su época. 

El rey pasó su adolescencia en Gordonstoun, de los 13 a los 18 años, entre 1962 y 1967. Hasta entonces, los futuros monarcas británicos recibían su educación de un tutor. 

Carlos y Luca Prodan, antes de la corona y de Sumo

«Lo trataron como a cualquier otro estudiante», dice la directora de Gordonstoun, Lisa Kerr. 

Y vaya que así fue porque, dicen, un tal Luca Prodan, alumno de origen italiano cuatro años menor que él, le pegó una piña harto de que lo maltrataran por no ser inglés. A él y a su compañero y amigo escocés Timmy McKern. La anécdota del patio escolar la contó el propio Luca en una entrevista cuando, ya instalado en Argentina, pateaba el tablero del rock argentino con Sumo. 

En 1962, con apenas nueve años, Prodan fue enviado a Gordonstoun School. Allí, hizo amistad con Timmy McKern, quien sería su amigo hasta la muerte. En 1970, Luca escapó. Tenía 17 años, excelentes notas y estaba muy cerca de finalizar sus estudios. Mientras su familia requería su búsqueda a la Interpol, Prodan recorría Europa de regreso a Roma, donde fue hallado por su madre en el mismo momento en el que había sido detenido por la policía.  

Fue en 1979, Luca terminó viajando a la Argentina invitado por aquel compañero de claustro escocés, que se había instalado en las sierras cordobesas. El resto es historia. 

Educación «amplia y exigente» 

Pero volvamos a Gordonstoun y Carlos III. A finales de mayo pasado, el rey aceptó el titulo honorífico de padrino de la escuela. Sin embargo, desde hace tiempo se dice que Carlos odiaba Gordonstoun, una tesis de la que se hace eco la serie The Crown, de Netflix. 

Según estos rumores, Carlos habría comparado la escuela con un campo alemán de prisioneros de la Segunda Guerra Mundial. 

Sus días comenzaban haciendo ‘footing’, para tomar a continuación una ducha caliente, seguida de otra fría. 

En la actualidad, como en la época de Carlos, Gordonstoun ofrece una educación «muy amplia y exigente», afirma Lisa Kerr. 

«No crecemos cuando las cosas son fáciles, crecemos con los desafíos», se lee en una pared, animando al esfuerzo. 

La escuela fue fundada en 1934 por un educador judío alemán, Kurt Hahn, que había huido de los nazis. Entre los primeros estudiantes se encontraba el príncipe Felipe, entonces miembro de la familia real griega, que después sería el marido de la reina Isabel II y duque de Edimburgo. 

Isabel II y Felipe de Edimburgo enviaron allí a estudiar a sus tres hijos varones, primero Carlos y después Andrés y Eduardo. 

Otras familias reales eligen también esta escuela, informa Gordonstoun, sin revelar nombres. 

El actor Sean Connery y el cantante David Bowie enviaron también allí a sus hijos. Y los creadores del personaje de ficción Lara Croft imaginaron que la aventurera se había educado en esta escuela, que abrió sus puertas a las niñas en 1972. 

Entre clases, los estudiantes deambulan por el enorme campus en pequeños grupos con sus uniformes, azul cielo arriba y gris oscuro abajo. En la actualidad, el alumnado está repartido casi a partes iguales entre escoceses, estudiantes del resto del Reino Unido y extranjeros. 

65.000 dólares al año  

Los padres pagan unos 65.000 dólares al año por cada alumno de educación secundaria, aunque algunos tienen beca. 

A ese precio, la gama de actividades es infinita, con cricket, natación, tenis, hockey sobre hierba, vela y muchos otros deportes. 

Aquellos que estén más interesados en la música tienen para elegir, con clases privadas de gaita, piano, trompeta y otros instrumentos. 

En Gordonstoun, «el objetivo no es sólo aprobar los exámenes (…) sino convertirse en una mejor persona», explica Lisa Kerr. 

Una adolescente canta delante de sus compañeros de clase en el escenario donde Carlos, en su época, interpretó Macbeth, de Shakespeare, ante su madre, la reina Isabel II, que se encontraba entre el público. 

Amelia Lee forma parte del servicio de guardacostas y entrena como otros estudiantes con los socorristas locales, en los acantilados del Mar del Norte. 

«Con lluvia y frío, aprendes a afrontar situaciones difíciles», dice esta estudiante de secundaria, antes de marchar a prepararse para la ceremonia de graduación. Después de 4 años en Gordonstoun, ha llegado el momento de regresar a Hong Kong. 


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