60 años de «Anochecer de un día agitado», de Los Beatles, el filme que inventó el videoclip

Estrenada el 6 de julio de 1964 y protagonizada por los cuatro músicos, muestra un día en sus vidas en el apogeo de la Beatlemanía. Dirigida por Richard Lester, su estilo y estética influyeron en el modo de hacer cine y de filmar la música.

El 6 de junio de 1964, el viejo cine London Pavillion, en el corazón de Londres, colapsaba ante un hecho histórico: Los Beatles estrenaban “A Hard Day’s Night”, su primera película, con ellos allí presentes. Por ahora, solo diremos del filme que fue el precursor del videoclip tal como lo conocemos. Sí, así de influyente fue. Y más también, como ya veremos.


Le gustó a todo el mundo, incluso a los críticos, quienes de algún modo se sorprendieron de que una peli protagonizada por músicos haya tenido tan buenas actuaciones. De hecho, fue calificada por la revista Time como una de las 100 mejores películas de todos los tiempos.


La película fue un éxito comercial inmediato; con un presupuesto de apenas 500 mil dólares, el filme recaudó recaudó 5,8 millones en seis semanas.



Apenas dos discos, “Please, please me” y “With The Beatles”, ambos editados en 1963, y un puñado de singles le bastaron a Los Beatles para conquistar el reino Unido, primero, y Estados Unidos, después. Pero reducir el derrotero de la banda a lo hecho durante ese año es contar una parte de su historia.
Porque, para entonces, John Lennon, Paul McCartney y George Harrison ya habían protagonizado cinco feroces temporadas en Hamburgo, siendo poco más que adolescentes y alimentados a base de albóndigas, cerveza y anfetaminas para soportar las salvajes noches de rock&roll en la pesada zona portuaria del norte alemán.


Ninguna banda se curtió de tal forma como lo hicieron Los Beatles entre 1960 y 1962, tocando entre marineros y prostitutas. de hecho, Harrison era menor de edad cuando comenzaron aquella aventura germana. Ringo, el mayor de los cuatro, se unió a ellos en la última de las cinco giras, cuando el grupo hecho a Pete Best, su baterista original.


Entrenados como pocos en el arte de tocar y tocar en vivo y con un impulso creativo que rápidamente los diferenció de las demás bandas de su tiempo, Los Beatles necesitaron de tan solo unos cuantos meses de 1963 para cambiar de una vez y para siempre el modo de hacer canciones y el modo en que la industria del espectáculo hizo negocios con esas canciones que darían forma al rock&pop como género y como mercancía.


Tras conquistar el negocio de los discos y dominar las radios y la tevé, dar el paso hacia la pantalla grande era una obviedad en la vida de Los Beatles. Pero antes, era necesario dar un gran paso previo. Dueños absolutos de la escena británica, el siete de febrero de 1964 la banda se embarcó a la conquista de los Estados Unidos. Del otro lado del Atlántico, en el aeropuerto JFK de Nuevas York los esperaban unos cinco mil fans.


Tras presentarse en The Ed Sullivan Show ante una audiencia de 74 millones de espectadores, John, Paul, George y Ringo, pero sobre todo su hábil mánager Brian Epstein, sabían que lo próximo debía ser una película. Y esa película iba a ser “A Hard Day’s Night”.

Anochecer de un día agitado, la banda sonora


Grabado en Studios Pathé Marconi, de París, Francia, el 29 de enero de 1964; y en EMI Studios, de Londres, Reino Unid, entre el 25 de febrero y el 2 de junio y editada el 10 de julio, la banda sonora homónima se convirtió en el tercer disco de Los Beatles, el primero hecho íntegramente de canciones propias. Alcanzó la posición uno y desbancó al anterior LP del grupo, With The Beatles, y permaneciendo en ese puesto durante veintiún semanas de las treinta y ocho que se mantuvo en lista.


En “A Hard Day’s Night” fue preponderante la autoría de Lennon en la composición de los temas, siendo el responsable de la mayoría de las trece canciones que se presentaron en este disco, algo poco habitual en la discografía de la banda.


El Lado A contenía las canciones que aparecían en la película: el tema homónimo, I Should Have Known Better, If I Fell, I’m Happy Just to Dance with You, And I Love Her, Tell Me Why y Can´t Buy Me Love.
El lado B incluía temas que fueron grabados para la película, pero que finalmente no se llegaron a usar en ella; aunque una edición del filme en los años 80 incluía un prólogo antes de los títulos de crédito, en el que sonaba el tema “I’ll Cry Instead”. Los temas del Lado B fueron Any Time At All, Things We Said Today, When I Get Home, You Can’t Do That y el mencionado I’ll Cry Instead.

Afuera del cine London Pavillion, la noche de la premier mundial.


El álbum incluía los temas «Can’t Buy Me Love» y «You Can’t Do That», aparecidos previamente en formato single el 20 de marzo de 1964. El mismo día en que se había publicado el álbum, también se editó el sencillo A Hard Day’s Night/Things We Said Today.

El factor Lester

Dirigida por Richard Lester y escrita por Alun Owen, el filme que aquí, al igual que su banda sonora, se conoció como Anochecer de un día agitado”, es una comedia muy británica que muestra de una manera muy natural y genuina un día en la vida de Los Beatles y como ellos, Los Beatles, tratan de no enloquecer en el intento. A la vuelta de su primera gira estadounidense, Los Beatles se concentraron en el proyecto cinematográfico y en las canciones que funcionarían como su banda sonora.


Cuando el productor de United Artists, Walter Shenson, le preguntó a la banda quién querían que dirigiera su primera película, Paul McCartney no dudó: “La única persona en la que pudimos pensar fue: ‘¿Quién hizo aquella película de Correr, saltar y quedarse quieto? ¿Quién la hizo? Porque era brillante’. Era justo lo que nos gustaba, podíamos identificarnos con el humor de todo corazón”. Ese hombre era Richard Lester.

Paul McCartney, junto a su abuelo en la ficción, interpretado por el actor inglés Wilfrid Brambell.


“Éramos los hijos de The Goon Show”, dirá John Lennon sobre el programa humorístico de tevé que Lester había dirigido a fines de los ‘50. “Éramos la extensión de esa rebelión, en cierto modo”.
Lester empezó a trabajar con los Goons -el equipo de cómicos británicos formado por Peter Sellers, Spike Milligan, Harry Secombe y Michael Bentine- cuando pasaron a la televisión desde su popular programa de radio The Goon Show. Y fue la asociación de Lester con los Goons lo que lo acercó a Los Beatles: lo contrataron porque eran fanáticos de aquel corto de 11 minutos que había hecho con Peter Sellers y Spike Milligan, al que se refería McCartney.

Las claves del éxito

Tan influyente como Lester en el éxito de la película fue el trabajo de Alun Owen. Su guion fue tan bueno que fue nominado al Oscar. “Alun captó muchas pequeñas cosas sobre nosotros”, dijo McCartney en Anthology. “Pequeños chistes, el sarcasmo, el humor, el ingenio de John, los modales lacónicos de Ringo, cada una de nuestras diferentes maneras. La película logra capturar bastante bien a nuestros personajes, porque Alun tuvo cuidado de intentar poner en nuestras bocas sólo palabras que podrían habernos oído hablar”.


A pesar de todo el talento involucrado en el equipo A Hard Day’s Night triunfó gracias a los propios Beatles porque, lo que parece una obviedad ¡se trata de Los Beatles, ¡qué puede fallar!, no lo es tanto y sí, aunque se tratara de Los Beatles, podía fallar y mucho.


Lester sólo tuvo cuatro meses para rodar, editar y presentar la película antes de su estreno real en el London Pavilion, el 6 de julio de 1964.



Aunque no eran actores se desenvolvieron con toda naturalidad en pantalla, en parte porque se trataba de una comedia, algo que al menos para George Harrison, era propio de un nativo de Liverpool.
“Todo el mundo en Liverpool cree que es un comediante”, explicó el guitarrista. “Simplemente conduzca por el túnel Mersey y el tipo en el peaje será un comediante. Hemos tenido eso nacido y criado en nosotros. En nuestro caso el humor se hizo más fuerte porque éramos cuatro rebotando unos contra otros. Si uno se agotaba, alguien más ya estaba ahí con otra broma fabulosa”.


Es cierto que había en los cuatro beatles una condición natural para la comedia, pero no menos cierto es que todo resultó mejor en manos de Lester y de Owen. Podríamos decir que, así como George Martin elevo el genio musical del grupo, Richard Lester hizo lo propio con la actuación. Por más humor liverpuliano que trajeran desde la cuna, de nada iba a servirles en manos del director equivocado.


La secuencia final del concierto se filmó ante un público de 350 fans que gritaban, entre ellos un Phil Collins de 13 años, en el teatro Scala de Londres.


Una de las decisiones de Lester que influyó en las cualidades del filme fue utilizar una técnica de rodaje multicámara en gran parte de la película, con hasta seis cámaras para las actuaciones musicales. En este caso lo novedoso no era la técnica sino el uso que se hizo de ella: Lester dio libertada varios de sus camarógrafos para que salieran con objetivos zoom y captaran ángulos aleatorios durante las actuaciones. El resultado fue que toda la idea de una actuación musical en pantalla se abrió y se hizo más cinematográfica. A partir de entonces, se convirtió en la forma establecida de filmar conciertos.

Otra característica fue la decisión de Lester de tomar aspectos de la estética de la pro entonces incipiente Nouvelle Vague, la Nueva Ola francesa y su estilo desestructurado y descontracturado: los saltos, las direcciones directas a la cámara y los fragmentos aleatorios de humor absurdo. Como resultado inevitable al tratarse de una película tan masiva como fue A Hard Day’s Night, gran parte de la experimentación estilística del cine estadounidense y británico de los años 60 y 70 se remonta a la primera película de Lester sobre los Beatles.


Al año siguiente, Lester dirigió “Help”, la segunda película de Los Beatles, pero ya no fue lo mismo. Cuando se estrenó, hace exactamente sesenta años, A Hard Day’s Night, no se parecía a ninguna otra película de música pop anterior. El debut cinematográfico de Los Beatles era un decálogo de novedades técnicas en sí mismo: combinaba un buen guion, un buen trabajo de dirección, creatividad, audacia y cuatro músicos en estado de gracia, incluso como actores: A Hard Day’s Night mostró la Beatlemanía de un modo nunca visto. Pero 1965 traerá novedades. ¿Pistas? Bob Dylan y marihuana.


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