“Babel, una vecindad al revés» pero no tanto en Neuquén

La obra, adaptada y dirigida por el dramaturgo neuquino, Santiago Salaburu, explora las miserias humanas desde la mano del poder de lo bufonesco.

Por Redacción

Una obra del dramturgo y director, Santiago Salaburu. (FOTOS: Gentileza)

“Babel, vecindario al revés”, una crónica bufa de una tragedia vecinal. La historia transcurre en un edificio donde, entre departamento y departamento, van sucediendo situaciones del grotesco más extremo, pero que el espectador les encontrará un realismo estremecedor.

La obra fue adaptada por el director Santiago Salaburu, a partir del original de la dramaturga croata, Nina Mitrovic,“Vecindario al revés”. Se están ultimando detalles para su estreno en los próximos días, pero luego de dos años de investigación, producción y ensayos, solo habrá que esperar un poquito más.

“Con la obra pretendemos contar el estado deformado en el que vivimos actualmente. La crueldad, el individualismo, la falta de empatía, la ruptura de lazos afectivos. Esa monstruosidad es simbólica, pero al mismo tiempo es también un poco de todo lo que somos todos, aunque aparentemos otra cosas. Los personas de Babel tratan de sacar provecho de todo lo que tienen a su alrededor. Yno puedo contar mucho más”, detalló el director de la pieza de dramaturgia.

Lo particular de la obra es que lo cuenta desde lo “bufa”, son cuerpos deformados, máscaras de tres cuarto de cobertura del rostro, lo que permite que los actores y las actrices le den mayor potencia a la teatralidad, puesta en escena y al drama de la historia. “Es como cuando te pones la máscara y no te reconoces ante el espejo. Ahí tomás distancia y te permite trabajar de otra manera. Es decir, habilitas un juego que de otra manera no lo jugarías”, agregó Salaburu. Las máscaras permiten trabajar mucho el juego escénico.

La teatralidad se complementa por el uso de arnés, poleas porque en cualquier momento algo puede pasar con alguno de los 12 personajes que suben a escena.

Son personajes con mucha potencia dramática. Es un estado bufo que habilita todo lo amoral.
Y así se irán sucediendo las historias entre cada una de las unidades habitacionales. Pero existe un segundo espacio teatral que no será develado hasta que se levante el telón. Allí se terminan de develar todos los interrogantes que puedan plantearse el espectador y a mostrarse las miserias humanas en su máximo esplendor.

Hay una frase que el dramaturgo y director eligió como definir Babel en pocas palabras: “Siete gigantes, siete grandes pecados. Una caída estrepitosa. Dios dio, Dios quitó”.

En la obra actúan Cruz Calatayud, Miguel Dagnino, Leo Elosú, Gabriela Guerra, Martín Mariano, Keila Piflacs y Santiago Veiga. Las máscaras fueron elaboradas por Santiago Salaburu y Adriana Iglesias, las pelucas son una creación de Leandro Stepanchuc y el vestuario es de Yazmin Mery y Flor Arienti. Clave en todo esto es también Toni Rogríguez, un andinista que diseñó el sistema de arneses y cuerdas para seguridad de los actores. Las luces son de Marcos Sandoval , la fotografía de Keila Piflacs y el maquillaje de Élida Nahuelcheo.


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