Adrián Maggi, el folclorista que comparte sus viajes en redes sociales, pasó por el Alto Valle

Adrián Maggi, referente del canto surero en nuestro país, se presentó días atrás en Roca, donde admiradores de varias generaciones se acercaron a escucharlo y a disfrutar de sus letras acompañadas con guitarra. En diálogo con Diario RÍO NEGRO habló sobre su vínculo con la Patagonia y sobre su creciente intercambio en redes sociales, donde difunde entrevistas, costumbres y el talento de más artistas del interior.

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Fue maestro rural por poco tiempo, pero el oficio para el que estudió le quedó prendido al pañuelo, así que por donde anda, sigue repartiendo esas ganas de dejar algo: una reflexión, algo de historia, algo de tradición, un buen verso que de gusto leer, y también de escuchar. Este nacido en San Andrés de Giles, al norte de la provincia de Buenos Aires, lleva 35 años en este desafío de vivir de la música pero encontró una manera de renovar la experiencia.

Adrián Maggi: la aventura de las redes sociales

Como otros tantos, fue el contexto de pandemia el momento en que empezó a compartir contenido, incentivado por su hijo Wenceslao, pero buscando un estilo propio que ahora ya le dio una “función social”, como él mismo lo definió. Atentos en la espera de nuevos capítulos con sus andanzas, ya lo siguen casi 19 mil usuarios y lleva más de 1600 videos en Youtube, material que luego comparte en su página de Facebook y también en Instagram.

La carga empezó, como hacen muchos colegas, mostrando sus canciones: milongas, zambas, chacareras, huellitas, triunfos, tangos y hasta poemas, protagonistas de los 17 discos que lleva grabados. Pero las imágenes de “Mi amigo el mate amargo”, hace cinco años le sirvieron para mostrar algo más, lo que realmente lo nutría: el compartir con su familia, con amigos y grupos, como los veteranos de Malvinas.

Allí se la pudo ver a su propia madre, la modista Elsa Boldu de Maggi, cocinando con la misma sencillez con la que Adrián se crio, figura entrañable de su vida a la que tuvo que despedir por última vez en junio pasado.

Con todo eso a cuestas, siguió subiendo material, filmado con su celular, donde lo importante es el contenido, la persona que lo acompaña. Así Maggi viajó a Roca días atrás, después de su paso por Bahía Blanca y en la previa del Día Mundial del Folclore y del Folclore Argentino, conmemorado este jueves 22.

Aquí lo esperaba Nicolás Quiroga, un joven cantor de milongas de la ciudad, a quien conocía después del paso de ambos por el Festival de Baradero y con quien compartieron escenario en el pub de calle España al 1900. “Hice más de 1000 kilómetros para venir, pero lo hago con tremendo placer, porque es mi vida, no se me hace pesado para nada, yo agarro la ruta y soy feliz”, dijo el compositor.

Con la camioneta o el motorhome cargado, según la ocasión, en cada pueblo se pudo rodear de amistades que fue consolidando y que en esta oportunidad lo esperaban en Villa Regina y Allen. También en Neuquén, aunque no alcanzó el tiempo. Son los que le comparten sus vivencias para ese rol de entrevistador que Maggi viene explorando: él conoce mucho del ambiente, por su origen en familia de tamberos, pero para lo demás, está abierto a escuchar y seguir aprendiendo.

A todos esos los definió como sus “ángeles de la guarda”, que se toman como propia su causa, a la hora de reforzar y cultivar la identidad nacional. En su momento vino solo con su mascota, hoy con su compañera Flavia, y ya tiene “todo el camino diseñado” para organizar dónde van a parar, donde harán noche, dónde irán a tomar mate. “¡Ir a un hotel es muy frío! Pero a la vez implica un compromiso muy grande el honrar todo lo que aportan (…) es una hospitalidad linda, digna del poema de Ricardo Güiraldes”, opinó.

Adrián Maggi: viajar al sur del río Colorado

De esas visitas al sur del río Colorado pudo ir haciendo un perfil de los pobladores y anfitriones, a los que empezó a conocer cuando llegó a Perito Moreno, Santa Cruz, con sólo 20 años. “Hay actitudes que son muy del ‘patagónico’”, dijo, “primero quizás es medio hosco, hasta que te toma algunas pruebas, que una vez que las pasaste, te dice ‘tomá’ y te entrega las llaves de su casa. Acá en Buenos Aires no estamos acostumbrados a eso, quizás por la cercanía con la Capital. En el interior hay gente maravillosa”, reconoció.

Así como ya pudo conversar con ídolos de sectores muy diversos, como Juan María Traverso o Jorge Rojas, la espera en un festival o un almuerzo le permitieron conocer a cantores que hacen a la cultura de las distintas regiones, joyas que hablan de la esencia sureña. Gracias a eso, hoy valora a Rolando Lobos, Marite Berbel, Oscar Benítez, Saul Huenchul, José Remeikis, Marcelo Messina, (Celedonio) “Chele” Díaz, Edgardo Lamfré, Claudio Parra, entre tantos otros. El recitado de Bernardo Martínez y la música de sus hijos Facundo y Fausto, por ejemplo, también lo acompañaron en Allen.

De aquí en más, los nuevos proyectos lo encuentran a Maggi preparando un curso virtual, un libro de poesías y un disco nuevo, mientras sigue con sus viajes y una serie de visitas a distintas escuelas, donde ofrece charlas gratuitas sobre folclore y tradición para la mirada de los más chicos. A su vez, en bibliotecas planea dejar libros, una bandera argentina y plantar un árbol.

Después de haber recibido el premio Consagración nada menos que en Cosquín y en su 60° edición, allá por el 2020, entre otros tantos galardones, cuenta que también superó el tratamiento por un cáncer, así que tiene otra óptica de su carrera. En este sentido, concluyó con una idea: